Los migrantesde los 1,000 Kms


TULTITLAN, Méx.— Sobre hules y cartones, duermen la mayoría de los casi mil centroamericanos que buscan descanso en la carpa de lona que fue habilitada como albergue, bajo un puente vial en la colonia Independencia, luego del cierre de la Casa del Migrante San Juan Diego, en Lechería, donde no hay camastros, sólo algunas colchonetas para los migrantes que han recorrido más de mil kilómetros montados en el techo de vagones de ferrocarril “La Bestia”.
Desde el viernes 13 de julio, en que autoridades federales y municipales, establecieron una carpa de 600 metros cuadrados bajo el puente vial que cruza las vías del ferrocarril, en la colonia Independencia, han llegado en busca de descanso y alimento cerca de mil hondureños, salvadoreños y guatemaltecos.
Aquí sólo hay letrinas y regaderas móviles con agua fría; 25 colchonetas que llevaron funcionarios del Instituto Nacional de Migración (INM) y la comida que todos los días llevan voluntarios al improvisado albergue, donde el frío cala por las noches, narró Víctor Hugo Puebla de la Organización No Gubernamental (ONG) “Ustedes somos nosotros”, integrada en su gran mayoría por estudiantes de la UNAM.
De los casi mil migrantes que han llegado desde el viernes y que permanecen unas horas en esta carpa, sólo 56 han solicitado apoyo para regresar a Centroamérica, 29 el lunes 16 de julio y 27 más el miércoles 18; cifra que no representa ni 6% de los hombres, mujeres y niños cuyo objetivo es llegar a la frontera norte para cruzar hacia Estados Unidos de Norteamérica, indicó Hugo Puebla.
“Ya vi accidentes, muchos heridos y mutilados, entre ellos el de una jovencita, por eso quiero regresar a Hondura, su país natal”, afirmó Félix Eleazar, un hombre maduro con rostro cansado, quien es de los pocos que desisten de su meta, aunque esto implique seguir viviendo en la pobreza.
El 90% de los migrantes que llegan a Tultitlán son hombres jóvenes, incluso menores de edad, que tienen la fortaleza de trepar, brincar y bajar desde ferrocarriles en marcha; pocas mujeres y algunos bebés. Los ancianos se auto descartan por no tener la fortaleza y habilidad física en viajar en el techo de los vagones, señalaron elementos del Grupo Beta del INM.
Rebeca Jiménez corresponsal, El Universal, 22 de julio.

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