“Reforma energética exitosa; por sí sola relanzará al TLCAN”

—A 20 años, ¿cuál fue el principal beneficio de México con la entrada del TLCAN?

—El principal beneficio fue para los consumidores. Hoy en día los precios son más bajos, la calidad de los productos son mejores y hay más variedad de productos y servicios en el mercado, gracias a esa apertura.

En tanto, las empresas se han beneficiado porque tienen acceso a insumos más económicos, de calidad y eso les ha permitido expandir su presencia en los mercados internacionales.

—¿Se logró aprovechar este acuerdo?

—El incremento del comercio y la inversión que se tuvo con el Tratado ha sido mayor de lo que se esperaba; sin embargo, en estos 20 años no hemos modernizado suficientemente la estructura jurídica y económica para potenciar los beneficios del Tratado aún más.

—De los firmantes, ¿quién ha sido el más beneficiado?

—Sin duda México, porque nos ha dado certidumbre a los operadores. Quizá no hemos sabido conseguir un estado de derecho en muchas actividades, pero en el caso de las exportaciones lo hay y eso ha permitido que se florezca la actividad exportadora.

También nos ha ayudado al proceso de modernización en una parte de la economía mexicana, con empresas exitosas exportadoras, del sector agrícola, industrial y de alta tecnología.

—¿Es necesario renovar el TLCAN?

—Sería bueno complementarlo, no tanto renovarlo. Por ejemplo con un acuerdo en materia de educación, México tiene un enorme potencial de intercambio educativo y aprovechar el sistema de los tres países.

También un intercambio en materia de alta tecnología, y tener un centro de investigación básica de alto prestigio.

Se tendría que avanzar en materia de transporte, no sólo terrestre sino aéreo y marítimo, porque en la medida que tangamos excelencia logística podremos beneficiarnos más del Tratado.

Y hay que darse cuenta que si hace 20 años firmamos un tratado para incrementar el comercio entre Canadá, Estados Unidos y México, ahora lo que tenemos que hacer es tener un marco institucional que nos permita que México sea la plataforma de exportación de América del Norte al mundo en general y a Asia en particular.

América del Norte se está reindustrializando y este proceso es la gran oportunidad de México para industrializar al país.

—¿Vendrían de la mano con otros acuerdos como el Transpacífico (TPP)?

—El TPP manda la señal de que México está dispuesto a tener una agenda ofensiva en Asía, de que nos interesan esos paises como mercados, y que haya altas disciplinas en comercio internacional. Es un cambio que muestra la confianza que tiene el país de su propia competitividad.

—¿México está listo para ser la plataforma logística de la que hablaba?

—Si hacemos tres cosas: una, es la excelencia logística, porque si no estamos bien conectados no podremos participar. Dos, es mejorar la productividad a través de la educación y capacitación; y tres, necesitamos dejar de hablar de un sector energético para hablar de un mercado de energía.

En la medida en que tengamos un mercado de energía competitivo e integrado al mercado de energía al mercado de América del Norte el desarrollo industrial mexicano será imparable.

—Si se da la reforma energética, ¿habría que hacer modificaciones al TLCAN?

—No necesariamente, pero una reforma energética ambiciosa va a tener como resultado la integración de México al mercado de todo América del Norte en energía; es decir, gas, electricidad, petróleo, productos refinados, entre otros.

Si la reforma que propuso el Presidente pasa sin cambios, las restricciones que hay actualmente para la importación y exportación de productos energéticos quedarían eliminados.

México se reservó aspectos del sector energético y los puede modificar a través de la legislación sin necesidad de hacerlo de manera trilateral.

—Con las modificaciones que recomienda al TLCAN, ¿cuál sería el beneficio económico?

—En los últimos 20 años más del 50 por ciento del crecimiento mexicano viene de las exportaciones y el TLC es parte importante de esa actividad.

Hoy en día tenemos 12.5 por ciento del mercado de Estados Unidos, hace 20 años era el 5 por ciento. Si hacemos la reformas energéticas y potenciamos la logística exitosamente, México puede llegar a tener en los próximos cinco años el 15 por ciento del mercado la Unión Americana.

China tiene hoy día el 17, Alemania tiene el 5 por ciento, es decir, seríamos tres veces esa proporción alemana y más grandes que Canadá (que ahora tienen 15 por ciento de participación, considerando el petróleo, pues es su principal proveedor).

Para alcanzar esa meta se deben desplazar a los principales competidores, Canadá, Alemania, China, Corea, Japón países de ese nivel de competitividad.

—¿Cuál sería el reto en exportaciones?

—El reto es incorporar valor agregado nacional por unidad exportada. Por ejemplo, el plástico que se utiliza para equipo de computo, que es una resina, viene del etileno, éste a su vez del gas natural y en México no se había construido un cracker para producir etileno desde hace 40 años. Ya se construyen dos, uno de ellos en Coatzacoalcos, Veracruz, lo que permitirá que el plástico sea mexicano.

Y si tenemos una reforma energética exitosa, el plástico, el acero, vidrio y sus derivados, serán mexicanos y son componentes importantes en la industria.

La mejor manera de incorporar valor agregado nacional a la exportación es a través de una reforma exitosa.

Lindsay Esquivel, La Crónica, 25 de noviembre.

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