Migrantes, “encallados” en Veracruz


VERACRUZ. La espera hartó a cientos de migrantes centroamericanos que permanecen varados en la zona sur del país tras la interrupción de las rutas del tren en Loma Bonita, Oaxaca.
Un grupo de 20 personas hace planes para avanzar caminando; llevan ya cuatro días esperando a que se reanude el transporte ferroviario y no están dispuestos a aguardar más. 
Como ellos, por todo Veracruz, avanzan contingentes de centroamericanos: unos, sobre las vías del tren; otros, los que tienen dinero, toman autobuses bajo el riesgo de ser pillados por un retén del Instituto Nacional de Migración (INM). 
La ciudad petrolera de Coatzacoalcos ha servido como refugio de cientos de migrantes. Algunos están bajo techo, en albergues auspiciados por la comunidad religiosa; otros, no tan afortunados, lo hacen en las calles.
Niegan paso libre
El INM informó que no puede darles “paso libre” a los migrantes, a casi un mes de haberse suscitado un problema con las vías por el colapso de un puente ferroviario en Oaxaca. 
Rafael Pretelin Pouchoulen, delegado del INM en Veracruz, dijo que desde el 17 de junio, cuando colapsó el puente ferroviario impidiendo que muchos migrantes sigan su camino hacia Estados Unidos, se ha garantizado la asistencia humanitaria 
El Instituto Nacional de Migración ha buscado que la mayoría se acoja al sistema de retornos voluntarios asistidos para volver a su país, porque los afectados son “migrantes económicos”, es decir, personas que buscan una mejor calidad de vida. Hasta el momento, 237 personas provenientes en su mayoría de Honduras, Guatemala y otros países de Centroamérica, han decidido volver voluntariamente.
Pretelin insistió en que México cuenta con una Ley Migratoria “muy humanitaria” y hasta el momento, en el caso de los migrantes varados en Veracruz, tanto instancias federales como estatales han ofrecido todo el apoyo. 
Carlos Joel Ochoa Cáceres, de 16 años, es hondureño y ha avanzado sobre territorio mexicano por una semana hasta quedar varado en Coatzacoalcos. Él y unos amigos saldrán caminando al norte, con rumbo al puerto de Veracruz, para de ahí intentar llegar a la ciudad de México y ver la forma de trasladarse a la frontera. 
El pastor Héctor de Jesús Vidal López, uno de los cuatro voluntarios que reparten la comida, dice que a veces lo que llevan no alcanza y muchos se quedan sin alimento. (Con inf. de agencias)
Rodrigo Barranco y corresponsal, El Universal, 10 de julio.

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