Testimonios de abusos

Organizaciones civiles de Chihuahua documentaron varios casos de abusos de militares contra ciudadanos. Los testimonios aparecen en el informe Abuso y miedo en Ciudad Juárez: un análisis de violaciones a los derechos humanos cometidas por militares, presentado ayer.

Una noche en Ciudad Juárez, dos hermanas, de 32 y 23 años, fueron a un bar. Al salir, una patrulla se les acercó “para una revisión”. Minutos después llegaron varios soldados y las separaron: a una la subieron a una Cherokee y la otra fue obligada a conducir su auto –acompañada por un soldado– hasta un lote baldío, donde abandonaron el vehículo y la subieron a la camioneta.

En la Cherokee varios policías las toquetearon y relamieron. Circularon por la ciudad hasta otro baldío, donde los esperaban otros policías. Hicieron descender a la menor y uno de los uniformados “le introdujo los dedos en la vagina”. A la que estaba en la camioneta “le mordieron los pechos”, la mujer gritó que estaba embarazada y la empujaron.

Por una distracción de los militares, las chicas lograron escapar e interpusieron una denuncia penal por los abusos sufridos. Sin embargo, por miedo a represalias desistirán de la querella.

El 3 de febrero de 2010 varios militares y civiles que viajaban en una camioneta sin identificación oficial detuvieron a Israel Arzate, comerciante. Los uniformados le preguntaron si era Carlos Madrigal, y el joven respondió que no, pero aun así se lo llevaron, lo condujeron hasta un cuartel militar donde fue torturado física y sicológicamente: con choques eléctricos y bolsas de plástico en la cabeza, además, le dijeron que violarían a su esposa.

Tres días después, Arzate fue presentado por la Procuraduría General de Justicia estatal ante los medios de comunicación como uno de los presuntos responsables de la masacre de Villas de Salvárcar (donde asesianron a tiros a 16 jóvenes que estaban en una fiesta, el 30 de enero). Debido al tormento que sufrió, se declaró culpable de los hechos. Sin embargo, en su testimonio se dice inocente.

Una noche, rumbo a su trabajo, Roberto fue detenido en un retén militar. Era agosto de 2008 y le correspondía cubrir horario nocturno. Pero el hombre no llegaría a su destino. Los soldados revisaron su auto y lo “acosaron” con preguntas. Le sembraron droga y lo detuvieron.
Emir Olivares Alonso, La Jornada, 6 de octubre.

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