El aborto lleva al alcohol, drogas y suicidio, arguyen ante la Corte opositores a la práctica

Voces entrecortadas y hasta suspiros incluyó la tercera audiencia sobre la despenalización del aborto en la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), que esta vez abrió espacio a 15 líderes sociales y legisladores que se opusieron a la reforma del Código Penal del Distrito Federal, vigente desde abril del año pasado.
Fue una la coincidencia que aceleró el lagrimeo: el aborto no desembaraza a la mujer, la convierte en la madre de un hijo muerto.
Fue la tercera de seis comparecencias que se programaron tras la impugnación presentada ante el máximo tribunal por la Comisión Nacional de los Derechos Humanos y la Procuraduría General de la República. En la siguiente, será el turno de los defensores de la medida.
En el show de ayer se dijo que el aborto conduce a las drogas, al alcohol y al suicidio y que, en el menor de los casos, atrae dolor y vergüenza para las mujeres.
Tomó la bandera María del Rocío Gálvez, presidenta del grupo ProVida, quien relacionó su práctica con el incremento de la violencia. “El aborto es el principal destructor de paz”, repitió, aunque esta vez se abstuvo de lanzar globos.
Entregó a los ministros un expediente con mil 600 firmas de mujeres, según ella, arrepentidas de haber abortado en las primeras 12 semanas de gestación, pues sólo les ha traído “sufrimiento”.
Y, con sollozos, contó la historia de una joven de 14 años a quien en un año se le han practicado tres abortos en el Hospital de Cuajimalpa. “Esto es peor que la pena de muerte, porque el delincuente tiene por lo menos el derecho a una audiencia y a un juicio imparcial”.
Del tedio se salvaron dos ministros ausentes: José Ramón Cossío y Genaro Góngora.
¿Abortar en pro de la salud de las mujeres?, cuestionó el constitucionalista Francisco Vázquez-Gómez, de la Universidad Panamericana. Y él mismo se respondió: “Ni el embarazo ni el nacimiento provocan enfermedad alguna en la mujer, el aborto no es un tratamiento curativo ni preventivo”.
Ahí estaba, entre golpeteos al corazón, la diputada panista Dora Alicia Martínez Valero.
En lo que pareció una estrategia antihartazgo —todos los días llegan peticiones para intervenir en la discusión—, el ministro presidente, Guillermo Ortiz Mayagoitia, ordenó cerrar la recepción de solicitudes.

Crónica de Daniel Blancas Madrigal, Crónica, 24 de mayo.