El 35 por ciento de las selvas mexicanas y el 18 por ciento de los bosques templados desaparecerán para mediados de este siglo, advirtió Leticia Gómez Mendoza, investigadora del Colegio de Geografía de la UNAM.
"Los ecosistemas más vulnerables en México para 2050 serán las selvas los bosques templados, según los escenarios de cambio climático", indicó en entrevista.
Además de los procesos históricos de deforestación, alertó, el cambio climático está cercando a esos ecosistemas, pues las altas temperaturas reduce el área de confort para las diversas especies que los componen.
Los bosques ocupan aproximadamente el 20 por ciento del territorio nacional y cubren una superficie de 32 millones 330 mil 508 hectáreas.
Esos ecosistemas albergan alrededor de 50 especies de pinos, que representan cerca del 50 por ciento de las que existen en el mundo, y 160 especies de encinos.
Entre los beneficios ambientales que arrojan los bosques se en encuentra el de que capturan 12 millones 162 mil millones de metros cúbicos de agua de lluvia al año, según estimaciones de especialistas.
"Este volumen representa el 25 por ciento de la captura total de agua en el país", destacó Gómez Mendoza.
La Doctora en Geografía lamentó que a pesar del incremento de predios sujetos a esquemas de manejo forestal sustentable, la producción maderera del país no ha aumentado.
"La producción no compensa la demanda nacional, cubre sólo el 25 por ciento, a pesar de todo el despliegue en materia de manejo forestal", apuntó.
En tanto, señaló, el mercado de pago por servicios ambientales -mediante el cual se compensa a comunidades que contribuyen a proteger los bosques- crece muy lentamente en el país.
"Es necesaria una política clara sobre el rumbo del sector en el largo plazo en la producción y el pago por servicios ambientales, así como establecer un umbral mínimo del estado de conservación bajo el cambio climático", apuntó.
La investigadora urgió a identificar sistemas ecológicos susceptibles de resentir un cambio climático abrupto.
Corredor biológico
En México, advirtió Gómez Mendoza, se conoce poco acerca de las repercusiones del cambio climático en la distribución de especies forestales.
Un caso crítico, consideró, es el de Oaxaca, entidad prioritaria para la conservación de la biodiversidad. Se prevé, indicó, que las áreas de agricultura y los pastizales en ese estado sigan aumentando a costa de los bosques y las áreas de regeneración.
Recomendó establecer líneas prioritarias para continuar con la investigación de ese proceso.
Adriana Alatorre, Reforma, 17 de octubre.
"Los ecosistemas más vulnerables en México para 2050 serán las selvas los bosques templados, según los escenarios de cambio climático", indicó en entrevista.
Además de los procesos históricos de deforestación, alertó, el cambio climático está cercando a esos ecosistemas, pues las altas temperaturas reduce el área de confort para las diversas especies que los componen.
Los bosques ocupan aproximadamente el 20 por ciento del territorio nacional y cubren una superficie de 32 millones 330 mil 508 hectáreas.
Esos ecosistemas albergan alrededor de 50 especies de pinos, que representan cerca del 50 por ciento de las que existen en el mundo, y 160 especies de encinos.
Entre los beneficios ambientales que arrojan los bosques se en encuentra el de que capturan 12 millones 162 mil millones de metros cúbicos de agua de lluvia al año, según estimaciones de especialistas.
"Este volumen representa el 25 por ciento de la captura total de agua en el país", destacó Gómez Mendoza.
La Doctora en Geografía lamentó que a pesar del incremento de predios sujetos a esquemas de manejo forestal sustentable, la producción maderera del país no ha aumentado.
"La producción no compensa la demanda nacional, cubre sólo el 25 por ciento, a pesar de todo el despliegue en materia de manejo forestal", apuntó.
En tanto, señaló, el mercado de pago por servicios ambientales -mediante el cual se compensa a comunidades que contribuyen a proteger los bosques- crece muy lentamente en el país.
"Es necesaria una política clara sobre el rumbo del sector en el largo plazo en la producción y el pago por servicios ambientales, así como establecer un umbral mínimo del estado de conservación bajo el cambio climático", apuntó.
La investigadora urgió a identificar sistemas ecológicos susceptibles de resentir un cambio climático abrupto.
Corredor biológico
En México, advirtió Gómez Mendoza, se conoce poco acerca de las repercusiones del cambio climático en la distribución de especies forestales.
Un caso crítico, consideró, es el de Oaxaca, entidad prioritaria para la conservación de la biodiversidad. Se prevé, indicó, que las áreas de agricultura y los pastizales en ese estado sigan aumentando a costa de los bosques y las áreas de regeneración.
Recomendó establecer líneas prioritarias para continuar con la investigación de ese proceso.
Adriana Alatorre, Reforma, 17 de octubre.
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