Apoyo total: Obama


El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, ofreció apoyar la nueva estrategia de México en materia de seguridad y mantener la cooperación en los términos que defina la administración de Enrique Peña Nieto, quien antes expuso que combatir el crimen organizado y reducir la violencia “es una tarea irrenunciable del Estado mexicano y del gobierno de la República”.
Además, el jefe de la Casa Blanca destacó aquí su cualidad de “persistente” para conseguir la limitación a la venta de armas en su país y se dijo optimista para lograr una reforma migratoria. El presidente Peña Nieto le deseó éxito, pero acotó: ambos temas pertenecen a la “política interna de Estados Unidos”.
En el plano discursivo los mandatarios ubicaron la seguridad –central en la relación bilateral– en lugares distintos. Obama se refirió al tema casi desde el principio y Peña Nieto en el último tercio de su mensaje.
El mandatario mexicano dijo haber expuesto a su homólogo la decisión de ordenar, institucionalizar y tener canales “claros y únicos” para la cooperación en ese ámbito.
“Y ha habido un importante entendimiento del gobierno de Estados Unidos y ha comprendido muy bien por qué el énfasis que el gobierno de México pone a la reducción de la violencia’’, destacó Peña Nieto en la sesión de preguntas.
Se trató de un cruce de mensajes entre ambos políticos. Cada cual en su idioma, en una especie de toma y daca sobre un asunto que al menos en días recientes desde Washington ha movido a reacciones de la Casa Blanca, a raíz de la decisión de la administración de Peña Nieto de cambiar una estrategia en la cual, en el sexenio pasado, las diversas agencias de Estados Unidos tenían total injerencia en todas las instancias mexicanas en el combate al crimen organizado, a otra de “ventanilla única” llamada Secretaría de Gobernación.
No escatimaron elogios entre uno y otro. El jefe de la Casa Blanca se dijo “impresionado sobremanera” por la “audacia” del presidente mexicano, mientras Peña Nieto le obsequió con una cita sobre la vecindad de ambos países, de otro encuentro ocurrido medio siglo atrás entre Adolfo López Mateos y John F. Kennedy.
Ya en materia, Barack Obama dijo a modo de introducción: “Acordé seguir nuestra estrecha cooperación sobre la seguridad. Si bien va a seguir evolucionando esa cooperación, como le dije al presidente (Peña Nieto), será decisión del pueblo mexicano decidir cuáles serán sus estructuras de seguridad y cómo entablar con otros países, como Estados Unidos. Pero lo que le dije al Presidente es que apoyamos el trabajo de México por reducir la violencia y queremos seguir nuestros buenos oficios en cooperar de la forma que ellos crean apropiada”.
A su vez, el jefe del Ejecutivo federal dijo haber recibido durante el encuentro bilateral expresiones de “respeto” de su invitado “a la definición y estrategia que el gobierno mexicano tenga en materia de seguridad y ha reiterado toda disposición para la cooperación que nos permita alcanzar, con los fines que nos hemos propuesto, un México de paz y seguridad”.
Para Enrique Peña, combatir el crimen organizado y reducir la violencia no son objetivos que se contrapongan o riñan entre sí. Son parte de una misma estrategia “y el gobierno del presidente Obama ha ofrecido toda disposición, como ya se viene acreditando, de colaborar y cooperar en respeto mutuo, a los alcances y a lograr una mayor eficacia en la estrategia de seguridad que el gobierno de México está instrumentando en nuestro país”.
Antes, Obama también se refirió a su compromiso por reducir el consumo de drogas. Sin embargo, los temas de seguridad y de las armas brotaban en casi todas sus intervenciones.
Peña Nieto y su equipo, indicó Obama, tienen su visión sobre cómo tratar estos temas con la mayor eficacia y “vamos a interactuar con ellos de las formas apropiadas, respetando, evidentemente, que México tiene que tratar sus temas de manera interna y nosotros tenemos que hacer lo mismo”.
No pasó por alto que antes las cosas se hacían de otra manera, y resaltó: “Tuvimos una excelente relación con el presidente (Felipe) Calderón en el gobierno anterior. Los lazos entre nuestros dos países van más allá de los partidos…”
Los presidentes salieron al salón de la Tesorería después de sostener reuniones privadas para las cuales Obama no viajó con ningún secretario de su gabinete y sólo convocó a subsecretarios.
Por la representación mexicana asistieron los titulares de Relaciones Exteriores, Hacienda, Gobernación, Educación Pública y Agricultura, así como el procurador general de la República.
En el salón de la Tesorería, y si bien fueron enfáticos en tratar de mover el foco de la agenda bilateral de “monotemática” a una de múltiples ángulos, como la complementariedad económica, el auspicio de mayor comercio, la consolidación para este año del Acuerdo Estratégico Transpacífico de Asociación Económica y el fomento de intercambios académicos, los temas recurrentes como seguridad, violencia, armas y migración nuevamente fueron el foco.
Casi de inmediato el propio Obama se refirió a la seguridad y rindió homenaje “al pueblo mexicano que ha ofrecido enormes sacrificios y demuestra una enorme valentía todos los días”.
Y también en sus respuestas. “Reconocemos que tenemos obligaciones con respecto a los armamentos, a las armas que a veces se envían al sur y contribuyen a la violencia aquí en México, pero francamente lo que más me conmueve son las víctimas de la violencia, no solamente en México sino también en Estados Unidos, como ocurrió en Boston…”
Primero reafirmó su decisión de cumplir con la responsabilidad de su administración de reducir la demanda de drogas ilegales y de combatir el flujo ilegal de armas y dinero usado en México para financiar la violencia.
Más tarde, cuando se le recordó el reciente rechazo legislativo a su propuesta de controlar la venta de armas, señaló: “Esto no es el final, es el comienzo”.
En Washington las cosas se dan lentamente, aclaró Obama. “Cuando uno tiene 90 por ciento del pueblo estadunidense que apoya las iniciativas que presentáramos con respecto a estudios de fondo para asegurarnos que los narcotraficantes no pueden enviar a alguien sin problemas a comprar armas en su nombre; cuando a una legislación que tenga sentido común, la (respalda) enorme mayoría de estadunidenses –incluso los que portan armas, los que apoyan la Segunda Enmienda–, todos vamos a poder lograrlo, y yo voy a seguir luchando por esto… vamos a seguir atacando ese tema, y yo soy persistente”.
Peña Nieto coincidió con Obama: es de desear mayor control en la venta de armas y el presidente Obama hace esfuerzos hacia ese fin. Pero es un tema de política interna de aquel país y en todo caso México intensificará su colaboración con Estados Unidos para evitar que ese armamento siga enviándose a territorio nacional, que “lamentablemente ha costado muchas vidas de mexicanos”.
Hizo renovados votos por el logro de la iniciativa de Obama sobre el control de la venta de armas, y dijo: “Pero no habremos de esperar a que esto ocurra: ya estamos trabajando a través del uso de más inteligencia, de las acciones que hemos comprometido para la frontera segura, que nos permitan evitar el trasiego de armas de forma ilegal que terminen, lamentablemente, lastimando y matando a muchos mexicanos”.
Para Obama ya es un hecho la existencia de esa frontera más segura “que nunca jamás”. Lo ilustró con “los intentos ilegales de inmigración (que) han bajado muchísimo, son los más bajos en décadas” y, como es usual en él, se dijo optimista “respecto de lograr esa aprobación legislativa en cuanto a la reforma migratoria”.


Rosa Elvira Vargas, La Jornada, 3 de mayo.

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