La Habana, 31 de enero. La presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, inició hoy una visita oficial a Cuba, en la que de inmediato fijó su posición: respaldo económico a la isla, rechazo al bloqueo de Estados Unidos y discusión multilateral, no caso a caso, en materia de derechos humanos.
Ex guerrillera, igual que su anfitrión, Raúl Castro, Rousseff llegó el lunes, en su primer viaje a Cuba como presidenta. En esa forma prolongó la política de su antecesor, Luiz Inacio Lula, de animar el diálogo con La Habana y robustecer la presencia económica brasileña en la isla. Sobre derechos humanos expresó: quien tira la primera piedra, tiene tejado de vidrio
.
Rousseff agregó el hecho simbólico de que vino a este país antes de ir a Estados Unidos. Castro presidió el martes la bienvenida oficial.
Además del ya conocido rechazo brasileño a la coerción económica estadunidense, Rousseff declaró hoy su interés en vigorizar el comercio.
Citó un inminente crédito de 350 millones de dólares para que la isla compre alimentos, otros 200 millones de dólares para la venta de maquinaria agrícola brasileña y la inversión en curso para la ampliación del estratégico puerto de Mariel (50 kilómetros al oeste de La Habana).
La mayor contribución que podemos hacer aquí es ayudar a desarrollar todo el proceso económico
, señaló Dilma. “Brasil participa hoy de varias iniciativas (…) la primera de ellas una política alimentaria”.
En declaraciones a la prensa brasileña que la acompaña, Rousseff evitó polemizar sobre derechos humanos. Dijo que las violaciones ocurren en todas partes, incluso en Brasil, y recordó el caso de la base estadunidense de Guantánamo en Cuba.
El mundo necesita convencerse de que es algo en el que todos los países tienen responsabilidad, inclusive nosotros
, agregó la mandataria. Aceptó una discusión multilateral, sin usarla como una piedra que usted echa de un lado a otro
.
El punto es de alta sensibilidad para Brasil, desde que la propia presidenta, ex prisionera torturada por la dictadura militar de su país, anunció al tomar posesión que sería siempre intransigente en la defensa de los derechos humanos
.
Días antes de su viaje tomó estado público el caso de la opositora cubana Yoani Sánchez, invitada a Brasil para la presentación de un documental. Recibió la visa brasileña pero aún no tiene el permiso de viaje, un requisito indispensable, que otorga o niega el gobierno de La Habana.
En discusiones populares y en declaraciones de numerosos artistas e intelectuales cubanos se ha fortalecido la demanda de que se elimine ese requisito. Castro confirmó en diciembre que haría cambios a las regulaciones migratorias, pero pidió tiempo para adoptarlos.
Durante la visita de Rousseff podrían formalizarse otros acuerdos. El gigante de la construcción brasileña Odebrecht anunció que firmará con el Grupo de Administración Empresarial del Azúcar de Cuba un contrato de administración productiva
por diez años para aumentar los resultados del ingenio 5 de Septiembre, de Cienfuegos (centro-sur).
El consorcio brasileño tiene un proyecto similar en Angola, para la producción de dulce, etanol y energía eléctrica. En Cienfuegos hay una refinería con inversión venezolana, que está en ampliación para pasar de 65 mil a 150 mil barriles diarios.
Aunque la fórmula no sería en rigor una inversión, sería la primera vez que Cuba acepta la participación extranjera en la producción de azúcar, la antigua columna vertebral de la economía del país, que se derrumbó en los años 90 y no ha logrado repuntar.
Odebrecht es la misma empresa que construye la obra civil de la ampliación de Mariel. Este es un ambicioso proyecto cubano para convertir esa terminal en un punto clave de comercio internacional y la extracción de petróleo en el Golfo de México, bajo un esquema que sugiere un futuro de normalización con Estados Unidos.
Según reportes procedentes de Brasil, estaba previsto que durante la visita de Rousseff se liberara un segundo tramo del crédito del Banco Nacional de Desarrollo Económico y Social que financiará la mayor parte de las obras de Mariel, calculadas para un total de unos 600 millones de dólares.
Tras el viaje a La Habana del canciller brasileño Antonio de Aguiar Patriota, a mediados de enero, su oficina anunció que la compañía Fanavid, de Sao Paulo, se instalará en Mariel y producirá vidrio para el mercado cubano y la exportación a Brasil y el Caribe.
Mariel es una de las Zonas Especiales de Desarrollo
incluidas en la reforma económica cubana, una especie de locomotoras destinadas a impulsar exportaciones, emprender proyectos de alta tecnología e impacto local y crear empleos.
Según el plan, Mariel será la principal puerta de entrada y salida de mercancías en la isla, con capacidad para recibir a los grandes buques que cruzarán el canal de Panamá después de su ampliación (Post Panamax) y a mitad de camino en la ruta comercial entre Asia y la costa este de Estados Unidos.
Según informes brasileños, el intercambio comercial con Cuba llegó a 642 millones de dólares en 2011, un 31 por ciento más que en 2010. Brasil es el quinto socio comercial de la isla, después de Venezuela, China, Canadá y España.
Gerardo Arreola, La Jornada, 1º de febrero.
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