Mientras el gobierno de Álvaro Uribe instó ayer al nuevo líder de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), Alfonso Cano, a “demostrar una voluntad de negociación” o, de lo contrario, ser “exterminado”, el nombramiento del sucesor de Manuel Marulanda Tirofijo generó expectativas en diversos sectores de Colombia que ven en su fama de “moderado” una esperanza para la liberación de rehenes.
“Si quiere obstinarse en mantenerse en la guerra y en la criminalidad como ha sido la política de las FARC, pues está también la total decisión del Gobierno, de las Fuerzas Armadas y de la Policía de perseguirlo, hostigarlo, reducirlo y finalmente exterminarlo”, aseveró el ministro del Interior y Justicia, Carlos Holguín.
El ministro de Defensa, Juan Manuel Santos, opinó que la muerte del emblemático fundador de las FARC, y la consecuente designación de Cano, hará más fácil combatir a los rebeldes pues, “con este hecho sus filas perdieron cohesión”. Las autoridades colombianas han ofrecido una recompensa de hasta 5 mil millones de pesos (casi 2 millones de dólares) por información que permita localizar el sitio donde fue enterrado Tirofijo. Los familiares de los secuestrados demandaron de Cano una postura más flexible para pactar con el gobierno un canje de rehenes por guerrilleros presos.
“Esperamos que la línea que tome él (Cano) sea la humanitaria para que se dé el acuerdo, y podamos abrazar a nuestros seres queridos”, aseguró Marleny Orjuela, directora de la organización Asfamipaz que congrega a los familiares de policías y militares en poder de esa guerrilla.
“Yo conozco de cerca a Alfonso Cano. Es el politólogo de las FARC y lo invito a que dé el paso humanitario. Pero indistintamente del sucesor de Marulanda, ellos deben tener claro que el diálogo es la salida, que se necesita el acuerdo y las liberaciones unilaterales”, precisó. Por su parte, la Iglesia católica señaló que la desaparición del fundador del grupo rebelde puede ser una oportunidad para que las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC, marxistas) caigan en razón de que no podrán obtener el poder por medio de la violencia. “Esta puede ser una oportunidad para que las FARC se den cuenta de la dificultad que van a tener para mantener sus posiciones y mantener ese ideal de obtener el gobierno por la vía armada’, aseguró el secretario de la Conferencia Episcopal colombiana, monseñor Fabián Marulanda. El periódico El Tiempo reveló que Tirofijo pidió a sus hombres antes de morir consolidar relaciones de buena vecindad. El diario señaló que la solicitud del jefe insurgente era parte del “Plan estratégico” de las FARC, que incluía el apoyo financiero de Venezuela para afianzar el proyecto revolucionario en la región.
“Si quiere obstinarse en mantenerse en la guerra y en la criminalidad como ha sido la política de las FARC, pues está también la total decisión del Gobierno, de las Fuerzas Armadas y de la Policía de perseguirlo, hostigarlo, reducirlo y finalmente exterminarlo”, aseveró el ministro del Interior y Justicia, Carlos Holguín.
El ministro de Defensa, Juan Manuel Santos, opinó que la muerte del emblemático fundador de las FARC, y la consecuente designación de Cano, hará más fácil combatir a los rebeldes pues, “con este hecho sus filas perdieron cohesión”. Las autoridades colombianas han ofrecido una recompensa de hasta 5 mil millones de pesos (casi 2 millones de dólares) por información que permita localizar el sitio donde fue enterrado Tirofijo. Los familiares de los secuestrados demandaron de Cano una postura más flexible para pactar con el gobierno un canje de rehenes por guerrilleros presos.
“Esperamos que la línea que tome él (Cano) sea la humanitaria para que se dé el acuerdo, y podamos abrazar a nuestros seres queridos”, aseguró Marleny Orjuela, directora de la organización Asfamipaz que congrega a los familiares de policías y militares en poder de esa guerrilla.
“Yo conozco de cerca a Alfonso Cano. Es el politólogo de las FARC y lo invito a que dé el paso humanitario. Pero indistintamente del sucesor de Marulanda, ellos deben tener claro que el diálogo es la salida, que se necesita el acuerdo y las liberaciones unilaterales”, precisó. Por su parte, la Iglesia católica señaló que la desaparición del fundador del grupo rebelde puede ser una oportunidad para que las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC, marxistas) caigan en razón de que no podrán obtener el poder por medio de la violencia. “Esta puede ser una oportunidad para que las FARC se den cuenta de la dificultad que van a tener para mantener sus posiciones y mantener ese ideal de obtener el gobierno por la vía armada’, aseguró el secretario de la Conferencia Episcopal colombiana, monseñor Fabián Marulanda. El periódico El Tiempo reveló que Tirofijo pidió a sus hombres antes de morir consolidar relaciones de buena vecindad. El diario señaló que la solicitud del jefe insurgente era parte del “Plan estratégico” de las FARC, que incluía el apoyo financiero de Venezuela para afianzar el proyecto revolucionario en la región.
Agencias en Bogotá, Milenio, 28 de mayo.
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