Huber Matos, el comandante de la revolución que enfrentó a Castro

MIAMI (EFE y Reuters).— Huber Matos, el único de los comandantes históricos de la revolución cubana exiliado, un hombre que “amaba a Cuba con toda su alma” y se atrevió a enfrentarse a Fidel Castro, murió ayer en un hospital de Miami, a los 95 años, con el sueño incumplido de ver una Cuba libre.
La causa de la muerte fue un “ataque cardiaco”, según un comunicado entregado por la familia. Sus últimas palabras, según dijo a EFE su nieto, fueron para Cuba y la continuación de la lucha por la libertad en la isla: “La lucha continúa. Viva Cuba libre”.
“Fue un hombre cariñoso, humilde y sincero que amaba a Cuba con toda su alma”, apuntó sereno Huber Matos, nieto del único comandante revolucionarios que se atrevió a plantar cara a Castro.
Matos apoyó la revolución de Castro contra Fulgencio Batista en la década de 1950, transportando armas a Cuba desde Costa Rica antes de unirse al Ejército Rebelde de Castro en las montañas de Sierra Maestra. Luego de que Batista huyó de la isla, Matos ingresó a La Habana junto a Castro a bordo de un tanque en enero de 1959.
Posteriormente, fue nombrado comandante del ejército en la provincia de Camagüey, pero pronto renunció en protesta por el giro de Castro hacia el comunismo.
Matos fue arrestado y juzgado por traición en diciembre de 1959. La corte lo sentenció a 20 años de cárcel y fue liberado en 1979, cuando volvió a Costa Rica para vivir con su esposa e hijos antes de mudarse a Miami. Matos participaba activamente del movimiento anticastrista en Miami, sirviendo como secretario general del partido político Cuba Independiente y Democrática (CID).
Rogelio Matos, hijo de Huber Matos, le calificó de “gran padre”, un hombre “lleno de cariño y amor” que tuvo el “valor” y la “dignidad” de enfrentarse a Castro antes que renunciar a sus principios éticos, pese a la “privilegiada” posición que ostentaba en la cúpula revolucionaria. Expresó con orgullo “la decencia y el patriotismo” que mostró su padre al denunciar la deriva dictatorial en que había entrado la política de Fidel Castro, una denuncia por la que tuvo que “pagar un precio muy alto”.
En palabras de Rogelio Matos, su padre encarnaba “las ansias que tenía el pueblo cubano de hacer una revolución genuina, no lo que hizo esta gente”.
Explicó a EFE que, en las últimas horas, estuvo conversando sobre “Venezuela y el impacto que los acontecimientos en ese país podían tener en Cuba”. Murió “lleno de esperanza”, hasta el punto de que, unos días antes de enfermar, había expresado a su hijo su convencimiento de que “el cambio en Cuba venia y venía pronto”.
Sus restos serán velados este domingo en Miami, probablemente, trasladados a Costa Rica, por voluntad del fallecido. “Quiero hacer mi viaje de regreso a Cuba desde la misma tierra cuyo pueblo siempre me demostró solidaridad y cariño, quiero descansar en suelo costarricense hasta que Cuba sea libre y de allí a Yara, a acompañar a mi madre y a reunirme con mi padre y con los cubanos”, dejó escrito el ex comandante revolucionario.
El Universal, 28 de febrero.

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