Inversionistas ven con cautela la energética

Los beneficios de la Reforma Energética dependerán de que los futuros proyectos para la extracción de gas y petróleo en México sean rentables en el mediano plazo, advierte un reporte elaborado por BBVA Reserch. Aun suponiendo que las leyes secundarias sean óptimas y las entidades regulatorias eficientes, todavía hay otras fuentes de incertidumbre que podrían retrasar los frutos que se esperan de la reforma.
Por ejemplo, en opinión de los autores del reporte, la reforma ya va con retraso con respecto a la revolución del esquisto. El auge de la producción en Estados Unidos (EU) ha llevado los precios del gas natural a niveles muy bajos, por lo que varios proyectos de perforación de pozos en el vecino país del norte, aquellos que más se concentran en el gas natural, apenas son rentables y se han reducido los retornos de la inversión con respecto al costo de capital.
Los especialistas se preguntan si los proyectos de perforación de gas de esquisto de México serán tan atractivos para los inversores estadounidenses dado el “boom” de la oferta en EU y el consiguiente descenso de los precios.
Si el incremento de la demanda de energía en el futuro cae por debajo de las expectativas, las reservas mexicanas en desarrollo podrían incrementar la oferta de gas natural, lo que ejercería aún más presiones a la baja sobre los precios y la rentabilidad.
En petróleo, a pesar de los avances en tecnología de imágenes sísmicas y perforación en aguas profundas, algunos yacimientos petrolíferos no serán rentables si los precios sufren una caída pronunciada, advierte el reporte.
De hecho, el aumento de la producción en el Golfo y en otros países con vastas reservas podría dar como resultado un exceso de oferta no deseado, mientras que la creciente confianza del sector automotriz en combustible no fósil podría reducir considerablemente la demanda de hidrocarburos. En ambos casos, disminuirían los incentivos para invertir los miles de millones de dólares en yacimientos situados en las llamadas aguas profundas.
Hay un importante grado de incertidumbre en lo que se refiere a los nuevos contratos con el gobierno. Lo ideal, señalan los especialistas, sería que estos contratos fueran lo suficientemente atractivos como para que empresas estadounidenses reasignaran capital al otro lado de la frontera, sin embargo es posible que este no sea el caso si las leyes se escriben sin criterios orientados al mercado.
Además, todavía no está claro cuál va a ser el régimen impositivo al que tendrán que enfrentarse las empresas una vez que inviertan en México.
Rubén Migueles Tenorio, EL Universal, 29 de enero.

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