El historiador Héctor Aguilar Camín atribuyó “el desastre” de Pemex, “a pesar de tantas utilidades que da”, a dos “amarras” básicas que enfrenta: “la mitología nacionalista”, que impide pensar siquiera en alterar la Constitución, y “la debilidad fiscal del Estado”, que no cobra impuestos suficientes, pero dispone de las utilidades de la paraestatal para cubrir el 40 por ciento de las necesidades del país.
Se pronunció en favor de quitar a Pemex “el yugo de hacienda”, pero demandó retirarle también a la empresa la cadena persistente que representa su deuda laboral, cuyo sindicato es el primer acreedor de la empresa porque tiene que ver con lo que la paraestatal tendrá que pagar en el futuro.
Dijo desconocer cuánta energía se ha perdido en pactar que la reforma petrolera no toque la Constitución y evite en su redacción “las palabras satánicas” contratos de riesgo, y sostuvo que en el primer caso, “la mitología nacionalista”, el petróleo y Pemex son parte de la economía real del país, pero son sobre todo “emblemas de nuestra nacionalidad imaginaria”.
Al participar en el Foro de Debate sobre la Reforma Energética, Aguilar Camín dijo a senadores y diputados ahí presentes que “no solo los contratos de riesgo, sino todos los contratos otorgados por la nación en materia petrolera son inconstitucionales, pues violan a la letra el artículo 27 constitucional”, que prohíbe expresamente dichas concesiones.
“Si de lo que se trata es de defender y cumplir la Constitución tal como está, podemos empezar hoy mismo cancelando, por inconstitucionales, todos los contratos que Pemex ha celebrado con terceros”, subrayó.
En una ponencia llena de ironía y muy rica en el manejo del lenguaje, el también periodista admitió ser portavoz de muchos mexicanos “que no sabemos muy bien de lo que se está hablando”, en cuanto a la reforma energética, y dijo que como la abrumadora mayoría de los 110 millones de mexicanos “dueños nominales del petróleo, no sé lo que sucede en Pemex”, y por tanto se negó a formular propuestas para el fortalecimiento de la empresa.
Y reconocido públicamente ya su falta de conocimiento del tema, Aguilar Camín solicitó al Congreso, “como uno de esos 110 millones de dueños nominales” de Pemex, un informe sobre el destino que han tenido los excedentes petroleros en los últimos años.
Sin embargo, más adelante se arrepintió de su postura inicial y sostuvo que Pemex requiere de un ente regulador autónomo; de una actualización de las leyes y reglamentos; un Consejo de Administración independiente y, sobre todo, rendir cuentas periódicas, ordenas y transparentes a los poderes públicos.
Se pronunció en favor de quitar a Pemex “el yugo de hacienda”, pero demandó retirarle también a la empresa la cadena persistente que representa su deuda laboral, cuyo sindicato es el primer acreedor de la empresa porque tiene que ver con lo que la paraestatal tendrá que pagar en el futuro.
Dijo desconocer cuánta energía se ha perdido en pactar que la reforma petrolera no toque la Constitución y evite en su redacción “las palabras satánicas” contratos de riesgo, y sostuvo que en el primer caso, “la mitología nacionalista”, el petróleo y Pemex son parte de la economía real del país, pero son sobre todo “emblemas de nuestra nacionalidad imaginaria”.
Al participar en el Foro de Debate sobre la Reforma Energética, Aguilar Camín dijo a senadores y diputados ahí presentes que “no solo los contratos de riesgo, sino todos los contratos otorgados por la nación en materia petrolera son inconstitucionales, pues violan a la letra el artículo 27 constitucional”, que prohíbe expresamente dichas concesiones.
“Si de lo que se trata es de defender y cumplir la Constitución tal como está, podemos empezar hoy mismo cancelando, por inconstitucionales, todos los contratos que Pemex ha celebrado con terceros”, subrayó.
En una ponencia llena de ironía y muy rica en el manejo del lenguaje, el también periodista admitió ser portavoz de muchos mexicanos “que no sabemos muy bien de lo que se está hablando”, en cuanto a la reforma energética, y dijo que como la abrumadora mayoría de los 110 millones de mexicanos “dueños nominales del petróleo, no sé lo que sucede en Pemex”, y por tanto se negó a formular propuestas para el fortalecimiento de la empresa.
Y reconocido públicamente ya su falta de conocimiento del tema, Aguilar Camín solicitó al Congreso, “como uno de esos 110 millones de dueños nominales” de Pemex, un informe sobre el destino que han tenido los excedentes petroleros en los últimos años.
Sin embargo, más adelante se arrepintió de su postura inicial y sostuvo que Pemex requiere de un ente regulador autónomo; de una actualización de las leyes y reglamentos; un Consejo de Administración independiente y, sobre todo, rendir cuentas periódicas, ordenas y transparentes a los poderes públicos.
Nota de Luciano Franco, Crónica, 16 de mayo.
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