Centroamérica vive situación crítica por el narco: ONU

Lejos de los conflictos armados que la asolaron en las décadas de los 70 y 80, Centroamérica enfrenta un nuevo embate de violencia y confrontación, ahora proveniente de las poderosas mafias del narcotráfico que ven a los países de la región como una plataforma para el envío de cocaína que llega principalmente de Colombia y Perú y que tienen como destino final el mercado de consumo de Estados Unidos vía México.

Esta nueva geografía de distribución, que tiene como su punto de mayor escala a Guatemala, está prácticamente bajo el control del grupo de Los Zetas, organización que en los últimos meses ha conquistado la mayoría de las rutas que conectan la región con Estados Unidos, además de hacerse del mercado de las anfetaminas que llegan de la India y de Bangladesh.

No sólo el gobierno de Washington ha registrado esta nueva sede del narcotráfico, también la Junta Internacional de Fiscalización de Estupefacientes (JIFE), subsidiaria de la Organización de las Naciones Unidas, que proporciona asistencia y capacitación a jueces y ministerios públicos, y que sugiere la orientación de recursos para mejorar el sistema judicial, de salud y hasta aduanal de los países de la región.

Ante la gravedad de la situación que se vive en el istmo centroamericano, la JIFE envió una misión de especialistas a Guatemala para documentar este nuevo fenómeno criminal.

El embajador mexicano, Jorge Montaño, cabeza de este grupo de expertos que trazó un documento que habrá de presentarse de manera formal en marzo, hace notar cómo Centroamérica está entrando en una fase “extraordinariamente crítica” y de extrema vulnerabilidad frente a las organizaciones del narco, principalmente de Los Zetas.

“México tiene que asumir un papel como el que tuvo en Centroamérica con los mecanismos de paz en los 90. Esto es importante ahora, porque la región puede entrar en un nuevo estado fuera de control si no tiene una asistencia y un apoyo decisivo de México y de Estados Unidos”, explicó Montaño.

Estados fallidos

Incluso, adelantó que en el informe 2011 del Banco Mundial —en febrero— se incluyen apoyos especiales a los países de Centroamérica por estar en camino de ser considerados “Estados fallidos”, porque el control que tienen sobre sus territorios es “muy limitado”.

Informes elaborados por el Departamento de Estado, la JIFE y la organización Stratfor (Global Intelligence) de Estados Unidos, hablan sobre la ubicación estratégica de la región, que se encuentra “encajonada” entre los grandes productores en Sudamérica (Colombia y Perú, entre otros) y el gran mercado que es Estados Unidos, sin obviar a México como país de paso y ahora de consumo de drogas.

Pero Los Zetas, y así lo hace notar Montaño, no sólo están haciendo negocio con la cocaína, sino que ahora ya se apoderaron también del mercado de las anfetaminas provenientes de la India y de Bangladesh, y que llegan a Guatemala y Belice.

“Es lamentable que Estados Unidos vea al sur de su frontera (México y Centroamérica) como una zona perdida. Entonces, ahora la pregunta es: ¿qué están haciendo en Afganistán cuando la casa se les está quemando de ese lado?”, advirtió el diplomático.

Afirma que nadie, mucho menos el gobierno de Estados Unidos, se ha percatado que Centroamérica está entrando en una fase “extraordinariamente crítica” ante el embate de las organizaciones del narcotráfico, que ya vulnera la paz y la seguridad de esos países.

De acuerdo con la JIFE, en Estados Unidos hay por lo menos 5.3 millones de consumidores de cocaína y sus derivados, que hacen de ese país el principal centro de atracción de la droga.

Según el Departamento de Estado, los embarques llegan de Colombia por aire y mar, vías que se han consolidado en los últimos años por ser más efectivas y con menos riesgos. Las autoridades estadounidenses calculan que en 2010, entre 250 y 300 toneladas de cocaína pasaron por Guatemala en ruta hacia Estados Unidos y que gran parte de los cargamentos que llegan a ese país, lo hicieron por rutas controladas por Los Zetas.

Asegura que la lucha contra las drogas en México ha forzado a los poderosos cárteles del narcotráfico a cambiar sus rutas hacia Centroamérica, creando corredores directos hacia el territorio estadounidense.

El informe del Departamento de Estado calcula que más de 40% de la cocaína que llega a Estados Unidos desde Sudamérica pasa por los países del istmo centroamericano.

Un mapa elaborado por la agencia Stratfor revela que la gran mayoría de los cargamentos de cocaína se mueve por tres rutas: la primera desde Colombia y llega por aire a El Salvador, Honduras y Guatemala, de donde es introducida a México por tierra vía Chiapas, Oaxaca y Guerrero.

La segunda por el Pacífico y llega a Acapulco, Guerrero, y al puerto de Lázaro Cárdenas, Michoacán, desde donde la droga se reenvía a Puerto Vallarta, Mazatlán y Culiacán. La tercera es por el golfo de México y el Caribe procedente de Colombia, Venezuela y Brasil. Llega a Veracruz y a Cancún. De este centro turístico se reenvía a Tampico y Reynosa, en Tamaulipas.

El Departamento de Estado afirma que Venezuela se ha transformado en la ruta preferida por el narcotráfico para enviar drogas desde Colombia, con destino intermedio en los países de la región de Centroamérica.

Sobre el ingreso de esta droga a Estados Unidos, la Junta Internacional de Fiscalización de Estupefacientes señala que de la cocaína detectadas en ese país, 90% se transportó a través del corredor mexicano y centroamericano, utilizando principalmente la ruta del Pacífico oriental y que proviene primordialmente de Colombia.

Ante la evidencia de que Guatemala se ha convertido en el principal centro de redistribución de cocaína que llega de Colombia con destino a México y Estados Unidos, la JIFE envió una misión a ese país para evaluar el tamaño del problema que enfrentan. A pesar de que Estados Unidos es el principal destino de esta droga, David Johnson, secretario de Estado Adjunto para Asuntos Policiales y Narcóticos Internacionales del gobierno de Washington, sostiene que el mercado de mayor crecimiento para la cocaína ya no lo es su país, sino Europa.

Sin embargo, el JIFE asegura en su más reciente informe que Estados Unidos continúa siendo el primer país consumidor de cocaína en el mundo y el principal productor de mariguana, incluyendo las variedades transgénica, conocida como súpermariguana, y sintética, conocida como K2.

La JIFE, que monitorea cada año el comportamiento de la lucha antidrogas a nivel internacional, calcula que por lo menos 2.1% de los estadounidenses son consumidores de cocaína y sus derivados, como el crack o piedra.

Ante el nuevo protagonismo de Centroamérica en la fórmula del narcotráfico, el gobierno de Estados Unidos, en el marco de la Iniciativa Mérida, destinó a los países de la región de Centroamérica alrededor de 110 millones de dólares sólo en 2009.

“Apoyamos la paz en Centroamérica y lo hemos seguido haciendo en una situación tan dramática y dura como la están viviendo. La región está encajonada entre Colombia y Perú como grandes productores de cocaína, por un lado, y por otro, México y Estados Unidos”, explicó Montaño.

Sostiene que es importante no perder de vista a Costa Rica, donde el narcotráfico mexicano también ha sentado sus reales.

Ante esta situación, explicó, en julio pasado la presidente Laura Chinchilla pidió el respaldo del Congreso de su país para permitir el acceso de militares estadounidenses a fin de encarar el problema del narcotráfico. Solamente en 2010 llegaron al menos 9 mil soldados estadounidenses.

“El problema está en toda la región y es algo que no se quiere reconocer y no es sólo un problema de México o Centroamérica, también de Estados Unidos”, explicó Montaño.
José Luis Ruiz, El Universal, 5 de enero.

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