Liberan a indígena acusada de matar a su hijo en Guerrero

Adriana Manzanares Cayetano, indígena sentenciada a 22 años de prisión, acusada por autoridades ejidales de homicidio de su hijo, en Ayutla de Los Libres, Guerrero, abandonó ayer a las 16:30 horas la cárcel de Chilpancingo, luego de que la Primera Sala de la Corte ordenara su libertad inmediata.

Logró su libertad siete años después de que el comisariado ejidal del Camalote, comunidad de Ayutla la acusara de matar a un hijo que engendró fuera del matrimonio.

A las puertas del penal fue recibida por la activistas de derechos humanos a favor de la mujer, Silvia Castillo Díaz y Ubaldi Guerrero, subsecretaria de la Mujer del gobierno de Guerrero.

”Lo que me mantuvo en la prisión fue la ignorancia”, dijo la mujer de 28 años, quien al ingresar al penal solamente hablaba la lengua materna, aprendió el español durante los siete años de cautiverio.

Anticipó que regresará a su lugar de origen para recuperar a dos hijos que ahí viven, después se los llevará consigo para retomar su vida.

El pleno de sala concedió ayer por la mañana amparo liso y llano y determinó la liberación inmediata de la joven nahua, quien antes de ser encarcelada fue insultada, golpeada y acusada por una asamblea popular debido a que dio a luz a un bebé que murió al nacer y por lo mismo fue acusada de homicidio de su hijo.

Los ministros consideraron que fue violado el debido proceso de la acusada, porque no contó con un intérprete que hablara su lengua y entendiera su cultura, al momento de rendir su declaración ministerial.

Manzanares Cayetano fue condenada inicialmente a 32 años de cárcel, aunque luego de apelar el fallo la pena le fue reducida a 22 años, de los cuales pasó seis en prisión.

La defensa de Manzanares argumentó que la madrugada del 18 de abril 2006, Adriana, estando sola en su casa, comenzó a sentir dolores muy intensos, y sin darse cuenta expulsó espontáneamente al producto de siete meses de gestación.

El padre de Adriana al notar que ya no estaba embarazada cuestionó sobre el recién nacido, y al no tener una respuesta acudió ante el Comisariado ejidal, quien por medio de bocinas llamó a los pobladores para que en asamblea se decidiera cómo resolver ese problema, y fueron quienes determinaron el destino de la inculpada de homicidio.

El pulmón de un bebé nonato partido en cuatro, flotando sobre el agua de una cubeta, fue la prueba que llevó a la cárcel a la joven que ahora tiene 27 años.

La defensa argumentó también que el proceso penal fue irregular, porque la autoridad tardó siete meses en dictar auto de formal prisión y la acusación de homicidio en razón de parentesco fue acreditada por un juez de Guerrero con base en el testimonio de un hijo de Adriana, que tenía cuatro años y fue coaccionado por su tía.

El proyecto de dictamen elaborado por la ministra Olga Sánchez Cordero refiere que la prueba pericial practicada al menor (docimasia pulmonar hidrostática), no puede comprobar el cuerpo del delito, ya que era inexacta, toda vez que no permitía determinar si el menor vivió al nacer, ni el caso de que haya nacido vivo.

Cecilia Higuera y Mar Horacio Ramos en Acapulco, La Crónica, 23 de enero.

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