'Por mis hijos, si no, ni me arriesgaba'

CHAHUITES, Oax.- Una noche en Tecún Umán, la parada anterior para cruzar a México, Luis soñó que lo secuestraban y le rajaban la cabeza con un machete. Despertó en un grito, sudoroso. Agarró su pantalón, se vistió, salió del hotelito y corrió a buscar una caseta de teléfono.

-"Estoy bien Jeny, I´m fine and I love you", dijo llorando a su somnolienta hija de 3 años.

Eso tiene tres meses, cuando Luis inició su intento por cruzar México para volver a Estados Unidos, donde había vivido desde los 6 años y donde dejó a su mamá y sus tres hijos, Andrew, Jeny y Luis.

Hace tres días que viste la misma playera rasgada del hombro. Se le nota diferente a un grupo de migrantes que viajan con pantalones resistentes y ropa a la moda. Se parece más a otros que andan con ropa y zapatos desgastados, con las mochilas en su espalda.

Para Luis, el sueño americano es regresar a Estados Unidos y compartir la vida con sus hijos. Quizá después una casa, pero no es su prioridad.

"Quiero que vivan conmigo, ese es mi sueño americano. Voy para estar con mis hijos, crecer con ellos".

La sonrisa le crece más cuando habla de ellos. Dice que es herencia de su padre, aunque no lo puede confirmar, no lo conoció. Cuando cumplió seis años, su madre lo llevó a Estados Unidos donde vivió hasta hace 5 meses que fue deportado.

Luis quiere estar de nuevo con sus hijos, no quiere que sufran lo que él cuando niño.

"Yo no quiero que ellos sientan la amargura que yo sentí de crecer sin un padre por eso mi destino es llegar allá para comprarle sus zapatitos, su ropita, sus juguetes, porque ya de grande ya no necesitan de uno, de chiquitos sí".

Luis se chivea cuando se reconoce como un guerrero, él, apenas un albañil.

"Las ganas y los ánimos son mis hijos, si no, no me arriesgara, me quedaría aquí en el camino, trabajando por una miseria en México o en El Salvador, viviendo sólo para mi, sobreviviendo", insiste.

Ansiaba llegar antes de Navidad, pero en seis ocasiones el destino o "algo", ha intentado derrotarlo.

A veces la desesperanza le gana, como aquella noche en Tecún Umán, donde dormía con otros migrantes, cuando soñó lo decapitaban o cuando escuchó la noticia de los 72 migrantes asesinados en San Fernando, que le dolieron como propios.

"Vamos a llegar,para eso Dios me dio pies, para correr. Vamos a correr cuando tengamos que escapar", dice.
Daniela Rea, enviada, Reforma, 9 de enero.

0 Responses to "'Por mis hijos, si no, ni me arriesgaba'"