Buena parte de las políticas que se han instrumentado en México sirven de estímulo para el crecimiento de la informalidad, ya que representa 12.4 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB) y concentra 28 por ciento de la población ocupada.
El Centro de Estudios Económicos del Sector Privado (CEESP) expone que buena parte del origen de la informalidad radica en lo costoso que resulta la formalidad, ya que empresas y personas enfrentan elevadas cargas fiscales.
"La ampliación de la base de contribuyentes es un tema que debe dejar de ser visto con tintes políticos y estimular a toda la población a contribuir con el erario, eso sí, a cambio de que las autoridades cumplan eficientemente con sus obligaciones", señala.
Refiere que desde hace varios años las autoridades han tratado de corregir el problema de la informalidad dada la incidencia negativa que tiene sobre diversos aspectos de la economía, como el mercado laboral, la pobreza, la educación, la salud, la seguridad y las finanzas públicas.
Sin embargo, los avances no han sido satisfactorios y el problema persiste, pero lo peor es que buena parte de las políticas instrumentadas más que corregir esta situación, sirven como estímulo para su crecimiento.
Expuso que para el periodo 1998-2003 la informalidad representaba en promedio 12.4 por ciento del PIB, de acuerdo con la información disponible, ya que las cifras sobre el valor agregado generado por este sector tienen un importante rezago.
Si se asume que ello se ha mantenido estable, lo que no podría ser tan optimista si se considera que el número de personas que integran la informalidad aumentó en poco más de un millón en el último lustro, su participación en el PIB de 2008 sería casi igual al producto de la agricultura, electricidad y construcción.
En materia de empleo, concentra 28 por ciento de la población ocupada, aunque si a este rubro se le incluye a quienes se dedican al trabajo doméstico remunerado, el porcentaje se eleva hasta 32.5 por ciento.
El Centro de Estudios Económicos del Sector Privado (CEESP) expone que buena parte del origen de la informalidad radica en lo costoso que resulta la formalidad, ya que empresas y personas enfrentan elevadas cargas fiscales.
"La ampliación de la base de contribuyentes es un tema que debe dejar de ser visto con tintes políticos y estimular a toda la población a contribuir con el erario, eso sí, a cambio de que las autoridades cumplan eficientemente con sus obligaciones", señala.
Refiere que desde hace varios años las autoridades han tratado de corregir el problema de la informalidad dada la incidencia negativa que tiene sobre diversos aspectos de la economía, como el mercado laboral, la pobreza, la educación, la salud, la seguridad y las finanzas públicas.
Sin embargo, los avances no han sido satisfactorios y el problema persiste, pero lo peor es que buena parte de las políticas instrumentadas más que corregir esta situación, sirven como estímulo para su crecimiento.
Expuso que para el periodo 1998-2003 la informalidad representaba en promedio 12.4 por ciento del PIB, de acuerdo con la información disponible, ya que las cifras sobre el valor agregado generado por este sector tienen un importante rezago.
Si se asume que ello se ha mantenido estable, lo que no podría ser tan optimista si se considera que el número de personas que integran la informalidad aumentó en poco más de un millón en el último lustro, su participación en el PIB de 2008 sería casi igual al producto de la agricultura, electricidad y construcción.
En materia de empleo, concentra 28 por ciento de la población ocupada, aunque si a este rubro se le incluye a quienes se dedican al trabajo doméstico remunerado, el porcentaje se eleva hasta 32.5 por ciento.
Notimex, Crónica, 2 de noviembre.
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