Tiene Cuba nuevo rostro

Desde que tomó oficialmente las riendas del país, en 2008, el Presidente cubano se propuso modernizar el socialismo isleño. Los cambios, aunque insuficientes a ojos de la disidencia, reflejan un estilo más relajado en el modo de vivir de la población -como el uso del celular o los negocios privados-, incluso a pesar de que no se ha dado un giro en materia política.

 
 
'Menos discurso y más eficiencia'
 
LA HABANA.- "Me gusta el rumbo que está tomando mi país con este Gobierno y espero que, con el próximo, el avance sea mucho mayor", considera Claudia Alquizar, una profesora de Literatura de 57 años.

"Casi toda la parafernalia política ha sido desechada en aras de la productividad y la eficiencia. El tiempo en Cuba ha cobrado su verdadero valor, con Raúl Castro", añade.

Como la mujer, Luis Ramírez, está convencido de que la apertura que ha permitido Raúl Castro le ha significado mejores a nivel personal.

"No esperaba que esta apertura se produjera en tiempos de los Castro. Siempre pensé que las trasformaciones vendrían por la incorporación del país al resto del mundo, una vez desaparecida la vieja guardia comunista", dijo.

El licenciado en cultura física dejó su empleo estatal hace tres años y ahora trabaja de masajista a domicilio gracias a las reformas gubernamentales, lo que le ha dejado el dinero suficiente para comprarse un auto de segunda mano.

Ramírez considera que el Presidente ha demostrado una mentalidad más abierta y recuerda que antes el anhelo del ciudadano común era tener un teléfono fijo en la casa, mientras que hoy es tener un moderno celular y conectarse con él a internet.

Un derecho recuperado: salir de viaje
 
Con 33 años recién cumplidos, Ernesto de la Fuente cuenta los días para irse de viaje y reunirse, por fin, con sus primos, quienes desde 2008 viven en Los Ángeles, California.

Aún teniendo el dinero para salir de la Isla, gracias a las remesas familiares que recibe, el soltero ingeniero había sufrido varias negativas para salir al extranjero.

"Estoy contento y un poco alterado por la emoción de mi primera salida. Me quiero quedar un tiempo en Estados Unidos, conocer in situ lo que es un país desarrollado y plural, y volver a Cuba después. A mí me gusta vivir aquí. No sé si afuera aguantaría el gorrión (nostalgia) de La Habana", admite este profesionista capitalino.

A juicio de este treintañero, la reforma de la ley migratoria que entró en vigor este año es uno de los derechos recuperados que más aprecian los isleños, por lo que supone de libertad para salir y regresar al país sin motivos oficiales, ni mentiras extraoficiales, y este derecho no excluye a los disidentes, quienes han visto denegadas sus solicitudes de viaje por décadas.

"Ahora hace falta que países como Ecuador, México y otros no quiten algunos de los requisitos que nos exigen a los cubanos para entrar. Si Cuba se abre al mundo como pidió el Papa Juan Pablo II, el mundo también debe abrirse a Cuba", comento De la Fuente.

Bienestar y libertades parciales
 
A pesar del bienestar económico que disfrutan ya algunos sectores de la población cubana, existen aún quienes se encuentran agobiados por llevar a casa alimentos.

Según investigadores sociales consultados por REFORMA, apenas 20 por ciento de los isleños tienen una mejor situación económica y puede disfrutar de los efectos positivos de la aún "tímida" apertura.

Por otro lado, existen sectores que reclaman un mayor control gubernamental para evitar el incremento de las diferencias sociales, mientras que los opositores más radicales abogan por el cambio de sistema a uno más democrático, con pluripartidismo incluido.

Arnaldo Lauzirica es uno de ellos. Este ex preso político liberado en 2011, opina que todas las medidas tomadas durante el primer quinquenio de Raúl Castro en el poder, están repletas de restricciones para evitar el progreso individual y mantener el poder en las manos de siempre.

"Muchas tierras que ha entregado el Gobierno a campesinos particulares están plagadas de marabú (arbusto espinoso de difícil extracción); tampoco existe un mercado mayorista para abastecer los negocios por cuenta propia", asegura.

"Los impuestos siguen siendo muy altos. Y el marco en el que se mueven es tan estrecho que a muchos les resulta imposible salir adelante", añade.

Disfrutan nuevas tecnologías... pero a medias
 
"Mi iPad es mi libertad", enfatiza Camilo Sáez, un estudiante de primer año de universidad, que recibió la tableta como un regalo de su padre, quien trabaja de ingeniero en Canadá.

"Desde que lo tengo, me ha cambiado la vida", asegura con una sonrisa orgullosa, aunque sin explicar cómo logra sacarle rendimiento a su preciado dispositivo en un país en el que las telecomunicaciones están bajo estricto control del Estado.

La novia de Sáez, Niurys, comparte su afición por los aparatos electrónicos y acaricia la blanca superficie del iPhone que éste le ha regalado.

La pareja muestra una tendencia creciente en Cuba, donde el programa de cambios socioeconómicos aplicados durante cinco años de Gobierno de Raúl Castro ha cambiado significativamente la economía de numerosas familias, así como su forma de pensar y vivir.

Hoy es evidente la existencia de un país mucho más desenfadado, incluso, para algunos, un poco frívolo, pendiente del último juguete tecnológico en el mercado, del mejor auto alemán, o de lo que dicta la moda en Nueva York.

La Habana, pero también algunas capitales de provincias, exhiben grupos de jóvenes, cuyos padres ganan en otras divisas, como el de Sáez, con un estilo de vida muy alejado del austero militante de la juventud comunista cubana.

Yolanda Martínez, Reforma, 24 de febrero.

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