El mitin tiene como enemigo central a Enrique Peña Nieto y su ley contra las candidaturas comunes. Pero eso no impide que Marcelo Ebrard vaya midiendo sus fuerzas y haga algunas exploraciones personales sobre 2012.
Porque este domingo Ebrard se quita el chip de funcionario y lo cambia por el de precandidato para arrancar en Toluca su placeo fuera del Distrito Federal. Se encuentra con una grata petición de perredistas y convergencistas del Estado de México, específicamente de Chalco: “¡Marcelo, lánzate para presidente!”, le gritan.
Es un día de exploraciones. De caminar entre la gente para ver si lo reconocen. De acudir a desayunar en público para ver de a cómo le toca en una ciudad ajena aunque no tan distante, también de pararse por primera vez en mucho, mucho tiempo, al centro de un templete sin tener que compartirlo.
Y el día arranca con la petición de que se destape en una entidad en la que el lopezobradorismo supuestamente tiene miles de votos —una que ha sido recorrida una y otra vez por Andrés Manuel López Obrador—, pero donde Marcelo Ebrard no es un absoluto desconocido tampoco.
Sufragadas con recursos de movimiento perredista Dinámica Ciudadana, cuatro pancartas fueron colgadas en la Plaza de los Mártires de Toluca, justo frente al palacio de gobierno, con un mensaje claro: “Marcelo para Presidente 2012”. Hasta dirección electrónica incluyeron: marcelopresidente@live.com.
“Esto es para que todos vean quién va a ser nuestro candidato”, dice Octavio Rivas, ex regidor del Partido de la Revolución Democrática en Chalco y responsable de las pancartas, diseñadas para que todos las puedan ver, dispuestas en puntos estratégicos donde nadie —mucho menos Ebrard— pueda perdérselas.
“Él va a ser nuestro gallo —insiste Rivas—. Él es el bueno.”
•••
Son las 10:30 de la mañana y Marcelo Ebrard llega a la cafetería Biarritz del centro de Toluca a unirse, de último minuto, a un desayuno con sabor a Chucho atendido por los senadores Carlos Navarrete, Graco Ramírez y Héctor Bautista, además de Luis Sánchez, presidente del PRD mexiquense, y la plana mayor del perredismo en esa entidad.
Aprovecha para saludar a los asistentes y hacerse de una ronda de aplausos.
Una hora más tarde, Ebrard rompe el protocolo y se dirige a pie hasta el templete que está al otro lado de la Plaza de los Mártires. Quiere cruzar entre la gente. Más saludos y palmadas. Algunas porras de la militancia se cuelan: “Marcelo presidente y al que no le guste, que ch…. que ch… que ch… a su madre”.
“La gente quería saludarlo. Querían tomarse fotos con él”, comentará después Carlos Navarrete. “Hubo muchas muestras de simpatía”.
¿Y cómo ve las pancartas?
La gente se está expresando. Hay otros actos en las que dicen “Andrés presidente” y son válidas las dos. Qué bueno que tenemos dos precandidatos. Pero hoy sí vi activas muestras de simpatía hacia Marcelo.
Víctor Hugo Michel, Milenio, 18 de octubre.
Porque este domingo Ebrard se quita el chip de funcionario y lo cambia por el de precandidato para arrancar en Toluca su placeo fuera del Distrito Federal. Se encuentra con una grata petición de perredistas y convergencistas del Estado de México, específicamente de Chalco: “¡Marcelo, lánzate para presidente!”, le gritan.
Es un día de exploraciones. De caminar entre la gente para ver si lo reconocen. De acudir a desayunar en público para ver de a cómo le toca en una ciudad ajena aunque no tan distante, también de pararse por primera vez en mucho, mucho tiempo, al centro de un templete sin tener que compartirlo.
Y el día arranca con la petición de que se destape en una entidad en la que el lopezobradorismo supuestamente tiene miles de votos —una que ha sido recorrida una y otra vez por Andrés Manuel López Obrador—, pero donde Marcelo Ebrard no es un absoluto desconocido tampoco.
Sufragadas con recursos de movimiento perredista Dinámica Ciudadana, cuatro pancartas fueron colgadas en la Plaza de los Mártires de Toluca, justo frente al palacio de gobierno, con un mensaje claro: “Marcelo para Presidente 2012”. Hasta dirección electrónica incluyeron: marcelopresidente@live.com.
“Esto es para que todos vean quién va a ser nuestro candidato”, dice Octavio Rivas, ex regidor del Partido de la Revolución Democrática en Chalco y responsable de las pancartas, diseñadas para que todos las puedan ver, dispuestas en puntos estratégicos donde nadie —mucho menos Ebrard— pueda perdérselas.
“Él va a ser nuestro gallo —insiste Rivas—. Él es el bueno.”
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Son las 10:30 de la mañana y Marcelo Ebrard llega a la cafetería Biarritz del centro de Toluca a unirse, de último minuto, a un desayuno con sabor a Chucho atendido por los senadores Carlos Navarrete, Graco Ramírez y Héctor Bautista, además de Luis Sánchez, presidente del PRD mexiquense, y la plana mayor del perredismo en esa entidad.
Aprovecha para saludar a los asistentes y hacerse de una ronda de aplausos.
Una hora más tarde, Ebrard rompe el protocolo y se dirige a pie hasta el templete que está al otro lado de la Plaza de los Mártires. Quiere cruzar entre la gente. Más saludos y palmadas. Algunas porras de la militancia se cuelan: “Marcelo presidente y al que no le guste, que ch…. que ch… que ch… a su madre”.
“La gente quería saludarlo. Querían tomarse fotos con él”, comentará después Carlos Navarrete. “Hubo muchas muestras de simpatía”.
¿Y cómo ve las pancartas?
La gente se está expresando. Hay otros actos en las que dicen “Andrés presidente” y son válidas las dos. Qué bueno que tenemos dos precandidatos. Pero hoy sí vi activas muestras de simpatía hacia Marcelo.
Víctor Hugo Michel, Milenio, 18 de octubre.
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