En una votación cerrada, 43 contra 42 votos, el Senado rechazó la propuesta de dos legisladores panistas para condenar al gobierno de Cuba por la situación de los presos políticos o de conciencia.
La dirigente nacional del PRI, Beatriz Paredes Rangel, acudió a la Cámara alta para tratar el tema con el coordinador de la bancada priísta, Manlio Fabio Beltrones.
PRI, PT, Convergencia y PRD, con excepción del senador Graco Ramírez y la ausencia de la ex canciller Rosario Green, quien defendió ante su partido hasta el último momento su decisión de avalar el proyecto, frenaron el aval de este dictamen en el pleno.
El voto de diferencia para desechar la moción fue del presidente de la Comisión de Relaciones Exteriores para América Latina y el Caribe, el legislador albiazul César Leal.
Intenso debate
El dictamen impulsado por los panistas Rubén Camarillo y Adriana González desató un intenso debate en la Cámara de Senadores, luego de que el embajador de Cuba en México, Manuel Francisco Aguilera de la Paz, envió una carta a la Junta de Coordinación Política (Jucopo), en la que advertía que aprobar el documento lesionaría la relación bilateral.
La discusión del punto de acuerdo se retrasó tres veces, pero ayer finalmente González y Camarillo recabaron las firmas para obligar a la Mesa Directiva a abrir el debate.
En menos de cinco minutos, el senador del PRI, Jesús Murillo Karam, criticó el dictamen por no respetar el principio tradicional de la política exterior mexicana de no intervención.
Pero el senador del PRD, Graco Ramírez, reviró la posición de Murillo Karam, y le mencionó que los gobiernos priístas no emitían observaciones respecto a la política de otros países, porque en ese momento éstos violaban derechos humanos de los mexicanos que reclamaban un cambio.
Y denunció que la dirigente nacional del PRI, Beatriz Paredes Rangel, acudió a la Cámara de Senadores a tirar línea a su bancada, como ocurría “en los viejos tiempos”.
El tema fracturó, incluso, a la bancada perredista, pues una de las principales detractoras del documento referido fue la senadora Yeidckol Polevnsky.
El coordinador del Partido del Trabajo, Ricardo Monreal, reclamó a los panistas: “¿Por qué no condenan con la misma virulencia la situación de los presos de Atenco, de los indígenas de Querétaro, [o] van a defender la huelga de hambre de los trabajadores del Sindicato Mexicano de Electricistas?”
La dirigente nacional del PRI, Beatriz Paredes Rangel, acudió a la Cámara alta para tratar el tema con el coordinador de la bancada priísta, Manlio Fabio Beltrones.
PRI, PT, Convergencia y PRD, con excepción del senador Graco Ramírez y la ausencia de la ex canciller Rosario Green, quien defendió ante su partido hasta el último momento su decisión de avalar el proyecto, frenaron el aval de este dictamen en el pleno.
El voto de diferencia para desechar la moción fue del presidente de la Comisión de Relaciones Exteriores para América Latina y el Caribe, el legislador albiazul César Leal.
Intenso debate
El dictamen impulsado por los panistas Rubén Camarillo y Adriana González desató un intenso debate en la Cámara de Senadores, luego de que el embajador de Cuba en México, Manuel Francisco Aguilera de la Paz, envió una carta a la Junta de Coordinación Política (Jucopo), en la que advertía que aprobar el documento lesionaría la relación bilateral.
La discusión del punto de acuerdo se retrasó tres veces, pero ayer finalmente González y Camarillo recabaron las firmas para obligar a la Mesa Directiva a abrir el debate.
En menos de cinco minutos, el senador del PRI, Jesús Murillo Karam, criticó el dictamen por no respetar el principio tradicional de la política exterior mexicana de no intervención.
Pero el senador del PRD, Graco Ramírez, reviró la posición de Murillo Karam, y le mencionó que los gobiernos priístas no emitían observaciones respecto a la política de otros países, porque en ese momento éstos violaban derechos humanos de los mexicanos que reclamaban un cambio.
Y denunció que la dirigente nacional del PRI, Beatriz Paredes Rangel, acudió a la Cámara de Senadores a tirar línea a su bancada, como ocurría “en los viejos tiempos”.
El tema fracturó, incluso, a la bancada perredista, pues una de las principales detractoras del documento referido fue la senadora Yeidckol Polevnsky.
El coordinador del Partido del Trabajo, Ricardo Monreal, reclamó a los panistas: “¿Por qué no condenan con la misma virulencia la situación de los presos de Atenco, de los indígenas de Querétaro, [o] van a defender la huelga de hambre de los trabajadores del Sindicato Mexicano de Electricistas?”
Elena Michel y Ricardo Gómez, EL Universal, 16 de abril.
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