Lo que sí y lo que no debe hacer Josefina


Son cuatro damas. Son las cuatro mujeres que han sido candidatas presidenciales en México. Son cuatro historias diferentes. Cuatro motivaciones distintas. Y por tanto, cuatro visiones de lo que, desde su experiencia de ex candidatas presidenciales, Josefina Vázquez Mota, aspirante del PAN no debe y sí debe hacer durante la campaña.
La primera mujer en querer llegar a la Presidencia de la República lo intentó en 1982: se trata de Rosario Ibarra de Piedra. Lo hizo por el trotskista Partido Revolucionario de los Trabajadores (PRT). Ella, aunque sí era una mujer de izquierda, no era exactamente una dama afín a esa ideología: era, sobre todo, una madre a la cual el régimen del antiguo partido de Estado le había arrebatado a su hijo Jesús, quien fue desaparecido en 1974 por las fuerzas policiales y militares del entonces gobernante PRI durante el sexenio de Luis Echeverría. Y por eso, Rosario Ibarra decidió que ser candidata presidencial representaba una gran oportunidad: los mexicanos y el mundo entero tenían que enterarse de que en México, como en América del Sur, sí había desapariciones forzadas.
En las urnas compitió contra Miguel de la Madrid (PRI) y Pablo Emilio Madero (PAN). Obtuvo 1.76 por ciento de la votación: 446 mil 418 sufragios. Ganó la aplanadora priista dispuesta para De la Madrid, auxiliada por partidos satélites como el Partido Auténtico de la Revolución Mexicana (PARM) y el Partido Popular Socialista (PPS), con 70.99% de los votos, 16.7 millones de votos, 2.5 millones de sufragios más de los que obtuvo Felipe Calderón hace seis años. Porcentualmente, De la Madrid obtenía similar votación que Calderón y Andrés Manuel López Obrador juntos en 2006: 71.2%. Sí, hace 24 años eran los tiempos de los carros completos, de las mayorías absolutísimas del PRI. Aun así, cerca de medio millón de personas se atrevían a votar por la mujer del hijo desaparecido. Madero obtuvo 15%, 3.7 millones de votos.
Seis años más tarde, Rosario Ibarra lo volvería intentar contra Carlos Salinas de Gortari (PRI), Cuauhtémoc Cárdenas (Frente Democrático Nacional), y Manuel Clouthier (PAN), en aquellos comicios manchados por la sombra de fraude, por la famosa caída del sistema de cómputo electoral cuando los primeros resultados ponían a la cabeza a Cárdenas. Nunca se supo: las boletas electorales fueron quemadas por orden del Congreso con el voto del PRI y el PAN. Los resultados oficiales registraban que Salinas vapuleaba con 50.70 por ciento de los sufragios (9.6 millones de votos), mientras Cárdenas obtenía 31.10% (5.9 millones de votos), y Clouthier 16.79% (3.2 millones de votos). Rosario Ibarra captó apenas el.39% (74 mil 857 votos). Iniciaba la caída del PRI: de una elección presidencial a otra, perdía veinte puntos.
Rosario Ibarra, casi dos décadas y media después de haber sido la primera mujer candidata presidencial en México, habla hoy de lo que debe y no hacer una persona como Josefina Vázquez Mota, aspirante del PAN este 2012.
—¿Qué es lo que le recomendaría no hacer a una candidata presidencial como Josefina Vázquez Mota?
—No engañar. No hablar con demagogia. No decir mentiras como han acostumbrado muchos de los candidatos. No hacer promesas que no sabe si va a poder cumplir. Ser natural. Sincera. Si usted siente algo, si siente conmiseración por algo, hacerlo manifiesto. Al menos eso hice yo. Si no siente, mejor no opinar, no quitarles su deseo vehemente de expresar las cosas como debe ser.
—No simular.
—Exactamente: no mentir, no engañar, no simular.
—¿Qué sí le recomendaría hacer?
—Ser sincera. Sobre todo, ser sincera. Decir lo que siente verdaderamente.
***
Cecilia Soto fue la segunda candidata presidencial en México. Lo fue seis años después del último intento de Rosario Ibarra, en 1994. La sonorense, quien estudió Física en la UNAM, contendió por el Partido del Trabajo (PT). Pero ya tenía carrera política: fue diputada en el Congreso sonorense en 1988 y diputada federal en 1991 por el extinto PARM. En 2000 estuvo cerca de Vicente Fox y durante el sexenio del panista fue nombrada embajadora en Brasil.
La hoy colaboradora de la Fundación Carlos Slim tuvo porcentualmente el mejor resultado entre las mujeres candidatas presidenciales: logró 2.75 por ciento de los sufragios. Obtuvo casi un millón de votos, 970 mil 121, más del doble del mejor resultado de su predecesora en 1982, Rosario Ibarra.
En esos comicios, marcados por la tragedia que implicó el asesinato del candidato presidencial del PRI, Luis Donaldo Colosio, de todas maneras triunfaron los priistas, con el candidato de remplazo, Ernesto Zedillo, que tuvo 17.1 millones de votos, el mayor número de sufragios con el que haya sido elegido hasta ahora un Presidente, aunque porcentualmente tuvo, hasta ese momento, el menor registro para el PRI: 48.69%. El segundo sitio lo ocupó el panista Diego Fernández de Cevallos, con 9.1 millones de votos, 25.92% de la votación. Cárdenas cayó hasta el tercer sitio, con 5.8 millones de votos, 16.59%. En cuanto lugar quedó la dama de Sonora.
Hoy, 18 años después, esto es lo que Cecilia Soto le sugiere a Josefina Vázquez Mota:
—¿Qué le recomendaría hacer?
Se lo piensa unos segundos y repite la pregunta: “¿Qué le recomendaría hacer?”. Luego responde:
—Mire, lo más importante es el tema de la autocensura. Es un mecanismo muy fuerte. Eso quita mucha frescura al discurso de una candidata. Es muy importante el tema de la autenticidad sobre lo que se dice, sobre lo que se quiere hacer. Además, Josefina tiene una apariencia muy frágil. Es muy flaca, muy delgada (se ríe)… Es importante atender eso, ¿no? (vuelve a reír).
—¿Qué coma mejor?... —se le pregunta y se ríe de nuevo.
—No, no, no… Josefina es una buena candidata, estoy muy contenta con su candidatura.
—¿Lo que usted está queriendo decir es que puede dar una imagen de fragilidad?
—Sí. Es decir, por ejemplo, ha habido algunas críticas de que ella proyecta una imagen maternal, y de ninguna manera. Para maternal se necesita ser pachoncita, ¿no? En ella hay una imagen de tesón muy interesante, pero es una imagen física frágil.
—¿Qué le recomendaría a una candidata a la Presidencia no hacer? Tiene que haber algo de su campaña que usted haya dicho: “Carajo, ¿por qué hice eso?
—Hubo varias (ríe más). Yo creo que lo más importante es evitar el rollo. Es muy importante comunicar soluciones e ideas concretas con respecto de qué hacer con el país. Es muy importante que Josefina, bueno, que una candidata mujer no se proyecte simplemente como una Presidenta para las mujeres. Eso, de ninguna manera. Ni las mujeres queremos una Presidenta nada más para las mujeres, queremos una Presidente —por cierto (acota), gramaticalmente es Presidente—. Queremos una Presidente capaz. Josefina ha mostrado una capacidad muy interesante que es la de aprender muy rápido y formar equipos. No le veo miedo a rodearse de personas que en ciertas áreas sepan más que conoce ella. Eso es muy importante. Esto habla de una seguridad en sí misma.
***
Marcela Lombardo Otero compartió el honor de ser la segunda candidata presidencial mexicana en 1994 con Cecilia Soto. Es hija del abogado y líder sindical Vicente Lombardo Toledano, fundador del Partido Popular a finales de los 40, quien fue gobernador interino de Puebla en los años 20 y después candidato presidencial por el PPS en 1952. Los restos del hombre yacen en la Rotonda de las Personas Ilustres.
Marcela, quien actualmente dirige el Centro de Estudios Filosóficos, Políticos y sociales Vicente Lombardo Toledano (auspiciado por la SEP), ya tenía carrera política previa a su candidatura: fue diputada en 1976 por el PPS y luego por el izquierdista FDN de Cárdenas en 1988.
En los comicios de 1994, ya reseñados líneas arriba, Marcela quedó en un remoto octavo lugar, con apenas 166 mil votos, que le dieron un magro .47 por ciento de votación. Además de Zedillo, Fernández de Cevallos, Cárdenas, y Soto, la superaron Jorge González Torres del Partido Verde (PVEM), Rafael Aguilar Talamantes del Partido del Frente Cardenista de Reconstrucción Nacional (PFCRT), y Álvaro Pérez Treviño, del PARM. Peor que a Marcela sólo le fue a Pablo Emilio Madero, del Partido Demócrata Mexicano, quien tuvo 87 mil votos, .28%.
Y para Josefina Vázquez Mota, tiene estas palabras:
—¿Qué le recomendaría no hacer a una candidata a la Presidencia? Ahora tenemos otra candidata. ¿Qué le recomendaría no hacer, de acuerdo con lo que usted vivió?
—No hablar nada más con frases. Con frases llamativas. Que diga lo que va a hacer. Que tenga un programa de gobierno, porque esas frases que llaman la atención, o que son para conquistar a la gente, frases de deseos de que se cambie la situación en la que vive la gente, eso muy negativo. No van a cumplirse esas promesas que se quedan en el aire, como lo del “presidente del empleo (referencia a Calderón)”, o cualquier otra cosa como las que se han dicho. Entonces, siempre hay que tener, cuando se inicia una campaña, una plataforma, un programa de gobierno, sobre todo para la candidatura a la Presidencia. Eso es muy importante, porque si no se tiene, se vuelven esos discursos vacíos, supuestamente emotivos, que sólo a algunos les interesa, a la gente que más lo necesita, a la gente que necesita siempre escuchar algo promisorio. Es fundamental un programa…
—¿Y sobre todo cómo lo van a hacer?
—Y cómo lo van a hacer, claro.
—¿Qué si le recomendaría hacer a una candidata como Josefina Vázquez Mota?
—Tener una actitud normal. Una actitud de una gente que está luchando políticamente por un ideal, por un cambio para el país, para defender el país. Que eso siempre lo tenga presente: que lo fundamental para México, y más ahora, es escuchar a una gente que se comprometa a recuperar la independencia política y a luchar por la independencia económica del país. Eso es muy importante.
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Patricia Mercado fue la más reciente candidata presidencial: compitió por el Partido Alternativa Socialdemócrata y Campesina en el 2006 contra Felipe Calderón (PAN, 35.89 por ciento), Andrés Manuel López Obrador (PRD, PT y Convergencia, 35.33%) y Roberto Madrazo (PRI, 22.23%). Aunque porcentualmente se quedó ligeramente abajo de Cecilia Soto (2.75%), ha sido la candidata presidencial más votada en la historia: consiguió un millón 128 mil 850 votos (2.71%). Atrás de ella quedó el elbista Partido Nueva Alianza con Roberto Campa Cifrián, que sólo tuvo.96% de votación (401 mil votos).
Patricia ya tenía carrera política: formó parte del Partido Democracia Social de Gilberto Rincón Gallardo (con quien perdió la candidatura presidencial en 2000), y fue presidenta del Partido México Posible, que perdió su registro en 2003. Es sonorense y ha sido muy activa en los movimientos feministas. Actualmente preside el Instituto de Liderazgo Simone de Beauvoir, y también conduce la Iniciativa Suma, que agrupa a varias organizaciones de mujeres.
Sobre sus sugerencias a Josefina Vázquez Mota, dice:
—¿Qué es lo que le recomendaría no hacer?
—No hay que sobrexponer el hecho de ser mujer. No hay necesidad de repetirlo, porque la sola presencia ya le dice a las personas todo. Las personas ya tienen una idea de lo que es ser una mujer…
—¿Está abusando Josefina?
—No, yo creo que apenas va a entrar campaña. Yo espero que no lo haga. Además luego se crea un mito, de que luego todo el tiempo hablas de las mujeres cuando simplemente tu presencia es una presencia de mujer. No hay que sobrexponer, hay que tener una agenda para las mujeres, y hay que tener mucha claridad de que simbólicamente es importante que una mujer asuma el poder, pero lo más importante es la agenda que esa mujer traiga, y que por eso pide el voto. La sobrexposición de “soy mujer-soy mujer” me parece que no le ayuda ni con los hombres ni con las mujeres a una candidata.
—¿Qué sí le recomendaría hacer?
—Eeeh. Que la diferencia que hace su cuerpo. Que la diferencia que hace el ser una mujer biológicamente, tener un cuerpo de mujer, tener una historia de vida y familiar como mujer, eso, y que usara un discurso ligado a los dolores humanos de la vida cotidiana y que los transformara en agenda. Es decir, lo que las mujeres ponemos en la mesa de la agenda pública tiene que ver con la vida cotidiana. Por eso los ciudadanos se pueden sentir cerca de una mujer candidata: porque es capaz de hablarle de los problemas de la vida cotidiana en un lenguaje de política pública, o de reforma legislativa. Distinguirse por una agenda distinta y con un lenguaje muy alejado de la retórica, de la demagogia. Muy directo, muy cercano. Más simple.
Las ex candidatas presidenciales y sus consejos a Josefina Vázquez Mota…
Juan Pablo Becerra-Acosta M., Milenio, 22 de febrero.

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