Prevén se evite tema de narcóticos

NUEVA YORK.- Los presidentes Enrique Peña Nieto y Barack Obama intentarán hoy hacer a un lado el tema de la guerra contra las drogas para enfocarse en el creciente vínculo económico entre México y Estados Unidos.

El deseo de ambos Mandatarios por "desnarcotizar" la agenda bilateral deberá hacer frente a la realidad de la narcoviolencia, y la necesidad de pulir la relación de trabajo entre ambos gobiernos en seguridad, que se mantendrá como un tema relevante, apuntaron expertos consultados por REFORMA en Estados Unidos.

Obama comenzará hoy su cuarta visita a México -su país más visitado, junto con Francia- con un trasfondo de claroscuros: ambas economías gozan de buena salud, Peña Nieto impulsa sus reformas y Obama llega con la promesa de la reforma migratoria bajo el brazo.

La reunión entre ambos líderes llega en medio de crecientes críticas a la guerra contra las drogas y el giro que impuso Los Pinos en la cooperación en seguridad y la lucha contra el narcotráfico, que genera cierta inquietud en Estados Unidos.

"Vamos a ver que el encuentro entre los dos Presidentes determinará el esquema de cómo la cooperación se mueve hacia adelante, y muchos de las actividades se 'resetearán' luego de la discusión entre ambos", anticipó Andrew Selee, director del Instituto de México del Centro Woodrow Wilson de Washington.

Selle indicó que no hay dudas que los priistas son pragmáticos respecto de la seguridad y quieren tener un mayor control de la estrategia.

Afirmó que en los primeros meses de Peña Nieto al frente de la presidencia, ha quedado en claro que la fuerza motora es la supremacía del Estado sobre otros actores. Existen, además, desajustes en la forma en la cual operan ambos gobiernos.

"Puede ser un momento en el que haya malentendidos", resumió.

Juan Carlos Hidalgo, analista político del Instituto Cato, un centro de estudios conservador de Washington, dijo que a Obama le conviene que se hable de la economía en vez del narcotráfico y la narcoviolencia para no abrirle la puerta a las voces disidentes a la guerra contra las drogas en la región, y que Peña Nieto no quiere que su presidencia quede dominada por la narcoviolencia como ocurrió con Felipe Calderón.

"Con México hay más oportunidades de desnarcotizar la relación. Enrique Peña Nieto ha dejado en claro que quiere cambiar el tema, que no quiere que se hable de México en el contexto del narco, sino de las reformas, de una agenda reformista, y de un país que crece, a pesar de que la violencia continua igual", apuntó.

Pero Hidalgo agregó que el narcotráfico, tanto para México como de los países de América Central, es un "gran paréntesis" en la estabilidad y el crecimiento de la región que no puede obviarse.

"Una gran parte de la criminalidad que afecta a esos países se deriva del narco", destacó.

"Estados Unidos ha barrido este problema debajo de la alfombra y no le ha restado atención a una situación que en algunos casos, como Honduras, promete salirse de las manos", completó.

Vanda Felbab-Brown, de la Brookings Institutions, destacó que parte del interés compartido por Los Pinos y la Casa Blanca por llevar la atención a la economía es se trata de una agenda con la cual ambos mandatarios se sienten cómodos y la seguridad es ahora un tema complicado.

"El Gobierno de Enrique Peña Nieto se impresionó por el nivel de cooperación que había con Estados Unidos, y Estados Unidos tiene incertidumbre sobre el nuevo marco y el foco de Peña Nieto en reducir la violencia y no necesariamente en terminar con los cárteles", indicó Felbab-Brown.

Rafael Mathus Ruiz corresponsal, Reforma, 2 de mayo.