La presidencia del empleo… informal


La presente administración podría asegurar que ha anotado un gol en el tema de creación de empleos formales, al superar los 15 millones 806 ocupados adscritos al IMSS a junio pasado.
Desafortunadamente, la velocidad con que el empleo informal tiene crecimiento es muy superior al ritmo con que crece el empleo formal.
El universo de los trabajadores que laboran en el sector informal, no es tan disímil al formal, pues supera los 14 millones 216 mil trabajadores.
En términos de crecimiento anual, en el segundo trimestre de 2012 la población que laboró en el sector informal creció a una tasa anual de 6.2% y la que laboró en el formal adscrito al IMSS lo hizo en 4.8%, de acuerdo con datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) y del IMSS.
La administración saliente generó un saldo neto de 2 millones 128 mil plazas formales adscritas al IMSS, pero el dato es inferior a las más de 5 millones 500 mil plazas formales que se requirieron en cinco años y medio (1 millón por año) para cubrir a las personas que se incorporan al mercado laboral por vez primera y a aquéllas que no están empleadas.
En consecuencia, numerosas personas en México han encontrado en la informalidad su sustento diario.
La disyuntiva del empleado
La precariedad del empleo sin embargo no se limita a este sector de baja productividad e ingresos.
De los 48 millones de ocupados en el país a junio pasado, 31 millones de personas no cuentan con acceso a instituciones de salud, cifra que representa un aumento en 1 millón 364 mil personas respecto a un año atrás.
Además, de los 32 millones de trabajadores remunerados, cerca de 12 millones 600 mil no tienen prestaciones sociales y unos 15 millones laboran sin un contrato escrito de por medio. Estos dos indicadores reportan incrementos de casi 574 mil personas sin prestaciones y de 734 mil personas más sin contrato escrito respecto al segundo trimestre del año 2011.
En el tema de los salarios, éstos permanecen en niveles muy bajos.
Predominan los empleos que no rebasan los dos salarios mínimos mensuales, o 3 mil 600 pesos mensuales por trabajador, al abarcar a 37% de los trabajadores del país.
En tanto, los empleos que pana de 2 a 3 salarios mínimos al mes, o de 3 mil 600 a 5 mil 400 pesos se redujeron en 466 mil en el último año y abarcan a 15% de los trabajadores del país.
Además, 4 millones de personas, o 8.3% de los trabajadores, no recibe ingresos.
El salario ha estado tan estancado en las últimas cuatro décadas y las condiciones laborales en un estado tan precario —sobre todo a raíz de la recesión de 2008—, que numerosas personas tienen que emplearse en más de un empleo o trabajo.
Así, la subocupación se incrementó en 459 mil personas en el transcurso de un año y hoy abraza a 4 millones 310 mil ocupados.
La severidad de la crisis económica detonada a mediados del año 2008 ha sido tal que los niveles de desempleo se mantienen elevados, superando los niveles previos a esta recesión.
A junio, la tasa de desempleo se situó en 4.9% de la fuerza laboral, superior a la tasa promedio de 3.5% registrada antes de la crisis.
En una época sin pleno empleo y de condiciones laborales precarias, sueldos bajos y prestaciones escasas, las personas empleadas se enfrentan a una gran disyuntiva: continuar cubriendo más de una de las posiciones perdidas que no han sido repuestas desde que inició la recesión, ganando un salario, algunas veces congelado, otras ajustado a la inflación, y con cada vez menos prestaciones, o lanzarse a formar parte del universo de desempleados.
Ixel Yutzil González, El Universal, 14 de agosto.

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