Las redes sociales reflejaron el escepticismo, la celebración y el humor que provocó el tema

La celebración y el escepticismo fueron las reacciones encontradas que saturaron las redes sociales apenas comenzó a circular ayer por todos los medios la noticia de la detención de la dirigente magisterial Elba Esther Gordillo.
Con rapidez, las frivolidades y asuntos del día de Facebook cedieron ante el tema de la detención de la ex secretaria general del Partido Revolucionario Institucional (PRI), fundadora del Partido Nueva Alianza y presidenta vitalicia del sindicato de maestros. En Twitter, los hashtag #ElbaEsther, #SNTE y #Neiman Marcus se convirtieron en unos segundos en temas del momento.
Que Salinas la encumbró y Salinas la derrumbó, que éste será el “quinazo” del actual gobierno, que ojo porque, sin querer “aguar la fiesta”, después de la caída de Joaquín Hernández Galicia llegó al poder del sindicato petrolero Carlos Romero Deschamps, que no es que la quisieran detener por determinados delitos, sino que ya no era útil al sistema.
O también: que si negociarán con ella para liberarla, que su detención es un distractor ante la reforma educativa peñista, que simplemente era un estorbo para esa reforma, que lo que menos importa al gobierno es mejorar el sistema educativo, que Elba Esther es sólo un chivo expiatorio por la urgencia de legitimidad, que es una “cortina de humo” para privatizar Pemex y para imponer el IVA a medicinas y alimentos...
“A ese nivel todas las detenciones son por política y no por justicia, pero ¿eso minimiza los delitos de los detenidos?”, reflexionó @sophiahenriquez.
También hubo humor: “Que Elba Esther desvío dinero hacia clínicas de belleza? Ese delito no se lo podrán probar, no hay ninguna prueba fehaciente del ilícito”, comentó@vianeyesquinca.
Y pese a todo el escepticismo, el ánimo celebratorio no pudo ser contenido, pues algunos desearon que la “refundan en la cárcel”, que se lo merece, que ha hecho mucho daño al país y a la educación de los niños. Y alguien hasta exhortó en Facebook: “A festejar al Ángel!”

Arturo Jiménez, La Jornada, 27 de febrero.