Ex publicista de Calderón promueve en España al gobierno mexicano

Madrid, 29 de mayo. Antonio Solá Reche, quien fuera coordinador de imagen de Felipe Calderón durante la campaña proselitista de 2006, se ha convertido en el operador en la sombra del presidente de México en España. En un acto inédito en la diplomacia mexicana, Solá, bajo el amparo de la embajada de México en Madrid y el patrocinio del fideicomiso federal ProMéxico, organizó un encuentro con empresarios españoles con dos objetivos: difundir el Programa Nacional de Infraestructura 2007-2012, el llamado plan estrella del gobierno, y atraer inversionistas españoles con mensajes atractivos, si bien algunos de ellos inciertos hasta ahora, como la “casi segura” aprobación de la liberación del sector energético o de las inminentes reformas laboral y fiscal, por ejemplo.

En el hotel Hesperia, de Madrid, se dieron cita hoy varias decenas de empresarios españoles de sectores como la construcción, la energía y el turismo, en respuesta a la convocatoria de la consultora especializada en asesoría de imagen y comunicación, Ostos y Solá, de la que es socio fundador Antonio Solá. Este ciudadano español, de 36 años, periodista de formación, tiene, a pesar de su juventud, una prolongada relación con las altas esferas del poder en México, en concreto con los grupos afines al Partido Acción Nacional (PAN).

Su primer contacto con dirigentes de la derecha mexicana fue con Marta Sahagún, cuando ésta fungía como jefa de prensa del entonces precandidato del PAN a la Presidencia, Vicente Fox. Solá cuidó la imagen de Fox en España, al tiempo que promovió los encuentros informales que tuvo en aquellos días con diversos empresarios y periodistas españoles. Una vez que Fox se convirtió en el candidato, Solá se encargó de llevar la agenda española del aspirante presidencial, lo que le abrió las puertas de los despachos de los máximos dirigentes de Acción Nacional, los mismos que meses después ocuparon las secretarías de Estado del gobierno federal de México.

Sin embargo, la presencia de Solá, hasta entonces discreta y de bajo perfil, adquirió notoriedad cuando Felipe Calderón lo contrató como coordinador de imagen de su campaña proselitista, convirtiéndose en realidad en uno de sus asesores más próximos y en una de las voces más acreditadas para fijar las estrategias electorales.

A Solá se le atribuye, entre otras cosas, la campaña de desprestigio y demonización contra Andrés Manuel López Obrador, así como la autoría de los videos electorales difundidos bajo las siglas del PAN en los que se alertaba a la población de que si ganaba el PRD, la izquierda les confiscaría sus casas, coches y pertenencias más íntimas, como la cama y la televisión.

El triunfo de Calderón fue, de algún modo, gracias a la estrategia de comunicación desarrollada por este profesional de la imagen, quien, unos meses después, fue contratado para dirigir la campaña del candidato de la extrema derecha guatemalteca, Francisco Arredondo, que perdió los comicios, y la del aspirante del Partido Popular español, Mariano Rajoy, que también perdió.

Con este bagaje, Solá organizó el encuentro con empresarios españoles bajo el título México: el Programa Nacional de Infraestructura 2007-2012, y las nuevas oportunidades de inversión, que fue patrocinado por la dependencia federal ProMéxico, además de las consultoras españolas Cuatrecasas y Alienta, también con intereses en México. Todo esto a sólo unas semanas de la visita de Calderón a España, la segunda que realiza como mandatario. Lo más llamativo del encuentro fue el discurso institucional que adoptaron Solá y el resto de los anfitriones a la hora de defender la gestión y el proyecto político del presidente de México. Incluso, al inicio del encuentro se entregó a cada asistente una copia con el programa de infraestructura del gobierno mexicano.

Este corresponsal invitó a Antonio Solá a explicar tanto su función en el entramado burocrático mexicano, como en las gestiones que estaría realizando en la sombra para el presidente Calderón, pero el promotor se negó a aceptar una entrevista o a realizar cualquier tipo de declaración. Lo único que sí dijo, en público, fue un breve discurso para dar la “bienvenida” a los potenciales inversores españoles en México, a quienes explicó que el citado Programa Nacional de Infraestructura “es el marco de referencia” de un “gobierno que está tratando de construir un México mejor”.

Solá reconoció que dicho encuentro, amparado por el embajador de México en España, Jorge Zermeño, que acudió a la clausura, “tiene trascendencia pública, tanto en México como en España, y tiene que ver también con que todos podamos tener en este foro un intercambio de posibilidades, de vías y de caminos de inversión en México”.

Durante las conferencias participó un ponente mexicano, el representante de ProMéxico, Jesús Ramón Rojo, quien invitó a los empresarios de grupos como FCC, OHL, Globalía o Gas Natural, a sumarse al plan de Calderón y aprovechar la liberalización adoptada por México en las últimas décadas.

Una de las intervenciones más llamativas fue la del abogado español Jaime Llopis, de la consultora Cuatrecasas, presente en México desde el año pasado, quien avisó a los empresarios lo siguiente: “México también comparte algunas de las cosas que pasan en casi todos los países de la región. Sin que eso signifique obviamente ninguna intención de intromisión de cómo deben ser gestionados los asuntos de esa nación y qué soluciones adopten en esos ámbitos, es un lugar común en la región que exista una agenda de reformas pendientes. La verdad es que cuando hay tomas de posición, declaraciones programáticas, las agendas de reformas están ahí. Y eso ocurrirá en Brasil, ocurrirá en Argentina, como ocurre ahora en México, donde la reforma fiscal es un desiderátum, donde la reforma laboral introduciría ventajas competitivas al país, donde hay sectores, como el energético, que con toda seguridad van a tener que acometer las reformas que se van anunciando y procesos de liberalización”.

Es decir, que en el foro organizado por Antonio Solá, hombre próximo al presidente Calderón, se aseguró con contundencia y nitidez que la liberación energética se llevará a cabo “con toda seguridad”.

La función de la embajada de México en España no ha quedado muy clara en este encuentro empresarial, ya que a pesar de que no aportó apoyo económico para la celebración del acto, sí se enviaron correos electrónicos en los que se ponía al mismo nivel los logotipos de la delegación diplomática mexicana y de la empresa Ostos y Solá.

Este corresponsal preguntó al embajador Jorge Zermeño si la nueva estrategia de la diplomacia mexicana era delegar a la iniciativa privada la promoción de México en el exterior, a lo que contestó: “La embajada tiene como misión llevar a cabo toda la representación del gobierno de México en el reino de España y de ser un promotor de las políticas públicas del país. La embajada de México no delega, sino coadyuva y promueve que todos aquellos actores interesados en participar en nuestro país nos conozcan de la mejor manera para que puedan llevar a cabo inversiones productivas que ayuden al progreso de los mexicanos”.

Armando Tejeda, La Jornada, 30 de mayo.


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