Karina niega haber matado al padre de Uribe y pide a guerrilleros rendirse

La guerrillera colombiana Karina, la mujer de mayor jerarquía actualmente dentro de las FARC y acusada de asesinar hace 25 años al padre del ahora presidente Álvaro Uribe, instó ayer a los rebeldes del grupo a acogerse al programa de reinserción del gobierno “porque las FARC están diezmadas”.
La insurgente, cuyo verdadero nombre es Nelly Ávila Moreno, se entregó el domingo junto a su compañero sentimental, el guerrillero de alias Michín, luego de acordar con las autoridades militares que lanzaría señales de humo para que la recogiera un helicóptero.
Ayer, en su presentación ante la prensa en un cuartel de Medellín, admitió que las tropas del ejército colombiano la tenían “cercada” y que por ello no tuvo más salida que rendirse.
No obstante, aseguró que no es responsable de la mayoría de los crímenes que le imputan, ni dirigía el frente 47 desde hace dos años.
Sobre el asesinato que le imputan del empresario Alberto Uribe, en 1983, padre del presidente, dijo: “Yo no tengo mis manos manchadas en ese hecho. No conozco ni nunca supe quien fue el que asesinó el padre del presidente”.
Obsesión de Uribe. La detención de la rebelde era una obsesión del presidente Uribe, que hace cinco años advirtió a los mandos militares que debían tener como prioridad su captura. “Hay una señora de las FARC, llamada Karina, que hay que capturar”, dijo.
La directora del DAS (servicios de inteligencia), María del Pilar Hurtado, dijo que Karina se entregó después de “una tarea de inteligencia pura”, que incluyó un seguimiento de dos años a sus familiares y proveedores de víveres, hasta ubicarla.
Dijo que desertó “por la presión del ejército” y cuando se asustó al enterarse que un guerrillero asesinó al dirigente Iván Ríos para cobrar la recompensa.
“Tienes un montón de combatientes a tu lado pero no sabes qué están pensando. Algunos pensarán en su situación económica”, expuso.
Reconoció, como dijo la jefa del DAS, que la inteligencia militar perseguía desde hace cuatro años a su hija y eso incidió en su decisión de desertar, una acción que “dentro de las FARC se considera como una traición”, por lo que confesó que teme por su vida.
Nota de agencias en Bogotá, Crónica, 20 de mayo.

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