Reta Azcárraga a Slim a competir en los mercados y no en tribunales

El mes pasado le trajo noticias contrarias a Carlos Slim, el hombre más rico del mundo. La Comisión Federal de Competencia (CFC) se pronunció en desacuerdo ante la inversión de Televisa, la televisora más grande de México, en Iusacell, una empresa de telefonía móvil. Ésa fue una buena noticia para el Sr. Slim porque obstaculizó a un rival de su imperio de telecomunicaciones.

La mala noticia fue que la Comisión Federal de Telecomunicaciones (Cofetel) no pudo llegar a un acuerdo para abrirle paso a una tercera y cuarta cadena de televisión abierta. El Sr. Slim quiere entrar desesperadamente al negocio de la televisión. Ambas decisiones encierran el status quo, son negativas para el consumidor, para México y para Televisa, la empresa que presido, administro y en la que soy el mayor accionista.

Primero lo primero. Aunque en el pasado haya parecido que estuvimos en contra de esto, Televisa no se pone a la creación de una tercera, cuarta o hasta quinta cadena nacional de televisión. Siempre y cuando la Cofetel anuncie los términos de la licitación de más frecuencias de televisión, no la desafiaremos legalmente -siempre que las reglas creen un piso parejo para la competencia.

Tampoco desafiaremos el intento de crear una nueva cadena de televisión con el apoyo de un socio estadounidense, siempre que recibamos el mismo trato en Estados Unidos. Actualmente, la ley estadounidense prohíbe a los extranjeros poseer más de 25% de una estación de televisión.

Le damos la bienvenida a más competencia en el mercado de medios masivos en México, particularmente en el de televisión, porque consideramos que nuestra empresa es la mejor, y lo ha sido por más de medio siglo. Sin embargo, antes de lanzar nuevas cadenas de televisión, es indispensable que se establezcan regulaciones que emparejen el piso en la industria de telecomunicaciones. De otra forma, el futuro de los negocios de televisión abierta, por cable y satelital será puesto en juego.

El mercado publicitario de televisión abierta en México vale un poco más de 2,500 millones de dólares al año; el mercado de televisión de paga vale otros 2,500 millones de dólares. Pero mientras 95% de los hogares mexicanos tiene un televisor, la televisión por cable (donde participa una filial de Televisa) sólo llega a 30% de los hogares. Y ya que la legislación estadounidense nos dificulta expandir nuestra participación en Univision (la cadena de televisión de habla hispana más grande de Estados Unidos y la quinta entre el total), Televisa necesita diversificarse para crecer.

Es por esto que el año pasado hicimos un trato con Iusacell, un pequeño operador con 4% del Mercado de telefonía móvil, propiedad de la televisora que nos compite, TV Azteca, que tiene cerca de 30% del mercado de televisión abierta. Queremos participar activamente en el Mercado de telecomunicaciones, especialmente en el de telefonía móvil. Este mercado en México vale cerca de 15,000 millones de dólares.

La comisión antimonopolios de México, la CFC, bloqueó nuestra transacción con Iusacell por la preocupación de que dos televisoras coincidieran en una operación común en la industria de telecomunicaciones podría significar una colusión en el mercado de medios masivos. Esto nunca ha sucedido y no es la intención de Televisa. Estamos preparados para establecer barreras con el fin de atender las preocupaciones del órgano regulador.

La comisión antimonopolios debe entender que no sólo es una buena noticia para nosotros entrar al mercado de telecomunicaciones, sino que también es una buena noticia para México. Esto porque al mercado de telecomunicaciones en México le urge competencia. Las empresas de Carlos Slim controlan 70% del mercado de telefonía móvil en México, 74% del servicio de banda ancha fija y 80% de las líneas fijas en el país.

Según un estudio reciente de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos -OCDE-, México pierde 2.2% de su producto interno bruto (PIB) cada año a cauda de las altas tarifas en telefonía móvil, la baja penetración de internet y su conectividad mediocre.

México tiene 10% de suscriptores de internet móvil por cada 100 habitantes como Turquía. Sus tarifas de telefonía celular son por mucho las más caras de la OCDE. En comparación con otros países de la OCDE, México se encuentra entre los que menos inversión en telecomunicaciones per cápita registran: pero, dice el estudio, "los márgenes de rentabilidad del operador incumbente casi duplican el promedio de la OCDE".

Le damos la bienvenida a la competencia en televisión. Pero el Sr. Slim ha peleado con uñas y dientes para bloquear la competencia en telecomunicaciones, y ha retrasado los intentos del gobierno mexicano de regular a Telmex, su empresa de telefonía fija, y a Telcel, su proveedor de telefonía móvil, en los juzgados mexicanos.

La OCDE recomienda que a Telmex se le autorice ofrecer el servicio de televisión sólo cuando sea sujeto a regulaciones asimétricas adecuadas, y haya evidencia de que está cumpliendo con ellas y no recurriendo a recursos legales para atrasar o suspender su desarrollo". Esas regulaciones "asimétricas" regularían a Telmex de manera más precisa, que otras empresas tratando de entrar al mercado para equilibrar su dominancia.

México está cambiando para bien. Televisa también. Lo mismo debería hacer alguien con la visión, el talento y la influencia de Carlos Slim.


Emilio Azcárraga Jean, publicado por The World Street Journal, La Crónica, 23 de marzo.

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