Toma PRI ventaja en gobierno de Jalisco


GUADALAJARA, Jal.— Aristóteles camina por la alfombra del salón del hotel Fiesta Americana, a sólo unos pasos de la glorieta Minerva. “¡Gobernador, gobernador, gobernador!”, le grita la militancia al candidato del PRI, casi todos jóvenes con mezclilla. Aristóteles avanza con una sonrisa amplia. Truenan los golpes en las espaldas. Lo detiene uno, lo detiene otro, intentan estar cerca del priísta de 39 años, hijo de un magistrado y nieto de un sastre.
Hasta las 1:40 horas del domingo y con 64.2% de las casillas computadas, el Programa de Resultados Electorales Preliminares (PREP) daba estas cifras para gobernador: Aristóteles Sandoval (PRI-PVEM), 39.93%; Enrique Alfaro (Movimiento Ciudadano), 31.38%; Fernando Guzmán (PAN), 21.12%; Fernando Garza (PRD), 3.77%, y Ángeles Martínez (Panal), 1.53%.
El PAN queda catapultado tras 18 años de tener el poder en Jalisco, su principal bastión. Y también queda como tercera fuerza política, pero esto no es mérito del PRI sino del Movimiento Ciudadano y de su rápido crecimiento entre la clase media.
Acaba la hegemonía azul en la entidad y, de confirmarse el conteo preliminar, le arrebata la mayoría en el Congreso y se queda con las alcaldías de Guadalajara, Zapopan, Tlaquepaque y Tonalá. Tlajomulco está en duda. El conservador partido pierde prácticamente todo lo que había conseguido en años; su momento histórico fue 2006, cuando quedó como gobernador Emilio González y Felipe Calderón en la Presidencia del país.
“Han sido 18 años de ineptitud”, dice Aristóteles acerca del gobierno panista, una frase que desata los aplausos y gritos de sus seguidores al caer la tarde.
“Ari”, como le dicen al candidato virtual, critica que durante esos años el PAN haya dejado más rezago en educación, menos competitividad y mayor pobreza y desempleo. No habla de las carencias antes de esos 18 años.
“(El PAN) nos dio campeonatos deportivos”, dice, moviendo de lado la cabeza, con ironía.
Aristóteles lleva un Levi’s ajustadísimo y una camisa blanca almidonada que resalta su musculatura. El gel no falta, en eso se parece a Enrique Peña Nieto. En la mañana desayunó chilaquiles en un restaurante de Providencia y en la tarde se puso las bermudas para ver en su casa la victoria de España contra Italia. A esas horas la casa de campaña de Fernando Guzmán, el panista ultraconservador, parecía un velorio. Una reportera gritó “¡Piiiiiirlo!” con la esperanza de darle ánimos al delantero italiano. Fuera de eso, todo desangelado. Y lo peor, se largó a llover con fuerza. En tanto, el ejército naranja de Alfaro atendía denuncias de coacción de voto y acarreo.
El virtual ganador habla de reconciliación y promete que su agenda principal será la calma a la entidad, donde la presencia del narcotráfico ha dejado un duro saldo de decapitaciones, narcobloqueos y balaceras. Un dato curioso es que en su gabinete conservará al panista Carlos Nájera en la Secretaría de Seguridad porque, dice, busca no dejar un vacío en el cambio de gestión.
Luego dice que buscará al aún gobernador Emilio González para tener una transición pacífica. Promete que su primera visita será a la zona wixárica, la más marginal de la entidad.
Mientras “Ari” festeja en la Minerva con mariachis, Enrique Alfaro dice que no aceptará una derrota sin antes ver los resultados de la mayoría de casillas computadas.
Wendy Selene Pérez y Germán Ramos corresponsales, El Universal, 2 de julio.

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