El presidente Raúl Castro afirmó ayer que Cuba está bajo la “más descomunal campaña de descrédito” del último medio siglo, orquestada por los “centros de poder de Estados Unidos y Europa”, pero aun así, dijo, “no cederemos jamás al chantaje de ningún país o grupo de países”.
Castro declaró que su país prefiere “desaparecer” antes que aceptar “manipulaciones” sobre la vigencia de los derechos humanos.
“Este país jamás será doblegado. Antes prefiere desaparecer, como lo demostramos en 1962”, dijo el gobernante en alusión a la llamada Crisis de los misiles, el clímax de la guerra fría (cuando en octubre de ese año se estuvo a punto de un choque nuclear entre EU y la entonces Unión Soviética, que había instalado bases de misiles nucleares en la isla como disuasión frente al Pentágono).
Castro se refirió a la reacción mundial generada por la muerte en febrero del preso Orlando Zapata tras 85 días de huelga de hambre —“un caso manipulado con cinismo”, dijo— y al ayuno que cumple desde hace 40 días el opositor Guillermo Fariñas, por la “libertad de 26 presos políticos con problemas de salud”.
“Se está haciendo lo posible para salvarle la vida (a Fariñas), pero si no modifica su actitud autodestructiva será responsable, junto a sus patrocinadores, de un desenlace que (como que en el caso de Zapata) tampoco deseamos”, advirtió el mandatario al clausurar el 11 congreso de la Unión de Jóvenes Comunistas (UJC).
Castro dijo que Fariñas, quien ayer se seguía reportado “grave pero estable”, mantiene una postura de “chantaje inaceptable”, y reiteró que éste había sido sancionado “por varios delitos comunes”.
Al insistir en que los “verdaderos promotores” de las conductas de Zapata y Fariñas son los “tradicionales enemigos de la revolución cubana”, El congreso concluyó que la “escalada subversiva está dirigida principalmente a los jóvenes, para quebrar la unidad y sembrar la duda” en el socialismo isleño, y reconoció “la existencia de un segmento de jóvenes, que aunque no representan a la mayoría”, han apostado por el pragmatismo y la apatía política.
Castro también advirtió que el país atraviesa un momento económicamente dramático, volvió a pedir “calma” a los que piden cambios y anunció que “sobran” de sus puestos de trabajo “más de un millón” de empleados del Estado.
La Habana. Manuel Somoza/Agencias, Milenio, 5 de abril.
Castro declaró que su país prefiere “desaparecer” antes que aceptar “manipulaciones” sobre la vigencia de los derechos humanos.
“Este país jamás será doblegado. Antes prefiere desaparecer, como lo demostramos en 1962”, dijo el gobernante en alusión a la llamada Crisis de los misiles, el clímax de la guerra fría (cuando en octubre de ese año se estuvo a punto de un choque nuclear entre EU y la entonces Unión Soviética, que había instalado bases de misiles nucleares en la isla como disuasión frente al Pentágono).
Castro se refirió a la reacción mundial generada por la muerte en febrero del preso Orlando Zapata tras 85 días de huelga de hambre —“un caso manipulado con cinismo”, dijo— y al ayuno que cumple desde hace 40 días el opositor Guillermo Fariñas, por la “libertad de 26 presos políticos con problemas de salud”.
“Se está haciendo lo posible para salvarle la vida (a Fariñas), pero si no modifica su actitud autodestructiva será responsable, junto a sus patrocinadores, de un desenlace que (como que en el caso de Zapata) tampoco deseamos”, advirtió el mandatario al clausurar el 11 congreso de la Unión de Jóvenes Comunistas (UJC).
Castro dijo que Fariñas, quien ayer se seguía reportado “grave pero estable”, mantiene una postura de “chantaje inaceptable”, y reiteró que éste había sido sancionado “por varios delitos comunes”.
Al insistir en que los “verdaderos promotores” de las conductas de Zapata y Fariñas son los “tradicionales enemigos de la revolución cubana”, El congreso concluyó que la “escalada subversiva está dirigida principalmente a los jóvenes, para quebrar la unidad y sembrar la duda” en el socialismo isleño, y reconoció “la existencia de un segmento de jóvenes, que aunque no representan a la mayoría”, han apostado por el pragmatismo y la apatía política.
Castro también advirtió que el país atraviesa un momento económicamente dramático, volvió a pedir “calma” a los que piden cambios y anunció que “sobran” de sus puestos de trabajo “más de un millón” de empleados del Estado.
La Habana. Manuel Somoza/Agencias, Milenio, 5 de abril.
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