Chocan en Congreso por plan migratorio

Las clásicas diferencias entre demócratas y republicanos que podrían terminar por sepultar la reforma migratoria afloraron ayer, durante el primer debate formal en una audiencia pública.

El escenario del choque fue el Comité Judicial de la Cámara baja de Estados Unidos.

Allí, los demócratas, liderados por el Alcalde de San Antonio, Julián Castro, quien se presentó como testigo, defendieron "el camino a la ciudadanía" para los 11 millones de indocumentados que viven en el país, una propuesta que desata reparos entre muchos congresistas republicanos.

Esa medida, el corazón de la reforma migratoria, ha acaparado ya el centro del debate en Washington. Ayer, el Presidente Barack Obama recibió en la Casa Blanca a activistas y líderes sindicales, quienes le pidieron que la defendiera a toda costa.

"La pregunta del día es: ¿hay alguna otra opción que debiéramos considerar entre los extremos de una deportación masiva y un camino a la ciudadanía?", preguntó el presidente del comité, el republicano Bob Goodlatte, quien criticó la amnistía de 1986 en su discurso de apertura.

"Este comité tiene que tomarse el tiempo para aprender del pasado para que nuestros esfuerzos para reformar nuestras leyes de inmigración no repitan los mismos errores", afirmó.

Las preocupaciones de los republicanos se centraron en: la seguridad en la frontera con México, la posibilidad de que indocumentados miembros de organizaciones criminales puedan obtener residencia y el riesgo de que en una década el Gobierno federal deba buscar otra solución para nuevos sin papeles.

"No creo que esa pregunta (la de Goodlatte) pueda ser respondida ahora. Es una pregunta demasiado hipotética", dijo Castro.

La joven estrella demócrata defendió la propuesta de la Casa Blanca y de los senadores republicanos y demócratas presentada hace una semana, al hacer hincapié en que los inmigrantes debían ganar la residencia con el cumplimiento de una serie de requisitos, un proceso que llevaría años, indicó.

"¿Cómo no es eso una concesión?", preguntó el republicano Trey Gowdy, de Carolina del Sur.

"No podemos convertirnos en un país donde la ley se aplica a algunas personas, algunas veces", afirmó luego.

Uno de las intervenciones más esperadas fue la del congresista de Idaho, Raúl Labrador, hispano y miembro del Tea Party, de quien muchos esperan actúe como puente entre moderados y ultras.

Labrador planteó el debate entre una "solución política" (regularizar a indocumentados) y una "solución de política".

"Si queremos una solución de política creo que existe buena voluntad aquí en la Casa de Representantes para unirnos de una manera pragmática y modernizar el sistema inmigratorio por los años venideros", dijo.

La audiencia fue interrumpida luego de las palabras del congresista demócrata Luis Gutiérrez, uno de los más férreos defensores de la reforma migratoria, cuando un grupo de jóvenes fue sacado de la sala mientras cantaban "¡Indocumentados! ¡Sin miedo!".

Una encuesta de la firma Gallup difundida ayer muestra que 72 por ciento de los estadounidenses votaría a favor de la solución propuesta por Obama y el grupo bipartidista.

En este contexto, la Casa Blanca informó ayer que Obama desea ver un proyecto de ley migratorio durante las próximas cuatro a seis semanas.

"(El Presidente tiene) un sentido de urgencia", dijo Cecilia Muñoz, directora de Políticas Nacionales, quien agregó que Obama presentará una iniciativa propia si el proceso se estanca en el Congreso.

Rafael Mathus Ruiz corresponsal, Reforma, 6 de febrero.

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