Sin rostro humano, la adaptación al cambio climático: especialistas

Las medidas de adaptación al cambio climático carecen de rostro humano, son técnicas y no van a solucionar el problema. En México se estima que una de cada tres personas viven en zonas donde hay riesgos de inundaciones y alrededor de 11 millones residen en regiones de sequía extrema, advirtieron expertos que proponen incorporar los temas demográficos en las acciones de adaptación al calentamiento global.

Durante el foro Dinámicas de la población y cambio climático que se realizó ayer en el Colegio de México, George Martin, sociólogo canadiense, consideró que buscar la reducción de emisiones por medio de la tecnología verde o la geoingeniería no tendrá impactos significativos en bajar la generación de gases de efecto invernadero, pues lo que se requiere es bajar el consumo.

Indicó que las ciudades, donde reside un alto porcentaje de la población mundial y donde hay más pobres, requiere atención para la adaptación: “No hay duda de que las áreas urbanas tienen tendencia a degradar el medio ambiente”.

Robin Mearns, del Banco Mundial, dijo que el cambio climático “actúa como una multiplicidad de amenazas, no se puede ver de forma aislada y echa por tierra los logros en materia social”. Advirtió que no son los lugares, sino las personas las que son vulnerables.

Indicó que en un estudio realizado en Bolivia, Bangladesh, Etiopía, Ghana, Mozambique y Vietnam, naciones identificadas como vulnerables al cambio climático, los costos por adaptación serían de 70 mil millones de dólares y 100 mil millones para el año 2020.

A su vez, Félix Vélez, secretario general del Consejo Nacional de Población, indicó que en 2005 se estimaba que 36.5 por ciento de los mexicanos residían en municipios expuestos al impacto de los ciclones y uno de cada tres, en zonas sujetas a inundaciones. Explicó que las áreas susceptibles de sequías son habitadas por 42 millones de personas, de las cuales 11 millones están en regiones dond el problema es extremo.

Entre las poblaciones que consideró que están en riesgo, se refirió a los campesinos de tierras de temporal, de zonas que dependen de la lluvia para producir alimentos: “Los lugares donde el clima es más caprichoso está aumentando, y los problemas de sequía se vuelven impredecibles”.

Por su parte, Silvia Giorguli, investigadora del Centro de Estudios Demográficos, Urbanos y Ambientales, indicó en entrevista que en la adaptación al cambio climático “se pone mayor énfasis en aspectos técnicos, que tienen que ver con la evaluación de la vulnerabilidad y riesgos. El reto es ver cómo incorporar la parte humana. Proponemos que se vea el problema a través de la población y la dinámica demográfica”.

Agregó que ello tiene que ver con entender que las ciudades tendrán el crecimiento poblacional más rápido y debe haber planeación urbana básica: “Lo que debemos hacer es vincular el riesgo con el manejo de los flujos de población que llegan de las zonas rurales a las urbanas. Las formas de poblamiento en México es que llegan a zonas irregulares y después se vuelven regulares; muchos están en sitios de riesgo”.

Indicó que si se sabe que existe este proceso de migración se puede orientar y anticipar al establecimiento del barrio en condiciones precarias, porque luego vienen inundaciones y deslaves. Otro ejemplo, dijo, “es que al final la población se adapta y responde con o sin políticas de gobierno. La migración es una respuesta de la gente a lo que pasa con las inundaciones”.

La variable de población, agregó, permite tener escenarios a futuro, indicó.

Angélica Enciso, La Jornada, 14 de octubre.