Ordenan en Cuba cerrar cines privados y detener venta de artículos importados

El gobierno cubano ordenó este sábado el cierre inmediato de los cines privados y advirtió que no permitirá violaciones al ejercicio del trabajo independiente, autorizado en el país hace tres años, cuando comenzó una apertura económica en algunas actividades de particulares. Fijó de plazo el 31 de diciembre para liquidar los negocios de venta privada de artículos importados, los cuales han proliferado en la isla.
“La exhibición cinematográfica (incluye las salas de 3D) y los juegos computacionales cesarán de inmediato en cualquier tipo de actividad por cuenta propia”, se anunció en una nota informativa firmada por el comité ejecutivo del Consejo de Ministros y publicada en el periódico oficial Granma.
“El gran perdedor en este juego comercial va a ser, entonces, el cubano de a pie”, consideró el laureado novelista Leonardo Paduro en un texto divulgado en Internet.
“Económicamente nos afecta bastante. Esto era un alivio para la familia”, expresó Orlando Suárez, dueño del “cine 3D San Rafael”, ubicado en una calle céntrica de la capital.
“¡No puede ser!”, exclamó Sheila Oquendo cuando se enteró de la orden de cerrar los cines 3D. “Es un entretenimiento sano y divertido. Nosotros fuimos la noche del viernes”, comentó la estudiante de secundaria.
El gobierno del presidente Raúl Castro comenzó a mediados de 2010 una reforma del modelo económico, política que se inició con la autorización de 178 categorías de trabajo por cuenta propia, ampliada después a 181, la cual va de elaboradores de alimentos –llamados restaurantes en todos los países y paladares en Cuba– a jardineros, manicuristas, masajistas y taxistas.
Además de aprobar estos pequeños negocios, la nueva política legalizó la compra y venta de autos y viviendas a particulares, así como la autorización a los cubanos para viajar al extranjero sin tener que pedir permiso de salida a las autoridades, como tuvieron que hacer durante décadas.
Muchos cubanos abrieron salas de cine privadas y salas de juegos en las partes traseras de sus cafés, aprovechando las ambigüedades de las reformas económicas recientes y estableciendo un negocio privado no previsto por las autoridades.
Sin embargo, la nota del Granma puntualizó que la exhibición cinematográfica, que incluye las salas de tercera dimensión y juegos computacionales, nunca ha sido autorizada.
Las autoridades ratificaron la prohibición de comercializar –por vendedores ambulantes– artículos importados, como alimentos, ropa, zapatos o artículos de aseo o de uso en el hogar.
Los trabajadores con licencia de “modista o sastre” y de “productor-vendedor de artículos varios de uso en el hogar”, como los llama la ley, se dedicaron a vender artículos que adquirían en la red comercial del país o con personas que los compraban en otras naciones. Sin embargo, de acuerdo con lo estipulado sólo pueden negociar productos elaborados por ellos.
Tras ser informados individualmente de las regulaciones, en particular “la ilegalidad de la comercialización minorista de artículos importados o la reventa de los adquiridos en la red comercial estatal”, se concedió “excepcionalmente” un plazo –hasta el 31 de diciembre– a los trabajadores para liquidar los inventarios, indica la nota publicada en Granma.
La noticia no fue bien recibida por algunos cubanos entrevistados por Ap en las inmediaciones del mecardo El Curita, especie de bazar, donde se venden relojes, cremas, shampoo, lámparas, zapatos y ropa.
Unos 436 mil cubanos pidieron licencia para trabajar de manera independiente en la isla, según datos oficiales publicados en días pasados por dicho periódico.
El Consejo de Ministros indicó que “no se trata, en lo más mínimo, de dar un paso atrás. Todo lo contrario. Seguiremos avanzando decididamente en la actualización del modelo económico cubano”.

La Jornada, 3 de noviembre.

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