El mensaje del monumento

LA HABANA.— En vísperas de que el Partido Acción Nacional (PAN) asumiera en diciembre de 2000 la presidencia de México y acabara con 71 años de gobiernos consecutivos del Partido Revolucionario Institucional (PRI), el entonces presidente de Cuba, Fidel Castro, inauguró en uno de los principales bulevares de La Habana un monumento a Benito Juárez, en el que destaca la máxima histórica del Benemérito de las Américas: “Entre los individuos, como entre las naciones, el respeto al derecho ajeno es la paz”.
El mensaje era evidente porque los temores cubanos se hicieron realidad: Castro sospechaba que el ascenso de Vicente Fox a la presidencia acabaría con una estrecha relación entre México y La Habana, cimentada en el principio de la no injerencia en los asuntos internos, y que el nuevo gobernante mexicano cedería a las presiones de Washington y sería un frecuente crítico de la situación política en la isla.
Con la inauguración del monumento, donado a Cuba por los entonces senadores del PRI que, como Enrique Jackson, acudieron a la ceremonia, Castro pretendía enviar señales pero también alertas.
Si las autoridades mexicanas que asumirían en diciembre de 2000 cumplían con la máxima de Juárez, tal y como pretendía y aspiraba Castro, los nexos quizás dejarían de ser fraternales o calurosos, pero se mantendrían en el rango del respeto de las diferencias políticas entre las dos naciones. De lo contrario—y así sucedió—, sobrevendría el conflicto y emergerían los enfrentamientos.
El Universal, 27 de enero.

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