'No está dicha la última palabra'

Cabizbajo, Andrés Manuel López Obrador se levantó delante de integrantes de su equipo de campaña y de líderes de la izquierda y advirtió: "Todavía no está dicha la última palabra".

En los rostros de los dirigentes que transitaron desde las 19:00 horas por el salón Don Diego, en un hotel ubicado en Avenida Juárez, se acentuaba el pesimismo conforme pasaban las horas.

Eran las 23:20 horas. Quienes ocupaban poco más de la mitad de los 89 lugares que se dispusieron para los 'invitados especiales', escuchaban en silencio las cifras expresadas por el presidente del IFE, Leonardo Valdés, y que daban 30 por ciento de las preferencias a López Obrador, siete puntos abajo del priista Enrique Peña Nieto.

"¡Nooo!", fue una de las expresiones que se escucharon en el salón.

Enseguida, en la megapantalla instalada en un extremo del salón apareció el Presidente Felipe Calderón, pero cuando había arrancado su discurso entró el tabasqueño y con él una ola de aplausos de solidaridad.

Con el mismo rostro apesadumbrado del candidato, tomaron sus lugares Juan Ramón de la Fuente, Cuauhtémoc Cárdenas, Marcelo Ebrard, Jesús Zambrano, Manuel Camacho Solís, Alberto Anaya y otros líderes de la izquierda.

López Obrador se dirigió hacia el atril y sin mayores preámbulos argumentó: "La postura que asumo es la de esperar", se escucharon aplausos y continuó: "hasta que tengamos las actas y todos los resultados. Hay un procedimiento legal, establecido, que consiste en llevar a cabo un escrutinio por distrito el miércoles próximo".

Con un tono de voz fuerte, pero abatido, denunció que en la contienda no hubo la equidad que establece la Constitución, pues, dijo, sin mencionar al PRI, se usó dinero a raudales.

Ante la sombra de la actitud asumida en 2006, cuando no reconoció los resultados, López Obrador aclaró que exigirá transparencia y actuará de manera responsable.

Llamó a los militantes de los tres partidos de izquierda, a los activistas de Movimiento Regeneración Nacional (Morena) y a los representantes de casilla a hacer el acopio de información.

"Hay información que indica otra cosa de lo que está diciéndose en lo oficial. No descalifico lo que se está dando a conocer oficialmente, sencillamente hace falta tener la legalidad del proceso. No vamos a actuar de forma irresponsable", expuso.

Bajó del pequeño templete y saludó, uno a uno, a los invitados a formar parte de lo que llamó su gabinete presidencial y a los líderes de los tres partidos coaligados.

Se detuvo unos segundos para consultar a su vocero, César Yáñez, si hablaba con los medios. La respuesta fue "no", por lo que salió entre empujones de reporteros y fotógrafos que le hacían cuestionamientos.

Afuera del hotel, un centenar de personas no dejaba de gritar "¡No estás solo!", "¡No estás solo!", pero López Obrador salió por la puerta trasera.

 
DÍA DE MONOSÍLABOS
 
Fiel a su estilo madrugador, el día de López Obrador arrancó a las 5:00 de la mañana. A las 6:40 salió de su casa, en la Colonia del Valle, rumbo a la casilla 0359, ubicada en Insurgentes Sur número 2416.

Se detuvo en por el rumbo de Copilco, en el departamento donde vivió muchos años y ahora es de sus tres hijos, José Ramón, Andrés Manuel y Gonzalo, quien votó por primera vez.

Aún faltaban 10 minutos para la apertura de la casilla cuando, ataviado con traje negro, camisa blanca y corbata raya en colores oro y negro, apareció en las instalaciones de Conagua.

Por el retraso de la instalación de la casilla, tuvo que esperar 52 minutos para pasar a sufragar.

"Tranquilo", "Bien", Vamos a ganar", "Habrá fiesta cívica" y "Confío en el pueblo", fueran las frases que soltó como monosílabos ante las preguntas de los reporteros.

Ante la insistencia de que hablara un poco más, soltó: "Estoy bien y de buenas, y no es parafernalia, no es discurso, estoy bien conmigo mismo, con mi consciencia".

Luego de cruzar la boleta, se notó más relajado, incluso bromista, pues pedía a las decenas de fotógrafos que se "serenaran" ante el jaloneo para tener la mejor imagen.

Aunque su papeleta doblada no permitía ver el recuadro que tachó, el tabasqueño confesó más tarde que su voto para Presidente de la República fue para el escritor José María Pérez Gay. En 2006 votó por Carlos Monsiváis.

"Voté por José María Pérez Gay, es un intelectual, amigo. Voté por él para Presidente de la República. Yo no puedo votar por mí mismo y puse el nombre de Pérez Gay en homenaje a un hombre que se ha dedicado a las letras, a un intelectual que estimo mucho", argumentó.

Más tarde, su esposa, Beatriz Gutiérrez, justificaría: "Quizá fue por una cuestión de vanidad, que le da pena votar por él mismo".

 
LA INCERTIDUMBRE
 
Después de votar, López Obrador llegó al 1519 de la Calle Heriberto Frías, en la Colonia del Valle, donde permaneció casi en solitario.

En el transcurso de las horas fue dos veces a su oficina y regresó a su casa, donde no tuvo muchas visitas, pues sólo a la hora de la comida llegó el empresario regiomontano, Alfonso Romo, quien lo acercó inversionistas.

Pasadas las 16:00 horas, cuando salió de su departamento, cinco jóvenes del edificio de enfrente lo despidieron con gritos de "¡Obrador, Obrador!".

Ya en su casa de campaña, en las calles de San Luis Potosí y Córdoba, en la Colonia Roma, sólo recibió al dirigente del PRD, Jesús Zambrano, quien al salir de las oficina del candidato insistía en afirmar que estaban optimistas.

Alrededor de las 19:00 horas, de manera sorpresiva, llegaron juntos Cárdenas, Ebrard, De la Fuente y Camacho.

A lo largo de seis meses, de precampaña y campaña, acompañaron al tabasqueño sólo a su cierre en el Zócalo capitalino.

Ayer, como en los viejos tiempos, López Obrador tomó la decisión de no asumir un postura final hasta el miércoles.

Al salir, el único que esbozó una frase fue Marcelo Ebrard, quien dijo "Estamos felices".

Luego salieron juntos salieron al hotel de la Alameda con López Obrador.

Ahí, desde las 17:00 horas, un centenar de personas esperaban al candidato de la izquierda. No había ánimo festivo.

Casi a las 20:00 horas, la gente escuchaba las encuestas de salida, pero se resistían a reconocer el resultado.

"No ése está vendido, hay que esperar", decía Ofelia Cisneros, simpatizante de 82 años de López Obrador.

Adentro, el escenario no era tan distinto, la mayor parte de las 89 sillas para invitados especiales lucían vacías.

Nicolás Mollinedo afirmaba al ver las cifras del PREP: " Están empatados. Ahorita no hay que creer en el PREP".

"Si no gana, la vida sigue, feliz y bella. No me veo en el plantón de Reforma", dijo su esposa.

 
 
 
ASÍ LO DIJO
 
"No vamos a actuar en forma irresponsable. Vamos a tener toda la información y, en su momento, vamos a informar al pueblo de México sobre el resultado de esta elección".

Andrés Manuel López Obrador
Candidato del Movimiento Progresista 


Érika Hernández, Reforma, 2 de julio.

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