"Hoy ya no se puede hacer eso, detenerse en la noche a dormir en cualquier sitio", destaca.
El zar antidrogas de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) explica que la globalización ha favorecido todo tipo de tráficos, que la corrupción es el "lubricante" que permite toda la actividad ilegal y que México no se salva de sufrir los efectos de ambas cosas.
De la solapa izquierda de su saco negro cuelga un prendedor metálico en forma de corazón color azul. Es el símbolo de la campaña mundial que lanzó ayer en México la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito para combatir la trata de personas.
El zar, de origen italiano, percibe a México como un foco rojo a nivel mundial en este delito. Es origen de víctimas que ejercen la prostitución forzada o son explotadas laboralmente en Estados Unidos, Japón o Corea. Recibe víctimas de Centroamérica que son explotadas en México, particularmente en la frontera sur. Y, además, es tránsito de víctimas extranjeras hacia los Estados Unidos.
Para Costa, la solución de largo plazo al delito de trata de personas son el combate a la pobreza y el desarrollo de las comunidades, pues las carencias económicas y sociales hacen a la gente vulnerable para caer en este delito.
La oficina que encabeza comenzó a abordar la trata de personas en 2006. El informe que lanzaron el año pasado advierte que no hay datos suficientes sobre este delito, a diferencia de la información que existe en el tema del narcotráfico. ¿Por qué se interesa la oficina en este delito?
El delito del tráfico de drogas es histórico. Es un delito en el cual el crimen organizado está implicado hace muchos años. Tenemos informaciones, conocemos los flujos, vemos los cultivos de los satélites y de los aeroplanos, conocemos el problema de la severidad de la droga a nivel de consumo individual. Se puede medir con una cierta cientificidad.
El tráfico de seres humanos es más viejo. Con la globalización, con la apertura de los mercados en los últimos 20 años, no solamente la economía mundial tuvo resultados importantes de crecimiento, de comercio, de finanzas; también los tráficos ilícitos como la trata de personas. Tenemos dificultad de medir el problema.
¿Cuáles son los focos rojos a nivel internacional de la trata de personas? ¿Es México uno de ellos?
Hay muchos países del sureste asiático -Tailandia, Laos, Birmania- que son puntos rojos, puntos vulnerables de origen de las víctimas. Los mercados que reciben a las víctimas son mercados ricos, países de Europa Occidental, de la Unión Europea, de Norteamérica y también países árabes que tienen recursos.
En el caso de América, los países del Caribe, de la América Central y México son puntos rojos, donde hay una alta severidad del problema, como los países andinos.
En el caso de México, por su situación geográfica, por el posicionamiento de sus fronteras con grandes mercados, como Estados Unidos, y también por la pobreza, tenemos miedo de que sea un país de origen de las víctimas, de tránsito y, también, de destino.
¿Qué más se ha analizado sobre México? ¿Perfil de los tratantes, de las víctimas?
El perfil de los criminales típicos son miembros de la criminalidad organizada, que hoy trafican droga, mañana ayudan a los clandestinos a cruzar fronteras y en otras ocasiones se convierten en criminales activos de la trata de personas. No es una especialidad única, limitada a la trata; es el gran perfil de las organizaciones criminales que buscan plata, cualquiera que sea el crimen.
En el caso de las víctimas, 80 por ciento son mujeres. Hay un porcentaje importante de niños. Ésas son las víctimas identificadas. Son, sobre todo, personas vulnerables a causa de la pobreza, a causa de la dificultad social y económica de la familia. Terminan como víctimas de explotación sexual, de explotación doméstica, víctimas de negocios, víctimas de actividades rurales, y se vuelven esclavos modernos.
Es muy conocido que en la frontera sur de México se explote a trabajadores guatemaltecos, particularmente en las plantaciones de café. ¿Qué medidas deberían tomarse?
A nivel global y a largo plazo, hay un sólo remedio contra esto, y es el desarrollo.
Las víctimas se encuentran en condiciones de extrema dificultad social y económica y son vulnerables. No hay mejor instrumento que el desarrollo económico. Ésa es la estrategia desde la visión de Naciones Unidas. Son medidas a largo plazo. En los años a venir, el Protocolo de las Naciones Unidas contra la Trata de Personas tiene que ser trasladado en medidas y en leyes nacionales.
Estoy muy contento de que el Gobierno mexicano adoptó la ley apropiada en el año 2007. Son leyes muy recientes. Es importante no solamente adoptar la ley, sino traducirla en medidas de represión, de control de fronteras, de verificar el sector privado.
Contamos con la Ley para Prevenir y Sancionar la Trata de Personas, pero hasta el momento sólo hay una persona consignada por este delito...
Ése es un enorme problema. Demuestra que el tema es muy reciente en la legislación, en el aparato de Policía. Tenemos que ayudar en los operativos en campo a comprender la importancia de la tragedia, de la severidad, de la magnitud de la trata de personas.
A nivel global, en 2008 solamente 22 mil víctimas fueron recuperadas. No conocemos bien el volumen de víctimas a nivel global. Estimamos un millón ó 2 millones de personas. Significa que 98 por ciento de las víctimas no son identificadas, no son salvadas. Se puede hacer mucho más.
La campaña Corazón Azul partirá de la preocupación de promover la ley, la estructura administrativa, jurídica y legal necesarias y, lo que es más importante, sensibilizar a todos, no sólo la Policía: también la opinión pública, el autoconsumo y también el contexto donde se puede identificar y ayudar a las víctimas: las iglesias, las instituciones de deporte, la escuela y los medios de comunicación.
De acuerdo con el reporte del Departamento de Estado de Estados Unidos, en 2008 se identificaron 66 víctimas mexicanas de trata de personas, lo que representa 23 por ciento de las víctimas de trata extranjeras en ese país. También identifican víctimas mexicanas en Corea del Sur y en Japón. ¿Han identificado estas redes?
No me sorprenden los datos de víctimas mexicanas en Estados Unidos, en el Oriente, porque lo que ha pasado es que la globalización ha transformado todos los miembros de nuestra sociedad como víctimas en otros países.
¿Hay relación con las redes del narcotráfico?
Yo no la veo. Veo más la consecuencia de la globalización. Por globalización se entiende la reducción de los controles en la frontera, la facilitación de la comunicación, del comercio, del turismo. Todo esto crea condiciones donde es muy fácil transportar un contenedor de droga, un contenedor de productos químicos o un contenedor de mujeres del Oriente al África, de África a América Latina.
¿De qué manera la corrupción en México facilita delitos como el narcotráfico y la trata de personas?
La corrupción es el lubricante que permite toda la actividad ilegal a nivel de tráfico, a nivel de corrupción en la gestión, en la Administración federal, en todos los países. Mi oficina facilitó el acuerdo internacional de una convención internacional contra la corrupción. Hoy día veo una sensibilización de la opinión pública en identificar el caso, castigar a los criminales, a los funcionarios que son corruptos.
No veo el mismo nivel y antídoto a nivel de sociedad contra la criminalidad organizada. Estamos progresando bastante bien contra la corrupción. Hay mucho más que hacer en México, como en otros países, pero el progreso se está haciendo. Los cuellos blancos son parte del problema: tienen que ser transformados en parte de la solución.
Conózcalo
Nombre: Antonio María Costa
Fecha de nacimiento: 16 de junio de 1941 en Italia
Estudios: Licenciatura en Ciencias Políticas de la Universidad de Turín, licenciatura en Economía Matemática de la Universidad Estatal de Moscú y doctorado en Economía por la Universidad de California, en Berkeley
Experiencia: Trabajó en el área de Economía Internacional y Asuntos Sociales de Naciones Unidas en Nueva York de 1969 a 1983. De esa fecha hasta 1987 se desempeñó como secretario general de la OCDE. Colaboró en el Grupo GAFI, en el FMI, en el Banco Mundial y en el Banco Europeo de Reconstrucción y Desarrollo. En mayo de 2002 fue nombrado director ejecutivo de la UNODC y Director General de la Oficina de las Naciones Unidas en Viena (ONUV).
Silvia Garduño, Reforma, 15 de abril.
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