Lula da Silva fustiga a los europeos

LIMA.— Los ecos de una de las cumbres más apagadas pero “más fructífera” —para muchos de sus participantes— de los últimos tiempos, se escucharon ayer en las negociaciones de los diferentes bloques comerciales sudamericanos y la Unión Europea (UE) y en la cerrada defensa que el presidente de Brasil, Luiz Inacio Lula da Silva, hizo de su proyecto de producir biocombustibles.
Los amplios salones del bello Museo de la Nación fueron el escenario de las febriles corridas de las comitivas, que iban de una reunión bilateral hacia otra, mientras Lula, quien ayer inició una visita oficial a Perú, acusó a la UE de haber evitado durante la cumbre cuestionar el aumento de precio del petróleo o la crisis de los créditos subprime en Estados Unidos, como en cambio sí lo hacen con Brasil, país al que responsabili-zan por el incremento en el pre-cio de los alimentos.

“Ahora nosotros somos los responsables del aumento de los precios de los alimentos, pero ayer no vi a ningún compañero europeo criticar el aumento del precio del petróleo”, se defendió el mandatario brasileño al inaugurar un seminario de Oportunidades Comerciales entre empresarios de Perú y Brasil.

Desde el comienzo de la cumbre, la diplomacia brasileña había presionado para que en la declaración final se cuestionara el desarrollo del etanol y, principalmente el impulso que la Comisión Europea (CE) pretendió darle al proyecto Euroclima, que chocaba con la política brasileña hacia el Amazonas y que la semana pasada se saldó con la renuncia de la ministra de Medio Ambiente, Marina Silva —ecologista y colaboradora del asesinado Chico Mendes—, quien está en contra del modelo de desarrollo que defiende el gobierno.

A su llegada aquí, Lula había criticado a la UE al decir que “quieren descontaminar el planeta y cuando nosotros proponemos un combustible más limpio, se oponen”.

Ayer, cuando ya la mayoría de los participantes a la cumbre habían abandonado Lima, Lula volvió a la carga al decir que “me extrañó que ningún europeo hablase ayer de la crisis de las hipotecas y la verdad es que los bancos europeos también tuvieron pérdidas muy grandes”, puntualizó.

Acuerdos bilaterales con Perú, a quien elogió “el grado de inversión que recibió Perú al igual que Brasil” lo definió como “el camino correcto”, y una reunión con el presidente anfitrión Alan García, ocuparon la primera jornada de Lula aquí. Incluso ambos mandatarios, que se conocen de las reuniones de la Internacional Socialista en la década de los 80, se mostraron sonrientes tocando “un cajón” (instrumento peruano), en uno de los salones del Palacio de Pizarro (sede de gobierno).

Todo eso mientras, en el museo, las reuniones de la CAN y la UE y de esta última con el Mercosur, dejaban a buen resguardo las diferencias y las trabas que desde hace años obstaculizan sendos acuerdos comerciales.

Precisamente en la del Mercosur, presidida por Cristina Kirchner, los representantes brasileños (no participó Lula) quedaron expuestos como los que buscan cerrar un acuerdo bilateral por fuera del bloque. Casi igual que la posición de Colombia y Perú, con el resto de la Comunidad Andina de Naciones (CAN), lo que a la postre terminó siendo una especie de salvas de fogueo, un final de cumbre que careció de peso y de escándalos.

Nota de José Vales, corresponsal, El Universal, 18 de mayo.


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