En tanto, el embajador de Estados Unidos en México, Carlos Pascual, planteó que la cumbre de noviembre próximo, en Cancún, podría ser la oportunidad para que en una nueva etapa los países se acerquen a un compromiso para reducir las emisiones de carbono.
También dijo que en 50 años su país ya no tendrá que preocuparse por Cuba, porque los efectos del cambio climático provocarán la desaparición de la isla.
Al participar en la Expo Negocios Verde, convocada por el Tecnológico de Monterrey, el diplomático informó que México y Estados Unidos colaboran en la creación de un mercado energético renovable, cuyo documento base podrá estar listo a finales de este año como parte de los compromisos de ambos países para generar una transformación energética.
Wahlström se encuentra de visita en México para reunirse con funcionarios federales y del gobierno capitalino. Ayer, en una conferencia magistral que dio en la Secretaría de Relaciones Exteriores, manifestó que se requiere una mayor inversión para prever desastres graves en caso de sismos. El Banco Mundial estima que se necesitan entre 75 y 100 millones de dólares anuales para que países en desarrollo puedan adaptar sus infraestructuras.
Consideró que el desafío mayor es la inercia que impide a las personas cambiar los patrones de consumo para reducir el cambio climático. A pesar de que saben sobre la importancia de este tema, no actúan cuando tienen oportunidad, enfatizó.
Modificar patrones de consumo
Es en el ámbito de las políticas públicas donde se pueden proveer incentivos de peso para que individuos, comunidades y gobiernos puedan modificar comportamientos y patrones de consumo, a fin de reducir el riesgo de eventos climáticos extremos.
Dijo que para promover los cambios se ha puesto en marcha la campaña Mi ciudad se está preparando, en la que se involucran autoridades y líderes sociales.
En su exposición, manifestó que la cumbre de Cancún representa una oportunidad para actuar juntos tanto los países de altos ingresos como los de bajos recursos. Necesitan actuar conjuntamente para la mitigación y la adaptación a las modificaciones del medio ambiente, enfatizó.
La representante especial de la ONU, Margareta Wahlström, concluirá el primero de mayo la visita que inició ayer. Su estancia en el país se inscribe en el contexto de cooperación entre su oficina y el gobierno mexicano, en el interés compartido de estrechar lazos para impulsar medidas que reduzcan las pérdidas ocasionadas por los desastres naturales, de conformidad con el Marco de Acción de Hyogo 2005-2015 y en el compromiso de México de compartir su experiencia a escala internacional.
Como parte de sus actividades, viajará al estado de Chiapas, donde se reunirá con el gobernador Juan Sabines Guerrero. Su programa incluye actividades para promover un enfoque regional de la escuela de protección civil de esa entidad, lo cual favorecerá la creación y fortalecimiento de capacidades y de instituciones en la materia.
Por otra parte, en la expo, que reunió a empresarios, funcionarios de la administración federal, académicos y alumnos del Tecnológico de Monterrey, Leonardo Beltrán, coordinador de Información y Estudios Energéticos de la Secretaría de Energía (SE), aseguró que no sólo se requieren recursos financieros para garantizar un tratado internacional sobre cambio climático, también establecer las bases de un desarrollo sustentable tanto en los países en desarrollo como en las naciones con tecnología más avanzada.
El funcionario reconoció que México requeriría invertir 0.4 por ciento de su producto interno bruto anual, es decir, más de 3 mil millones de pesos, para garantizar una reducción “enérgica” de las emisiones de gases de efecto invernadero, pues informó que 60 por ciento se generan por el consumo y la producción energética.
Al respecto, Elías Freig, coordinador de la fuerza de tarea CO2 de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público, afirmó que un acuerdo global para enfrentar el cambio climático no puede funcionar sin un nuevo pacto económico que demanda una “nueva arquitectura financiera, que incluya cinco líneas de acción, entre ellas, la posibilidad de aplicar un impuesto o cuota que no sólo ayude a generar los recursos que demandan las acciones de mitigación y prevención, sino que se traduzcan en una redistribución justa para el contribuyente”.
Sin embargo, advirtió que una medida aislada, como imponer un gravamen verde, “no solucionará por sí mismo la escasez de recursos para enfrentar el cambio climático. Se trata de buscar soluciones integrales en las que se sumen todos los países y no sólo unos cuantos”.
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