Exigen una disculpa pública las indígenas liberadas por orden de la Corte; el juez que las sentenció no será sancionado

En medio de aplausos fueron recibidas en las instalaciones del Centro de Derechos Humanos Miguel Agustín Pro, las indígenas Alberta Alcántara y Teresa González, luego de haber permanecido por casi cuatro años en el penal de San José el Alto, acusadas falsamente de haber secuestrado a seis agentes de la AFI, el 26 de marzo de 2006.

Pero eso quedó atrás. Hoy no hay rencores contra las autoridades, que las separaron de sus familias por más de 1,400 días.

Alberta y Teresa solo exigen una cosa: Que se les ofrezca una disculpa pública.

Porque dentro de lo malo, siempre hay algo rescatable. Su nombre: Jazmín, quien se llevó toda la atención durante la conferencia de prensa. Y es que, precisamente hoy es su día. Día del Niño.

Jazmín cumplió un año de edad el 14 de febrero pasado, y fue precisamente en la cárcel junto a su madre Teresa González donde la pasó recluida sin ningún delito que haya cometido…pero ahí nació.

“Por fin voy a poder formar bien una familia que yo tanto deseaba y qué bueno que me dejaron en libertad. Le doy gracias a Dios que soy libre, dijo Teresa, quien lucía ropa típica —que ella teje—, del poblado de Santiago Mexquititlán, municipio de Amealco.

Estas faltas a un proceso de justicia limpio son el inicio, pues Luis Arriaga Valenzuela, del Centro Prodh, asegura que en las cárceles existen alrededor de ocho mil indígenas, de los cuales al 89 por ciento se les violan sus derechos fundamentales como lo es tener un traductor.

“Con la resolución de la Suprema Corte se dio fin a un episodio trágico y lamentable, aunque persisten situaciones similares en el país. Esperamos que este caso abra el camino para poner límites a la actuación arbitraria de las autoridades ante los ciudadanos sobre todo a los más vulnerables”, enfatizó Arriaga Valenzuela.

Aquel 26 de marzo de 2006 en Santiago Mexquititlán, las mujeres se opusieron a que los AFI´s decomisaran su mercancía, el único sustento para sobrevivir, lo que culminó en la detención de tres mujeres el 3 de agosto de ese mismo año. Ni siquiera —dicen— llegaron uniformados.

Pero eso quedó atrás. Hoy Jazmín es el nuevo motor que las impulsa para salir adelante. Aunque el temor de ellas a alguna represalia es notorio. “Tenemos miedo”, exclama Teresa.
Dennis A. García, La Crónica, 30 de abril.

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