Apasionan celulares a jóvenes cubanos

LA HABANA.- Táctiles, extra planos y ultra ligeros, con fundas de colores y sonidos llamativos, con atractivas pantallas y acceso a canales de televisión, así son los teléfonos celulares que hacen furor entre los jóvenes cubanos, que los ven más como un requisito indispensable para estar a la moda que como instrumento para practicar la disidencia política o impulsar su derecho a la libre expresión.

Hasta hace poco, los altos precios de la telefonía móvil en Cuba limitaban el uso de los celulares a unos cuantos privilegiados que los usaban como herramienta de trabajo. Pero hoy, gracias a que el servicio que presta la empresa estatal Etecsa se ha abaratado, prácticamente todos los jóvenes tienen o quieren uno.

En el top de sus sueños: la Blackberry Torch, el iPhone y el Samsung Galaxy.

No es raro que un veinteañero cubano prefiera comer arroz y frijoles los 30 días del mes, tapar con cartones la ventana de su cuarto para que no se le inunde cuando llueva o arriesgarse a vender cualquier cosa ilegalmente, si con eso consigue "al menos" el Samsung GT 2580, un táctil que, según los entendidos, es el más común.

"El celular es nuestra conexión más rápida para quedar, saber donde hay un concierto o una fiesta, donde va la gente. Nos sirve para una pila de cosas. También es una diversión, tiene juegos, y yo lo uso como mp3", cuenta Claudia, de 16 años, con una imitación de Blackberry traída desde Estados Unidos, sin conexión a internet, pero con otros servicios y potencialidades que paga su hermano desde Miami.

Estos fanáticos, y también los treintañeros y cuarentones que han hecho del móvil un ícono de poderío económico, recibieron con gran entusiasmo el anuncio de que a partir del primero de febrero, Etecsa eliminó el cobro por llamadas recibidas y disminuyó 44 por ciento el precio de la mensajería de texto. De 16 centavos de cuc el mensaje pasó a nueve, y en las llamadas el minuto pasó de 60 centavos de cuc a 45.

La compañía pretende extender así el servicio móvil, que cerró 2011 con 1.2 millones de líneas activas, y aunque la cifra representa unas 300 mil líneas más que en 2010, resulta inferior al potencial de un país con 11.2 millones de habitantes, según dijo la presidenta de Etecsa, Mayra Arevich.

Y mientras esperan con ansia el acceso libre a internet, y a Twitter y Facebook, muchos saben cómo saltarse las reglas, y no precisamente con intenciones de practicar un activismo político disidente, sino por el simple y puro placer de no quedarse atrás y "estar a la última".

Casi todos los teléfonos que vende Etecsa, por ejemplo, vienen de Asia, según dijeron a
REFORMA trabajadores de la empresa nacional.

"Uno de los últimos modelos made in China puede costar a la compañía alrededor de 25 dólares y ésta la vende al cliente hasta por 300 cucs.

Además, aunque el cargador o los audífonos vengan en la misma caja, aquí se venden como complementos por separado, precisó un empleado de los almacenes.

Tener lo último en Cuba es un lujo al alcance de muy pocos. Pero una parte de la juventud habanera y los nuevos empresarios exhiben modelos recién salidos al mercado en Europa o en Estados Unidos, que adquieren al margen de las tiendas estatales.

"A la mayoría se lo traen familiares que viven fuera del país; se lo envían con mulas o lo compran aquí a vendedores particulares", declaró a REFORMA María Karla, una universitaria cuyos padres se encuentran actualmente en el extranjero.

"Yo por el momento me conformo con que mi celular sea liviano y tenga bluetooth para pasarme fotos, música y videos con mis amigos", puntualizó, mostrando un Nokia blanco con posibilidades de acceso a internet en su menú de opciones.

"Todos esperamos que nos permitan la conexión desde los móviles, como puede cualquier estudiante de América Latina", añadió.


Yolanda Martínez corresponsal, Reforma, 26 de febrero.

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