Educación y salud, retos para el nuevo gobernador de Guerrero

Chilpancingo, Gro., 29 de enero. El nuevo gobernador se encontrará con un estado que se ubica en los últimos lugares en educación y salud, pero en los primeros sitios en siembra de amapola y mariguana. Una entidad donde persisten conflictos agrarios, pobreza extrema, analfabetismo, insalubridad, desempleo y migración.

Ni siquiera lo salvan de la pobreza sus más de 500 kilómetros de litorales en las costas del Pacífico, los grandes bosques, los recién descubiertos yacimientos de oro, plata y zinc en la zona Costa-Montaña, o tener uno de los destinos turísticos más conocidos en el mundo: Acapulco.

Para Alejo Zavala Castro, obispo de Chilpancingo-Chilapa, esta pobreza “se debe a que no hemos logrado la unidad entre los pueblos, por eso la Iglesia en este proceso electoral está llamando a la gente a votar, para mejorar en el aspecto material, pues lo espiritual corresponde a nosotros: las dos cosas van unidas”.

Juan Alarcón Hernández, presidente de la Comisión de Defensa de los Derechos Humanos, señala que “la pobreza es parte del sistema económico neoliberal. Se abandonó al campo y ahí viene la pobreza y el encarecimiento, no hay producción, aquí es más caro que en el resto del país”.

Los cacicazgos –añadió ex alcalde de Chilpancingo y dirigente del movimiento estudiantil-popular de 1960– “son parte del problema”; el acaparamiento de productos de los campesinos a precios bajos, no hay subsidios al campo, no se continuó con la reforma agraria que impulsó Lázaro Cárdenas. Hay que generar empleos, pero ante todo mejorar el campo.

Arturo Miranda Ramírez, ex guerrillero e investigador de la Universidad Autónoma de Guerrero, opina que “el estado cuenta con grandes recursos naturales, mineros, litorales de los que se han aprovechado los caciques locales y las grandes trasnacionales que se llevan nuestras riquezas y sólo dejan migajas a los pueblos”.

Juan Sánchez Andraca, autor del libro Un mexicano más –recientemente hecha película–, ex alcalde de Chilapa y ex dirigente estudiantil universitario, considera que “la pobreza es el gran negocio para mantener grandes capitales. Se habla de la pobreza constantemente y ésta aumenta, pese a los muchísimos programas dizque para combatirlos”.

Y es que a 200 años de Independencia y a 100 años de la Revolución, en Guerrero la lucha sigue siendo por la tierra. Según la Procuraduría Agraria, se disputan más de 50 mil hectáreas en 57 conflictos catalogados como focos rojos, que han derivado en enfrentamientos armados con decenas de muertos, heridos, desplazados y encarcelados.

En los yacimientos de oro, plata y zinc recién descubiertos en un perímetro de 500 kilómetros por empresas mineras extranjeras, en la región Montaña Alta-Costa Chica, persisten al menos 27 conflictos agrarios.

En la declaratoria de zonas de atención prioritaria hecha recientemente por la Cámara de Diputados se dijo que el municipio de Cochoapa el Grande es el más pobre de México, que sustituyó al de Metlatónoc, que ahora se ubicó en el séptimo lugar.

No obstante, el conflicto que involucra a los tres niveles de gobierno es el de la presa La Parota. El proyecto –que tendría una inversión de más de 850 millones de dólares y generaría 900 megavatios, a solo 28 kilómetros de Acapulco– cuenta con el aval de los dos aspirantes a la gubernatura, no así del Consejo de Ejidos y Comunidades Opositoras que se oponen al cambio de uso de suelo en los terrenos ejidales sobre el río Papagayo.

La obra podría inundar más de 17 mil hectáreas en perjuicio de unas 25 mil personas, pero por los cambios en el ecosistema, río abajo hasta el delta donde las aguas desembocan en el océano Pacífico, afectarían a 75 mil personas más, y desaparecerían los mantos freáticos que abastecen a Acapulco.
Sergio Ocampo Arista, La Jornada, 30 de enero.

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