CULIACÁN, Sin.— Confiado y sonriente, el coronel Homero Mendoza Ruiz, comandante del 19 regimiento de caballería mecanizado, asegura a los reporteros: “éste va a ser el día más tranquilo que haya tenido Culiacán, ya lo verán”.
Minutos antes de que el contingente de 371 militares (345 de tropa, 25 oficiales y él como jefe) salga de la base aérea militar número 10 hacia la novena zona militar en esta ciudad y de ahí a Navolato, el coronel asegura que su gente está preparada para todo y con los primeros patrullajes le darán una clara señal al crimen organizado que opera en estas tierras.
No se equivoca. El despliegue táctico —que el titular de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena), el general Guillermo Galván, rechaza sea “una militarización”— causa revuelo en calles de Culiacán y de Navolato.
En esta ciudad, vigilada por tierra y aire con seis helicópteros artillados del Fuerza Aérea Mexicana para garantizar el trabajo del gabinete de seguridad que sesiona encabezado por el secretario de Gobernación, Juan Camilo Mouriño, miles de miradas siguen a la tropa en sus camiones y blindados ligeros Hummer.
Los señalan, algunos los saludan tímidamente. Otros, a veces de manera discreta y otras en forma abierta y retadora, los videograban y fotografían al paso en la avenida Emiliano Zapata. “Son halcones, nos están archivando”, dice un teniente.
En Navolato, la aglomeración es mayor. La ciudad es más pequeña, pero más intensa. El convoy de 45 vehículos blindados se va posicionando en las calles aledañas a la avenida Ignacio Roel luego de ingresar por un camino de terracería.
Cerca de media hora le tomó al convoy llegar de Culiacán a Navolato, con la instrucción del coronel y de sus oficiales para la tropa y los civiles de tener “mucho cuidado por si se presenta una emboscada”.
En la reunión del gabinete de seguridad, el general Galván revela que el estado de fuerza del Ejército es de mil 433 efectivos apoyados por 129 vehículos. A esta fuerza se suman 500 elementos de la Armada de México, 740 de la Policía Federal y 50 de la PGR.
En Navolato, la llegada de la tropa con sus Hummers artilladas con lanzagranadas de 40 milímetros y fusiles de asalto alemanes HK y G-3, ocasiona el cierre de algunos comercios.
La prensa busca reacciones, pero la gente prefiere no hablar, sobre todo los hombres. Se dan la vuelta, rehúyen: “Yo no sé nada”, afirman, y se van.
La tropa ve esto con mucha cautela porque el 19 regimiento de caballería mecanizado, enviado desde Tenancingo, estado de México, es nuevo en estas lides.
La mayoría de sus elementos tiene entre seis meses y un año de fogueo. Esa es la experiencia que pondrán en práctica hoy, el día más tranquilo que hayan vivido Culiacán y Navolato.
Minutos antes de que el contingente de 371 militares (345 de tropa, 25 oficiales y él como jefe) salga de la base aérea militar número 10 hacia la novena zona militar en esta ciudad y de ahí a Navolato, el coronel asegura que su gente está preparada para todo y con los primeros patrullajes le darán una clara señal al crimen organizado que opera en estas tierras.
No se equivoca. El despliegue táctico —que el titular de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena), el general Guillermo Galván, rechaza sea “una militarización”— causa revuelo en calles de Culiacán y de Navolato.
En esta ciudad, vigilada por tierra y aire con seis helicópteros artillados del Fuerza Aérea Mexicana para garantizar el trabajo del gabinete de seguridad que sesiona encabezado por el secretario de Gobernación, Juan Camilo Mouriño, miles de miradas siguen a la tropa en sus camiones y blindados ligeros Hummer.
Los señalan, algunos los saludan tímidamente. Otros, a veces de manera discreta y otras en forma abierta y retadora, los videograban y fotografían al paso en la avenida Emiliano Zapata. “Son halcones, nos están archivando”, dice un teniente.
En Navolato, la aglomeración es mayor. La ciudad es más pequeña, pero más intensa. El convoy de 45 vehículos blindados se va posicionando en las calles aledañas a la avenida Ignacio Roel luego de ingresar por un camino de terracería.
Cerca de media hora le tomó al convoy llegar de Culiacán a Navolato, con la instrucción del coronel y de sus oficiales para la tropa y los civiles de tener “mucho cuidado por si se presenta una emboscada”.
En la reunión del gabinete de seguridad, el general Galván revela que el estado de fuerza del Ejército es de mil 433 efectivos apoyados por 129 vehículos. A esta fuerza se suman 500 elementos de la Armada de México, 740 de la Policía Federal y 50 de la PGR.
En Navolato, la llegada de la tropa con sus Hummers artilladas con lanzagranadas de 40 milímetros y fusiles de asalto alemanes HK y G-3, ocasiona el cierre de algunos comercios.
La prensa busca reacciones, pero la gente prefiere no hablar, sobre todo los hombres. Se dan la vuelta, rehúyen: “Yo no sé nada”, afirman, y se van.
La tropa ve esto con mucha cautela porque el 19 regimiento de caballería mecanizado, enviado desde Tenancingo, estado de México, es nuevo en estas lides.
La mayoría de sus elementos tiene entre seis meses y un año de fogueo. Esa es la experiencia que pondrán en práctica hoy, el día más tranquilo que hayan vivido Culiacán y Navolato.
Nota de Jorge Alejandro Medellín, El Universal, 14 de mayo.
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