Obama quiere ver plan migratorio en 6 semanas


WASHINGTON.— En el inicio de la batalla a favor de unareforma migratoria, la clase política de Estados Unidos evidenció hasta qué punto las posiciones encontradas conspiran contra la posibilidad de un acuerdo histórico que saque de las sombras a 11 millones de indocumentados este mismo año.
Mientras desde la Casa Blanca el presidente Barack Obama reafirmaba su compromiso a favor de una reforma que incluya una vía a la ciudadanía, y su gobierno advertía que deberá haber un proyecto en ese sentido en un máximo de seis semanas, en la Cámara de Representantes el núcleo más duro del Partido Republicano insistía en que no se debe anteponer el tema de la ciudadanía en los diálogos.
Los republicanos dijeron que el tema de la seguridad fronteriza con México seguirá siendo una poderosa variable a tener en cuenta antes de avanzar en los más importantes aspectos de la reforma migratoria. “La frontera sigue siendo insegura”, dijo el congresista por Texas Ted Poe. La secretaria de Seguridad Nacional,Janet Napolitano, descalificó el argumento, diciendo que la frontera de EU con México es segura y que el nivel de recursos y resultados no tiene precedente, incluyendo los decomisos de drogas, armas y dinero.
De acuerdo con Cecilia Muñoz, directora de Políticas Nacionales de la Casa Blanca, Obama desea ver un proyecto de ley sobre la reforma migratoria durante las próximas cuatro a seis semanas, pues tiene un “sentido de urgencia” sobre el tema.
Obama, quien se reunió a puertas cerradas con activistas proinmigrantes de organizaciones cívicas, sindicales y religiosas, y posteriormente con líderes empresariales de firmas como Motorola y Coca Cola, entre otras, se mostró reticente ante las presiones de líderes comunitarios que le pidieron frenar las redadas y deportaciones. “No tiene sentido que sigan las redadas cuando a lo mejor dentro de unos meses puede haber una reforma”, aseguró un participante en el encuentro, al reconocer que el presidente insistió en que su obligación es hacer respetar la ley y no dar armas a los extremistas para dinamitar las negociaciones.
Obama insistió en que, en caso de que no avancen las negociaciones que han surgido desde el Senado, él someterá su propia propuesta al Congreso.
Las diferencias de opinión en el debate se evidenciaron ayer durante la audiencia del Comité Judicial de la Cámara Baja, donde congresistas del Tea Party dejaron en claro que no están de acuerdo en que el principio de la ciudadanía sea el punto de partida.
Los demócratas defendieron la necesidad de hacer algo ya. “Tenemos entre 6 mil y 5 mil niños que han sido separados de sus padres en redadas y deportaciones y que han ido a parar a familias de adopción. Esto es inhumano y antiestadounidense”, dijo la congresista demócrata Karen Bass.
La más reciente encuesta de Gallup muestra que 70% del electorado latino apoya a Obama. Un 72% favorece que los migrantes busquen la legalización o la ciudadanía.
Aun así, según la publicación Colorlines, más de la mitad de los indocumentados en EU tendría serios problemas para acogerse a una eventual reforma migratoria. Una de las principales barreras sería la económica, pues deberán pagar multas que, de acuerdo con propuestas anteriores, podrían ser de 2 mil 500 dólares por persona. (Con información de agencias)
Jaime Hernández corresponsal, El Universal, 6 de febrero.

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