Entran a Los Pinos, salen sin solución

La CNTE embiste otra vez a la ciudad. Como les dejaron hacer y deshacer, salen otra vez a las calles. En medio del caos de las marchas y las consignas, el sufrido ciudadano.

El punto de partida es el Eje Central, a la altura de Bellas Artes. El enjambre magisterial crece y la vanguardia se concentra frente al museo Franz Mayer.

"¿Están cansados, camaradas?", provoca uno de los cabecillas de la marcha. El grueso del contingente responde con un contundente "¡No!".

El pase de lista abruma: la Costa, el Istmo, la Mixteca, Tuxtepec, la Sierra, Valles Centrales y Cañada. Los contingentes alzan el puño y emprenden la marcha. Un recorrido de unos ocho kilómetros hasta las inmediaciones de Los Pinos, donde pretenden dar santo y seña de la causa que los anima.

El credo de la CNTE asoma en una consigna inequívoca: la "abrogación" de la reforma educativa y sus leyes secundarias.

Han ganado una y otra vez la partida en la ciudad: el Paseo de la Reforma es suyo. Para los activistas de la CNTE son las mentadas de los automovilistas, hartos de tanto bloqueo: "¡Pinches huevones..!".

Los profesores reciben con indiferencia los denuestos de la gente. No importa: ya se hicieron de las calles. No hubo autoridad que les pusiera freno.

De los líderes más visibles del movimiento, el michoacano Juan José Ortega achaca al Gobierno de Peña Nieto la animadversión "del pueblo" hacia la CNTE.

"Vemos con mucha tristeza que al Gobierno no le afecte esta situación. Y, lo peor de todo, es que está creando condiciones de pugna y confrontación entre los maestros y el pueblo", reprocha.

Dirigente de la sección 22, Ortega insinúa una solución que pudiera parecer no muy remota: la elaboración, con diputados, senadores y el Gobierno de una "agenda de trabajo" que abarque tres capítulos irreductibles para la Coordinadora.

A su lado, el dirigente oaxaqueño Rubén Núñez rebate las voces que cuestionan el "financiamiento" de la protesta.

"¡Tenemos nuestra propia estrategia de cómo mantenernos! ¿Cómo? Con los salarios que nos pagan y con la cooperación del pueblo. Le puedo asegurar que atrás del movimiento no hay financiamiento de ningún partido político".

Decenas de policías miran la columna cuando pasa frente al Senado y la Bolsa de Valores.

La Policía del DF cifra en 11 mil los integrantes de la marcha; para el Estado Mayor Presidencial (EMP), el contingente "no rebasa los 8 mil".

Poco antes del Auditorio Nacional, los líderes doblan a la izquierda sobre Chivatito, donde los espera un retén policiaco.

"Que pasen diez, para no regatear", ofrece a los disidentes un elemento del EMP.

Después de un breve jaloneo, doce profesores entran a Los Pinos, cuyo huésped preside a esa hora un acto en Monterrey, Nuevo León.

Unas dos horas después, los del CNTE se quejan de la "cerrazón" del par de funcionarios de Atención Ciudadana que los atendieron. No hay acuerdo. No hay viso de solución.

Reforma, 29 de agosto.

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