Esperando un milagro migratorio

WASHINGTON.— Ni la indiferencia del Capitolio, ni la amenaza de una intensa tormenta dos días antes del Día de Acción de Gracias en Estados Unidos han conseguido vencer la voluntad de quienes ayer iniciaron su tercera semana de ayuno en demanda de una reforma migratoria.
Lo que es más, los líderes de una coalición que agrupa a organizaciones religiosas, humanitarias y civiles confirmaron que no sólo no se han dado por vencidos, sino que buscarán ampliar su campaña para conseguir que, al menos, un millón de personas se sumen a un ayuno masivo entre el 1 y el 3 de diciembre para demandar un voto en el Congreso a favor de una reforma migratoria. “Cinco de nosotros iniciamos un ayuno permanente frente al Capitolio. Desde hace dos semanas, se nos han sumado 103 con ayunos (intermitentes) y varios miles han comenzado a solidarizarse en Estados Unidos”, aseguró Eliseo Medina, ex líder del Sindicato Internacional de Empleados de Servicios (SEIU).
“Ahora pedimos al pueblo estadounidense que se sume al ayuno entre el 1 y el 3 de diciembre para alzar nuestras voces y crear una poderosa fuerza moral que obligue al líder de la mayoría republicana, John Boener, a someter el proyecto de reforma a votación”, añadió.
A Medina, histórico líder del movimiento de los derechos civiles en Estados Unidos, la piel de su rostro se le pega al esqueleto. Las orejas parecen haber ganado terreno a unas mejillas cada vez más chupadas. Desde el inicio del ayuno frente al Capitolio, asegura, su cuerpo ha perdido casi 10 kilos. Desde que inició el ayuno, se ha aferrado más a su fe católica, y ni la amenaza de una tormenta monstruo que se acerca a la costa este de Estados Unidos lo amedrenta. Pasa largas horas rezando en una iglesia cercana, tratando de ahorrar energía, a la espera de un milagro que aún cree posible.
“Muchos dicen que esperamos un milagro y (se preguntan si acaso) es posible que éste se lleve a cabo. En mi vida, yo he visto que el cambio no solamente es posible, sino inevitable cuando un pueblo se une y lucha por la justicia”, dijo el veterano líder sindical que marchó al lado de César Chávez.
Al lado de Medina, el reverendo Tony Suarez, de una coalición de iglesias evangélicas que congregan a una feligresía de más de 14 millones, confirmó que en los próximos días redoblarán esfuerzos para conseguir que al menos un millón de personas se sumen a la causa: “Creemos que entre los 14 millones de fieles que tenemos seremos capaces de conseguir al menos un millón de seguidores de este ayuno”, afirmó desde una de las carpas instaladas aquí.
“No perdemos la fe. A esta carpa han venido desde el vicepresidente Joe Biden, congresistas demócratas y republicanos que saben que no es posible mantener el statu quo con más de 11 millones de personas en las sombras”, aseguró por su parte Christian Avila, un inmigrante de origen mexicano que decidió sumarse al grupo de ayuno permanente desde el estado de Arizona.
También en la carpa estaba Adolfo López, un inmigrante con familiares en el estado mexicano de San Luis Potosí, que hace 6 días decidió sumarse al grupo de quienes realizan un ayuno permanente. “Tengo muchos familiares que llegaron como inmigrantes y llevan una vida muy difícil. Y he visto lo mucho que sufren por culpa de un sistema que está roto”, aseguró.
Sobre la tormenta monstruo que desde ya ha obligado a cientos de aeropuertos a cancelar vuelos hacia la costa este, una de las organizadoras del ayuno explicó: “Confiamos en que la carpa, que es muy resistente, soporte el embate de la tormenta. Porque los líderes que están al frente de este movimientos, esos están hechos a prueba de tormentas”. Sin embargo, reconoció que la amenaza de tormenta les ha obligado a plantear la posibilidad de buscar un refugio temporal en un templo o un edificio a sólo unos cuantos metros del campamento que hoy es todo un símbolo a la resistencia de un movimiento que sigue a la espera de un milagro.
El Universal, 27 de noviembre.

0 Responses to "Esperando un milagro migratorio"