Aquellos que se oponen a la reforma energética representan un falso nacionalismo y un eco de resentimiento por la derrota electoral del 2006, dijo el presidente del Partido Acción Nacional (PAN), Germán Martínez, quien advirtió que Pemex no debe ser botín ni rehén de nadie.
El líder nacional del PAN aclaró que aun cuando se busca transformar a Pemex para que funcione como una empresa privada, esto no quiere decir que el gobierno del presidente Felipe Calderón pretenda realizar la transferencia a particulares de los activos de la paraestatal o del dominio de la renta petrolera.
Las iniciativas de reforma pretenden hacer de Pemex una empresa a la altura de la petrolera brasileña Petrobras o de la noruega Statoil, indicó.
"Es una propuesta que no está construida desde el egoísmo de la renta electoral inmediata, está hecha como se debe hacer una política pública", enfatizó Germán Martínez.
Los cambios legales propuestos tienen como finalidad permitir la participación de privados a través de la figura de prestación de servicios que se pagan con efectivo.
Lo que no es correcto es que "ningún partido tiene derecho de perder el patrimonio nacional con rabietas, leyendas ni consignas de ocasión", puntualizó.
Para aquellos que defienden el petróleo bajo una bandera de un falso nacionalismo, dijo, esto se ha vuelto un problema nocivo y hasta inútil.
El líder nacional del PAN aclaró que aun cuando se busca transformar a Pemex para que funcione como una empresa privada, esto no quiere decir que el gobierno del presidente Felipe Calderón pretenda realizar la transferencia a particulares de los activos de la paraestatal o del dominio de la renta petrolera.
Las iniciativas de reforma pretenden hacer de Pemex una empresa a la altura de la petrolera brasileña Petrobras o de la noruega Statoil, indicó.
"Es una propuesta que no está construida desde el egoísmo de la renta electoral inmediata, está hecha como se debe hacer una política pública", enfatizó Germán Martínez.
Los cambios legales propuestos tienen como finalidad permitir la participación de privados a través de la figura de prestación de servicios que se pagan con efectivo.
Lo que no es correcto es que "ningún partido tiene derecho de perder el patrimonio nacional con rabietas, leyendas ni consignas de ocasión", puntualizó.
Para aquellos que defienden el petróleo bajo una bandera de un falso nacionalismo, dijo, esto se ha vuelto un problema nocivo y hasta inútil.
Nota de Margarita Palma y Mauricio Rubí, El Economista, 14 de mayo.
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