'Tomé las calles hace 6 años'

Andrés Manuel López Obrador esta vez habló sólo a la prensa.

"Para que no se vaya a prestar a otra cosa, yo le pediría a quienes no son periodistas que se esperen, que no hagan ninguna pregunta, ningún pronunciamiento, porque es una conferencia de prensa y luego nos reclaman, y tienen razón los periodistas, porque hay simpatizantes que se manifiestan y se expresan", dijo el tabasqueño al abrir su intervención ayer en el hotel Hilton, frente a la Alameda.

"Entonces de favor les pido que tengamos esta comunicación, estos mensajes de ida y vuelta sólo con los representantes de los medios de comunicación", agregó.

El candidato presidencial subió ayer las escaleras eléctricas hacia el salón Don Diego 4 rodeado de guardaespaldas y del dirigente del PT, Alberto Anaya. Llevaba traje oscuro, camisa blanca y corbata en tonos azules. Nada alertó su llegada. Estuvieron ausentes los gritos de "¡Presidente, Presidente!".

La única en recibir a López Obrador fue Elena Novella Hernández, una mujer de 70 años que se enteró por radio que ofrecería una rueda de prensa e hizo el viaje desde Azcapotzalco.

"Ya en el último de los momentos yo creo que tiene que hacer todo como la ley manda, pero en un momento, aunque me duela, aunque nos duela, si él no queda como Presidente, va a quedar como un hombre para la historia", dijo Elena.

La noche del domingo 1 de julio cientos de personas esperaron durante horas afuera del Hilton la llegada del tabasqueño. Portaban cartulinas y mantas, y repetían sus consigna: "¡No estás solo!".

La mañana ayer, la única aglomeración era de quienes esperaban su turno para entrar al restaurante El Cardenal.

El 2 de julio, por la noche, decenas de simpatizantes se colaron a la rueda de prensa ofrecida en el mismo hotel. Desaparecieron los férreos controles de acceso que se habían visto un día antes y pudo entrar quien quiso. Así, las preguntas de los reporteros y las respuestas del candidato eran abucheadas y vitoreadas por los simpatizantes, quienes también tomaron el micrófono para apoyar al tabasqueño.

Ayer no llegaron a la cita ni los blogueros de medios independientes que demandaron equidad una semana antes.

En las conferencias de la semana pasada en la casa de campaña del perredista no faltó cada día al menos una docena de simpatizantes coreando "Es un honor, estar con Obrador". Habían vuelto los controles en la entrada y la gritería se quedaba en la calle de San Luis Potosí.

Ayer no hubo controles en la entrada del salón Don Diego 4, pero tampoco llegaron los simpatizantes.

"Fui de las que tomé las calles por él hace seis años", contó Elena Novella, tras despedir al candidato del Movimiento Progresista.

Hace seis años, en días como estos, López Obrador y sus multitudes mantenían al País en vilo. El tabasqueño llenó tres veces el Zócalo hasta que el 30 de julio le preguntó a la gente: "¿Nos quedamos? ¿Sí o no?" y votaron por acampar en la plaza de la Constitución y el Paseo de la Reforma durante mes y medio.

En este 2012 las calles se han vuelto a llenar con decenas de miles de manifestantes, pero ahora son jóvenes que no esperan el llamado del tabasqueño para rechazar a Enrique Peña Nieto, para marchar al Zócalo, para ocupar las calles y las plazas en distintas ciudades de la República.

Será, como dijo López Obrador en el mitin de Tlatelolco, que el relevo generacional ya tomó la estafeta.

"Imagínense lo que significa para mi generación el que ya tengamos a quién entregarle la estafeta. Ya nació el movimiento de la transformación nacional", celebró.


José David Estrada, Reforma, 10 de julio.

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