Este día, las demandas de salario y empleo cedieron su lugar a la alerta sobre el “peligro” en que se encuentra toda la clase laboral si se modifica la Ley Federal del Trabajo (LTF) y, a pesar de las diferencias entre las organizaciones, hubo una gran coincidencia: “O nos unimos o el día de mañana nos arrepentiremos” de no haber defendido la Constitución.
En el Zócalo, contingentes de electricistas, telefonistas, trabajadores del Seguro Social y del Instituto Mexicano del Petróleo, tranviarios, mineros, universitarios e incluso la priísta Confederación Nacional Campesina (CNC), entre muchos otros, llegaron marchando desde el Monumento a la Revolución. Una pequeña pancarta parecía definir el sentir obrero en este Día del Trabajo: “¿Qué festejamos?”
No faltaron los cohetones ni los monigotes de Mouriño y Calderón, que recibían rechiflas de los manifestantes. Pero este año las mantas en su mayoría cuestionaban las reformas; la movilización además cambió porque algunos contingentes marcharon alrededor del Zócalo, en lugar de permanecer en la plancha durante el mitin. No obstante, la plaza se vio colmada de trabajadores que portaban camisetas blancas o rojas contra la Ley del ISSSTE, la privatización energética y la que ya se conoce como “reforma Lozano”.
Uno de los contingentes más numerosos fue el del Sindicato Mexicano de Electricistas, cuyo dirigente, Martín Esparza, al tomar el micrófono preguntó a los trabajadores si estaban dispuestos a que “la renta petrolera se la lleven las trasnacionales, a que Pemex se comparta con los inversionistas extranjeros o a dejar que los chinos vengan a hacer el trabajo de los mexicanos”. La respuesta fue un “¡nooo!” multiplicado por miles de voces.
Fue este dirigente el que planteó que los trabajadores llevarán a cabo su propia resistencia civil pacífica en contra de la reforma energética, y quien dijo que “si pasa la reforma petrolera, pasará también la laboral”, vendrán por lo Ley Federal del Trabajo, por los contratos colectivos para acabar con el sindicalismo y aumentar la explotación laboral, por lo que llamó a reflexionar sobre la unidad de las dirigencias porque, dijo: “El enemigo no está entre nosotros, está en Los Pinos”.
El primero en hablar en este acto fue Valdemar Gutiérrez Fragoso, secretario general del Sindicato Nacional de Trabajadores del Seguro Social (SNTSS), quien advirtió que este día “no es motivo de fiesta, sino de resistencia indignada” para defender los derechos que se conquistaron con sangre y luchas.
Advirtió que hoy está en peligro la Ley Federal del Trabajo, ya que el gobierno quiere arrebatar al movimiento obrero sus conquistas centrales, y dijo que si “los golpes legislativos, los golpes elitistas y de la alta burocracia se han dado, es porque no hemos podido ocupar esos espacios o porque se los hemos dejado a los viejos intereses charros del sindicalismo mexicano”. Planteó que el SNTSS asume la defensa de las industrias petrolera y eléctrica, está contra la ruta de la “flexibilización salvaje” y también para decirle a los “autistas” del gobierno que el movimiento obrero “está en el límite”.
Por su parte, Carlos Pavón, secretario de Acción Política del sindicato minero, reiteró al secretario del Trabajo, Javier Lozano, la invitación para que deje su escritorio y visite las tres minas en huelga –Cananea, Sonora; Taxco, Guerrero, y Sombrerete, Zacatecas–, y así verifique las pésimas condiciones de seguridad e higiene industrial existentes. Dijo que el gremio minero llega a este primero de mayo “enmedio de una de las más difíciles luchas en la historia de nuestro sindicato”.
Los líderes de los telefonistas, Francisco Hernández Juárez, y del STUNAM, Agustín Rodríguez, no tomaron la palabra. Sin embargo, en entrevista, el segundo reconoció que el sindicalismo mexicano llega “pulverizado” a esta conmemoración por las diferencias que existen entre las organizaciones. Planteó que esto “debilita” a los sindicatos y por ello se tienen que proponer acciones conjuntas para retomar la unidad.
Durante la marcha se pidió justicia por los cuatro estudiantes mexicanos asesinados por el ejército colombiano en Ecuador justamente hace dos meses. Familiares y amigos de Natalia Velázquez, Fernando Franco, Soren Avilés y Juan González se sumaron a la movilización, junto con estudiantes de UNAM e IPN.
A su vez, Ezequiel Rosales Carreño, secretario de Organización de la sección 22 del SNTE en Oaxaca, convocó a la creación de un frente único y a realizar una huelga política nacional, y aseguró que, como magisterio democrático, se sumarán a las acciones promovidas por las organizaciones integrantes del Diálogo Nacional. Dijo además que la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación “se prepara con todo para participar en la defensa del petróleo y para echar abajo la nefasta Ley del ISSSTE”.
Jorge Cázares, de la sección 18 del SNTE en Michoacán, afirmó que es momento de que “nos movilicemos con la Convención Nacional Democrática, con Andrés Manuel López Obrador, con el Ejército Zapatista de Liberación Nacional, con los pueblos originarios, con intelectuales y empresarios nacionalistas”, para la defensa del país.
Nota de Carolina Gómez, Patricia Muñoz, Laura Poy y Emir Olivares, La Jornada, 2 de mayo.
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