Piden reinsertados el apoyo de Santos

BOGOTÁ.- Ocho años después de que una ofensiva militar del Gobierno de Álvaro Uribe obligara a miles de guerrilleros a desertar, y a siete de que una polémica ley permitiera la desmovilización de miles de paramilitares, los reinsertados a la vida civil afrontan discriminación.

Más de 50 mil ex combatientes en Colombia tienen que sortear grandes retos para reintegrarse en la sociedad, que los acoge con desconfianza y falta de programas sociales.

Esta situación ha hecho que muchos de los desmovilizados vuelvan a delinquir. En marzo, el Alcalde de Bogotá, Samuel Moreno, denunció que ex guerrilleros y ex "paras" desempleados se dedican a extorsionar en la capital.

A pocos días de que asuma el nuevo Gobierno de Juan Manuel Santos, este 7 de agosto, dos reinsertados cuentan su historia.


Oculta su pasado

Como antiguo sastre de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) y ahora empresario de la confección, Álvaro Pérez, de 51 años, ha logrado reincorporarse a la vida civil, pero con dificultades.

Durante seis años elaboró prendas de vestir para las FARC, a cuyas filas ingresó por falta de oportunidades.

En 2006 desertó de la guerrilla y, tras recibir atención psicosocial, orientación vocacional y un capital de 4 mil 300 dólares, montó una pequeña fábrica de ropa que hoy es proveedora de empresas como Coca-Cola FEMSA.

Pero no todo es color de rosa. Álvaro indica que con los bancos, por ejemplo, tiene que ocultar su pasado.

"Si uno va a buscar crédito en un banco y llegan a saber que es reinsertado, no le prestan, le cierran la puerta", lamenta Pérez, quien se muestra confiado en que el Gobierno de Santos refuerce el apoyo a los desmovilizados y reinsertados.


'La ayuda no alcanza'

Gloria, de 35 años, debe superar un sinfín de dificultades como desmovilizada de las paramilitares Autodefensas Unidas de Colombia (AUC).

Ingresó a las AUC, escuadrones ilegales que combatían a la guerrilla imponiendo su ley, por falta de oportunidades en la región del Magdalena, su pueblo.

Gloria aclara que no ejercía funciones militares, sino que trabajaba con las comunidades.

"Desde que me desmovilicé (con los acuerdos de paz del Gobierno de Álvaro Uribe) mi meta era estudiar, sacar una profesión y en eso ando. Ya voy en la mitad de la carrera de Psicología", presume.

El Gobierno le da 245 dólares al mes, un subsidio ínfimo para los cuatro hijos que debe mantener sin desatender su carrera. Además, el trabajo ha sido muy ocasional y mal pagado; ahora ayuda como voluntaria a otros desmovilizados.

Explica que una de las dificultades a la hora de buscar trabajo es llenar en su currículum los vacíos del tiempo que estuvo en las AUC.

"Saben que trabajo con desmovilizados, pero no que soy una. Esta sociedad aún no está preparada para aceptarnos, es un estigma que deberemos cargar mucho tiempo, si no es que siempre", lamenta.

Gloria espera que el Gobierno entrante no sólo apriete las tuercas a los programas de reinserción y resuelva el estatus jurídico de los desmovilizados, sino que aliente a la sociedad a no etiquetarlos.




A medias

Cientos de desmovilizados han llegado a reincidir pese a los esfuerzos del Gobierno.

31,671 paramilitares desertaron en forma masiva entre 2003 y 2006.

18,000 miembros de la guerrilla han hecho lo mismo desde 2002.

8,000 desmovilizados no participaron en programas de reinserción.

1,600 fueron recapturados por reincidir entre 2002 y 2009.

Fuente: Ministerio de Defensa, Alta Consejería
Octavio Pineda corresponsal, Reforma, 1º de agosto.

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