"No tengo prejuicios por ajuste de Peña"


WASHINGTON.—El presidente Barack Obama aseguró ayer que no prejuzgará el cambio de estrategia en materia de seguridad de México “hasta que no escuche directamente de ellos lo que intentan lograr”.
Esta nueva fase de cooperación con la presidencia deEnrique Peña Nieto, dijo, “tiene más que ver con la forma en que las autoridades mexicanas trabajan entre sí y se coordinan de forma más eficaz, que con la forma en que colaboran con nosotros”.
A sólo unas horas de su visita a México, Obama respondió por primera vez a las dudas sobre la nueva estrategia de cooperación del gobierno mexicano que, según ha establecido la Secretaría de Gobernación de México, será canalizada a través de una sola puerta, la que controla su titular, Miguel Ángel Osorio Chong.
A pregunta expresa, en una rueda de prensa convocada de forma sorpresiva en la Casa Blanca para marcar los primeros 100 días de su segundo mandato y hablar de una amplia agenda que avanza trabajosamente en el Congreso —ante retos como la reforma migratoria, el control de armas, el control del déficit presupuestario o la amenaza del terrorismo doméstico—, Obama abordó las aparentes dudas que —según reportes de la prensa norteamericana— siguen suscitando los cambios anunciados por el gobierno de México en materia de cooperación binacional y frente a la amenaza del crimen organizado a nivel mundial.
“Durante mi primera conversación con el presidente (Enrique Peña Nieto, en la Casa Blanca, en noviembre de 2012) me externó su preocupación sobre la forma en que podríamos seguir trabajando para lidiar con los cárteles transnacionales de la droga. Hemos hecho grandes avances en la coordinación y cooperación entre nuestros dos gobiernos en los últimos años. Pero las cosas pueden mejorarse”, dijo el presidente Obama, sin abundar sobre los capítulos que hoy se encuentran bajo revisión del gobierno mexicano y que han sido objeto de un intenso proceso de consultas y auscultación entre la Secretaría de Gobernación y las principales agencias federales de inteligencia en Estados Unidos.
Para un nutrido grupo de analistas, el hecho de que el presidente Obama no haya podido ignorar ayer el tema de la seguridad con México durante la rueda de prensa, demuestra hasta qué punto el cambio de estrategia anunciado por el gobierno de Enrique Peña Nieto estará presente en sus conversaciones:
“A pesar de que la agenda de la visita haya sido envuelta con el tema económico, es obvio que el tema de la seguridad va a ser uno de los que dominarán las pláticas”, consideró Peter Hakim, de la organización Diálogo Interamericano.
Tras abordar de forma tangencial el capítulo de la seguridad, el presidente Obama aseguró que el énfasis de su visita a México será de carácter económico. “Mucho del enfoque será sobre economía. Hemos empleado mucho tiempo en asuntos de seguridad entre Estados Unidos y México y, a veces, creo que se pierde de vista que ahí hay una sociedad comercial que implica un volumen inmenso de comercio y una gran cantidad de fuentes de empleo hacia ambos lados de la frontera”, dijo Obama en alusión a un intercambio comercial que supera los 400 mil millones de dólares al año. Por esa razón, prosiguió: “Durante mi visita tenemos que ver de qué forma podemos profundizar esa relación, de qué forma podemos mejorar y mantener ese diálogo económico durante un largo plazo”.
En otra parte de la rueda de prensa, que convocó también para responder a las críticas sobre su falta de contacto con los medios, el presidente se refirió a la reforma migratoria que se ha empeñado en convertir en ley en este mismo año.
Ante la falta de avances concretos en otras áreas, como el relacionado con el fallido intento por impulsar iniciativas de ley contra las armas de asalto, o un mayor control de antecedentes en la compra venta de armas, el presidente llevará bajo el brazo a México la prometedora perspectiva de una reforma migratoria.
“Aún tenemos que esperar y ver”, aseguró Obama, en alusión a la compleja labor de negociaciones en el Senado de la mano de ocho senadores demócratas y republicanos para hacer realidad una iniciativa de ley que avanza trabajosamente:
“El trabajo de ese grupo de ocho senadores ha sido impresionante, aunque la iniciativa que han producido no es la que yo hubiera escrito”, reconoció Obama, e insistió que en medio de un proceso que aún es incierto, demócratas y republicanos tendrán que aceptar que no todos conseguirán lo que se han propuesto.
Obama mencionó algunos de los elementos que han servido de base a las negociaciones y, al mismo tiempo, las han condicionado. Por ejemplo, el elemento de la seguridad fronteriza en México o el sistema de verificación que se encargará de evitar la contratación de personas que no tengan sus documentos en regla.
Al final del camino, señaló el Presidente, de lo que se trata es que la iniciativa contemple una vía que le permita a 11 millones de indocumentados regularizar su situación y, con el tiempo, adquirir la ciudadanía.
“A pesar de que aún quedan muchos elementos de la reforma migratoria por definirse y concretarse en los próximos meses, no cabe duda que su solo debate en el Congreso le permitirá al presidente Obama presentarlo como un elemento positivo ante el gobierno de México”, consideró Doris Meissner, del Instituto de Política Migratoria.
Jaime Hernández corresponsal, El Universal, 1º de mayo.

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