Duelo de visiones y retórica

El desastre global alerta a los periodistas. Corren, empujan. Rodean, casi aplastan al rector de la UNAM, José Narro Robles, quien camina en el patio central del Palacio Legislativo, en la cálida mañana del inicio sombrío de una nueva era. La voz del médico se ahoga en el tumulto, y una vez que pagó su cuota de declaraciones queda liberado.

Está a punto de entrar al auditorio de San Lázaro que será escenario de un duelo de visiones de qué hacer en la debacle. Será una jornada de disertaciones, de un duelo de visiones de los sectores invitados que, como en un gimnasio, ejercitarán su retórica.

Puertas e interior del auditorio están cercados por guardias del Resguardo Parlamentario, que imponen su orden con brutalidad contra quienes no tienen fuero. Parece que custodian la Copa del Mundo del Futbol, oro puro, pero no, allí dentro sólo hay senadores, diputados, académicos, empresarios, sindicalistas que van a escuchar 12 expositores, que representan tres posturas fundamentales: la del dinero, líderes gremiales y de las ideas.

Ausente, el gobierno de la República, el Poder que debe ejecutar —si los hay— los acuerdos del foro anticrisis. En cambio, están más presentes los conceptos del presidente de Estados Unidos, Barack Obama, y la previsión geopolítica del jefe del Estado francés Nicolas Sarkozy. De Felipe Calderón recuerdan que había una vez que decretó 25 puntos que, a las claras, son insuficientes.

“Todos vamos a perder”, pronostica el diputado Javier González Garza (PRD), pero hay que ver quiénes cargarán con el mayor peso de la crisis.

El senador Manlio Fabio Beltrones (PRI) dice: “A los políticos nos toca escuchar, escuchar,” trazar un acuerdo nacional, que resulte de “ceder, conceder, acordar en beneficio del país”.

El rector Narro Robles es el primero en exponer ante tres filas de congresistas. El médico advierte una desigualdad creciente, por lo que sugiere un gran rescate social. “Un nuevo proyecto para la nación”, sobre la unidad nacional, “ir al fondo”. En su mensaje habla el espíritu, la conciencia crítica.

Pero los empresarios (Armando Paredes, CCE) y los banqueros (Enrique Castillo) despliegan sus cartas a los Reyes Magos, como fórmula para salir del infierno.

A eso del mediodía, hay un hervor de aclamaciones, aplausos, para Denise Dresser (ITAM), quien describe un país que llama oligopolilandia, que en efecto es México. Reprueba a la clase política, “sentada en la primera fila”, a la que le exige construir un capitalismo democrático que sustituya al de “cuates”, de cómplices.

Dice que los oligopolios de telecomunicaciones, servicios financieros, transportes, gobiernan sobre el Estado. Y los políticos y sus partidos son sus empleados, como la primera fila, de los anfitriones: Larios, Madero (PAN), Duarte, Beltrones (PRI), González Garza, Navarrete (PRD).

Dante Delgado (Convergencia) se pone de pie y aplaude cuando Dresser ha dicho todo. Genio y figura, la de congresistas. Lo que hace la mano hace la tras. Madero la despide de abrazo, beso y se toma la foto, igual que las senadoras perredistas Yeidckol Polevnsky y Minerva Hernández.


Natividad González Parás (Nuevo León y Conago) responderá en su turno: Pide respeto y proclama un “no a las descalificaciones”.

—Esto fue sadomasoquista—, dice un amigo a César Duarte.

—Explosiva—, describe Beltrones con una gran sonrisa contracíclica.


Los guardias se lucen. Echan a empujones a dos jóvenes espontáneos que subieron al escenario con una idea para crear ¡un millón de empleos! Vigilancia de los duros de San Lázaro. Pegan, intimidan, con la impunidad en la casa de las leyes.

Son los custodios del Palacio Legislativo de los foros de la crisis.
Juan Arvizu, El Universal, 30 de enero.

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