SAN JOSÉ.— Los vínculos del gobierno de Nicaragua con las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) volvieron a tensar los nexos con Colombia.
Con un fuerte reclamo diplomático, Bogotá aseguró que fue engañada por Managua, al denunciar que el gobierno nicaragüense le pidió permiso para que una aeronave del Ejército volara el domingo anterior sobre territorio colombiano, con personal oficial en ruta hacia Ecuador, pero que el vuelo fue para llevar a las colombianas Martha Pérez y Doris Torres, presuntamente ligadas a las FARC, de Quito a Managua.
El canciller de Colombia, Fernando Araujo, se mostró sorprendido de que para transportar a las colombianas “sospechosas de pertenecer a grupos terroristas” para asilarlas en Nicaragua, se usara un avión militar de ese país.
Colombia reclamó que la autorización a la nave fue extendida “bajo el supuesto de que su misión era el traslado de personal en gira oficial” a Ecuador. Se trata, adujo, de un “acto inamistoso de amparo a personas sospechosas de apoyar a grupos terroristas”, por lo que se declaró “profundamente preocupado por este flagrante abuso del principio de buena fe”.
Nicaragua adujo que por “razones humanitarias” concedió asilo a las dos mujeres, heridas en el ataque del ejército de Colombia contra un campamento de las FARC en Ecuador, el 1 de marzo.
El vicecanciller nicaragüense Valdrack Jaentschake dijo que el gobierno tiene una “responsabilidad ética” con luchadores de otros países. “Los luchadores sandinistas siempre tuvimos la solidaridad de Latinoamérica y el mundo”, cuando la guerrilla del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) combatía a la dictadura somocista, derrocada en 1979, añadió.
La ministra de Gobernación de Nicaragua, Ana Isabel Morales, ratificó que ni Morett ni las colombianas serán extraditadas a Ecuador, cuya fiscalía general ordenó el miércoles su captura y prisión preventiva por delitos contra la seguridad ecuatoriana. Las tres están protegidas por “el asilo” de Nicaragua, reafirmó.
Con un fuerte reclamo diplomático, Bogotá aseguró que fue engañada por Managua, al denunciar que el gobierno nicaragüense le pidió permiso para que una aeronave del Ejército volara el domingo anterior sobre territorio colombiano, con personal oficial en ruta hacia Ecuador, pero que el vuelo fue para llevar a las colombianas Martha Pérez y Doris Torres, presuntamente ligadas a las FARC, de Quito a Managua.
El canciller de Colombia, Fernando Araujo, se mostró sorprendido de que para transportar a las colombianas “sospechosas de pertenecer a grupos terroristas” para asilarlas en Nicaragua, se usara un avión militar de ese país.
Colombia reclamó que la autorización a la nave fue extendida “bajo el supuesto de que su misión era el traslado de personal en gira oficial” a Ecuador. Se trata, adujo, de un “acto inamistoso de amparo a personas sospechosas de apoyar a grupos terroristas”, por lo que se declaró “profundamente preocupado por este flagrante abuso del principio de buena fe”.
Nicaragua adujo que por “razones humanitarias” concedió asilo a las dos mujeres, heridas en el ataque del ejército de Colombia contra un campamento de las FARC en Ecuador, el 1 de marzo.
El vicecanciller nicaragüense Valdrack Jaentschake dijo que el gobierno tiene una “responsabilidad ética” con luchadores de otros países. “Los luchadores sandinistas siempre tuvimos la solidaridad de Latinoamérica y el mundo”, cuando la guerrilla del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) combatía a la dictadura somocista, derrocada en 1979, añadió.
La ministra de Gobernación de Nicaragua, Ana Isabel Morales, ratificó que ni Morett ni las colombianas serán extraditadas a Ecuador, cuya fiscalía general ordenó el miércoles su captura y prisión preventiva por delitos contra la seguridad ecuatoriana. Las tres están protegidas por “el asilo” de Nicaragua, reafirmó.
Nota de José Meléndez, La Jornada, 18 de mayo.
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